PODEMOS, LA
EXTREMA IZQUIERDA Y LAS LÓGICAS DE RESISTENCIA
KAOSENLARED.NET
Algunas reflexiones sobre el huracán que ha supuesto Podemos.
¿Saben en qué coinciden Javier Parra (secretario General del
PCPV), Francisco Maruhenda (director de La Razón), Ignacio Escolar (director de
El Diario.es) y Vladimir Sidorenko Zaitsev (un joven en Facebook con el rostro
de Stalin como foto de perfil)? En su animadversión visceral hacia Podemos, sea
en su versión más ultra (Parra y Maruhenda desde la izquierda y la derecha respectivamente)
o sea en su versión más soft con Escolar publicando el último chismorreo de la
Complutense que de alguna manera frene el derrumbe de su divo y señor Pedro
Sánchez (alias Ken, el novio de Barbie). Es bastante significativo que se odie
a Podemos desde posiciones tan radicalmente enfrentadas. Es significativo pero
comprensible: la izquierda occidental lleva demasiadas décadas paralizada en el
pozo de la derrota, tantas que la más tenue luz al final del túnel le quema las
pupilas. Y cuando hay dolor la agresividad y la animadversión son los instintos
naturales que afloran. La derrota permanente duele pero es estable, segura y
hasta cómoda si no son tus huesos los que dan en una celda o debajo de un
puente con tu familia porque has sido desahuciado (que no suele ser el caso de
los que apelan a la hoz y el martillo como generadores de identidad). La
victoria (o la posibilidad de victoria) es caminar sobre arenas movedizas,
muchas contradicciones y sobre todo muchas dudas, inseguridades y certezas a
medias. Primero un señor llamado Erich Fromm nos demostró que el miedo a la
libertad es el miedo más y mejor incrustado de todos; después un tal Marcuse
puso de manifiesto que «una ausencia de libertad cómoda, suave, razonable y
democrática, señal de progreso técnico, prevalece en la civilización industrial
avanzada». La izquierda lleva tanto tiempo en la seguridad y el confort de la
derrota que asomarse al precipicio de la victoria (no hay victoria sin escalar
a las alturas) le produce náuseas, el mareo de lo desconocido, de lo incierto,
de aquello en lo que la identidad y los símbolos se diluyen como lágrimas en la
lluvia: el replicante Roy Batty nos recuerda que vivir con miedo es ser un
esclavo.
Resistir es vencer es un bello eslogan, pero en el mundo real, resistir
es estar jodido, resistir es permanecer en el limbo de la derrota permanente
porque en política no hay tablas, o se gana o se pierde. Si los palestinos
tuvieran cazabombardeos F16 pasarían al ataque: resisten porque no tienen más
remedio. Algunos siguen sin entender que los parlamentos burgueses únicamente
sirven si nuestro proyecto es el más votado. Hay dos formas de transformar las
cosas y mejorar la vida de las personas; una es la vía insurreccional, otra es
alcanzar mayorías electorales para poder legislar. Y por desgracia no veo una
insurrección en marcha. Es decir, hay que llegar al gobierno, como sea pero hay
que llegar (que no es lo mismo que tomar el poder): ser oposición parlamentaria
es pura ilusión y la constatación visual y política de la derrota. También es
un mecanismo que simula pluralidad y un horno de siglas: las quema hasta
hacerlas inservibles. Por ello ningún proyecto ganador situado a la izquierda
del bipartidismo puede tener demasiados años de existencia, un proyecto ganador
tiene que ser nuevo, tiene que acumular victorias y no derrotas. ¿Alguien cree
que Izquierda Unida con 20 años a sus espaldas puede ser un proyecto ganador?
No lo creen ni algunos de sus dirigentes, por eso Alberto Garzón (que es más
listo que el hambre) habla abiertamente de sacrificar las siglas en aras de un
proyecto aglutinante, por ello ya está sucediendo vía Ganemos. Incluso Podemos
pese a su ascenso fulgurante tiene sólo dos o tres balas en la recámara y si no
logra alcanzar cotas de gobierno en un breve periodo de tiempo (debe de ser en
las próximas generales), corre el riesgo de desinflarse y terminar cooptado por
la lógica electoral del régimen: la ilusión es un estado mental que no puede
perpetuarse sin resultados. Dice Errejón que el combate es de ajedrez y no de
boxeo, cuidado porque la paciencia es un don que brilla por su ausencia entre
las multitudes, especialmente entre las más desposeídas: en una sociedad
esclava de la inmediatez y las prisas, es preferible un K.O. que tumbe al rival
que vencerlo por agotamiento y desgaste.
El problema es que la izquierda lleva demasiado tiempo perdiendo
y quemando siglas, atrapada en esa lógica de la resistencia a la que se ha
acostumbrado, por ello sale al ring cabizbaja y sin esperanzas. La derrota se
gestiona muy bien porque siempre tiene culpables. Y por supuesto nunca somos
nosotros mismos: echaremos la culpa a los medios de comunicación, el
revisionismo, Carrillo, Los Pactos de la Moncloa… o a que la gente es idiota y
está aborregada. La lista es tan larga como variopinta. Gestionar la victoria o
la posibilidad de victoria es harina de otro costal. Pongamos un ejemplo
práctico.
Somos un pequeño partido, colectivo o asociación y organizamos
una charla sobre Cuba, los presos políticos saharahuis o qué sé yo, el día a
día en Corea del Norte lejos de la visión distorsionada de los grandes medios.
Nos reunimos en un local 40 u 80 personas, 200 a lo sumo si viene un invitado
relevante. La cosa fluye, la gente participa y la charla es todo un éxito.
Genial, pero organizar un proyecto que le disputa el bipartidismo al PSOE no es
la misma liga, ni siquiera es el mismo deporte. Y viendo cómo reacciona cierta
izquierda (como lo que es, un animal herido) al auge de Podemos, los
freudomarxistas de Frankfurt están de rabiosa actualidad: el miedo a escapar de
las lógicas habituales y las cómodas rutinas se erige como principal obstáculo
en el camino hacia la emancipación. Llevamos tanto tiempo siendo oposición que
la más mínima posibilidad de gobierno nos produce vértigo. Nuestro subconsciente (que es conservador por
naturaleza, un conservadurismo biológico) nos dispara los mecanismos de defensa
cuando se perturba nuestro rutinario y ya casi natural rol de resistentes. Un
rol insertado en un mapa de micro-resistencias dispersas perfectamente
asimilado por el sistema e incluso necesario para su perfecto funcionamiento.
¿Habéis visto alguna vez a una persona sufriendo vértigo? Es algo horrible.
Una de las acusaciones más recurrentes hacia Podemos es que se
trata de un proyecto auspiciado por los grandes medios de comunicación vía una
operación encubierta en la que la reciente formación ejercería de cortafuegos
diseñado por el sistema para frenar las justas y revolucionarias aspiraciones
de unas masas que todo lo pueden y que como es obvio, estaban a puntito de
asaltar los cielos antes de la llegada de Podemos. La lógica es la siguiente:
si los grandes medios temieran a Podemos lo vetarían en sus platós, el sistema
no promociona a sus sepultureros, por tanto Podemos es inofensivo y un
cortafuegos. El argumento puede tener sentido pero un análisis profundo de las
relaciones de producción capitalistas revelaría que afirmar tal cosa es una
estupidez suprema y ponerse un cartel en la frente que reza: desconozco por
completo las lógicas mercantiles que rigen el sistema de libre mercado. El
capitalismo tiene una función primaria básica y no es la de perpetuarse sino la
de obtener beneficios, por eso al margen de genocida, es también un sistema
suicida. Como dice Michael Moore, es un sistema capaz de venderte la soga con
la que lo vas a ahorcar. Por eso vende camisetas con la cara del Che. Por eso
el coletas va a las tertulias, sencillamente genera audiencia, así lo reconoció
Jesus Cintora (Las mañanas de Cuatro).
Bajo esta óptica binaria que nos dice que el sistema nunca daría
espacio a sus sepultureros ¿cómo explican los guardianes de la fe que
superficies como El Corte Inglés o la Fnac vendan El estado y la Revolución de
Lenin o El Manifiesto comunista de Marx y Engels? ¿Grupos como RATM o Public
Enemy son inofensivos y un cortafuegos porque se venden en las grandes
superficies? No: La Fnac vende a Lenin y a RATM porque generan beneficios.
Otro de los argumentos estrella son las supuestas similitudes
entre el ascenso del PSOE del 82 y el reciente ascenso de Podemos, ciertamente
hilarante. Para empezar a Podemos lo financia la gente, no una central de
inteligencia y el SPD alemán en un Congreso de Suresnes. El paralelismo es
grave, hiriente y completamente insultante. El PSOE es régimen,
privatizaciones, contratos basura, reconversión industrial, puertas giratorias,
OTAN y violación flagrante de los Derechos Humanos vía la guerra sucia y los
GAL; ver paralelismos sólo puede producirse en mentes enfermas o demasiado
morbosas. Por otra parte, comparar a Pablo Iglesias y Errejón con Guerra y
González porque «seguro que nos van a traicionar», es (además de ser un maldito
agorero pesimista) pura política ficción, especulación y conjetura. A no ser
que nuestros guardianes de la fe tengan algún poder de tipo sobrenatural que
les permita visualizar el futuro mediante un bola mágica de cristal. Entonces
el lugar de estos agoreros no estaría en las filas del marxismo sino
compitiendo con Sandro Rey ya que, no deja de ser interesante ver a rudos defensores
del materialismo histórico comportándose como oscurantistas y parapsicólogos.
En este sentido, llama poderosamente la atención la relación díscola de cierta
extrema izquierda con algunos medios: normalmente publicaciones como el
Diario.es o El Confidencial son “publicaciones burguesas al servicio del
capital y la socialdemocracia más abyecta”, siempre y cuando no publiquen algo
en contra de Podemos, entonces se convierten en el Pravda y su palabra va a
misa. ¿En qué quedamos? ¿Mienten o no mienten los medios? ¿O mienten sólo
cuando nos interesa?
Pero sin duda mi estigma favorito es el que dice que Podemos
oculta su ideología y se empeña en ocultar que es de izquierdas.No les voy a
mandar a leer el programa porque sería muy obvio pero no deja de resultar
perturbador que sea el más empleado por los ortodoxos pues ni Lenin, ni Stalin,
ni Mao, ni Castro ni cualquier otra figura revolucionaria se autoproclamó nunca
‘de izquierdas’, en más, en muchos casos nos advirtieron sobre los peligros del
izquierdismo. El problema es que muchos de los guardianes de la fe reducen las
figuras revolucionarias a simples autores teóricos, descuidando que también era
agitadores políticos. El Lenin autor nos habla de materialismo y
empiriocriticismo pero el Lenin agitador es obvio que no se dirigía a las masas
en términos filosóficos sino muy terrenales: Pan, Paz y Trabajo. Fue Fidel
Castro el que en 1959 proclamó a los cuatro vientos aquello de: “We are not
communist”. ¿Por qué? ¿Porque era un maldito traidor que ocultaba su ideología?
No, por pura táctica, porque era lo que convenía para asentar el proceso
revolucionario puesto en marcha. De hecho muchos de los hoy defensores de la
revolución bolivariana, lapidaron a Chávez en sus primeros años de mandato: es
cierto que su discurso distaba mucho de la retórica socialista y parecía más
bien un proyecto exclusivamente nacionalista. ¿Dónde estaba Willy Toledo en el
98? Como yo, con la lupa y las fuerzas puestas en cualquier otro sitio menos en
Venezuela, aquello era otro caudillo más latinoamericano que resultaba de lo
menos atractivo a la izquierda europea, como de costumbre ensimismada en sus
derrotas. Me refiero a cuando Chávez decía en televisión que Cuba era una
horrible dictadura, el mismo que luego llenó el país de médicos cubanos.
¿Estaba loco? No, era pura táctica electoralista. El caso de Willy Toledo
también es significativo, de traidor a la causa por apoyar a Podemos, a nuevo
héroe de la clase obrera por bajarse del barco. Para mí siempre será un ejemplo
esté donde esté y estoy seguro de que, si todo marcha como debe marchar, no
tardará en volver a subirse al barco.
Indignados, los guardianes de la fe, saltarán a mi yugular
argumentando que cómo cometo la osadía (el sacrilegio) de comparar al coletas
con Lenin, Castro o el resto de apóstoles y traedores de la doctrina verdadera.
Nada más lejos de la realidad, no es mi intención comparar a Pablo Iglesias con
tan magnas y sagradas figuras (a las que guardo reverencia y culto como el que
más), sólo pretendo ilustrar el hecho tacticista y que, históricamente, nadie
vence poniendo todas las cartas descubiertas sobre la mesa.
Entonces tenemos un partido laico, republicano, que aboga por el
derecho a decidir (aborto, independencia, etc), por la nacionalización de los
sectores estratégicos y una banca pública, por un parque de alquiler social,
por expropiar pisos vacíos a los bancos, por una auditoría pública de la deuda,
por presión fiscal a los ricos, por la salida de la OTAN, por un antifascismo
institucional con memoria y reparador, por una reapropiación de lo público en
sanidad, educación, justicia, etc. Un partido dirigido por gente que viene de
las Juventudes Comunistas, de Contrapoder, de La Tuerka, de Génova 2001 y los
tutti bianchi, de asesorar y trabajar codo con codo con los procesos
transformadores latinoamericanos. Pues bien, se da la circunstancia de que
además ese partido ahora mismo está apunto de disputarle la hegemonía al
bipartidismo y borrar al PSOE de la faz de la tierra.
¿Y qué dice la extrema izquierda? que es que no dicen que sean
de izquierdas, que si los financia La Sexta, que es disidencia controlada, que
Roures y Lara… La luz del túnel penetra cada vez con más claridad, lo que hace
que cierta izquierda sufra de vértigo, vómitos y mareos: son demasiados años
acostumbrados a la oscuridad.
La Historia de este país se retuerce ante vuestras narices y lo
más sensato que se os ocurre decir es que la financia Cuatro. Lo más gracioso
es cuando les preguntas por qué, desde un punto de vista estrictamente marxista-leninista,
los comunistas no deberían estar en un movimiento de masas como Podemos. Las
piruetas teóricas son para grabarlas en vídeo y mandárselas en un Delorian a
Stalin en 1936. Les ocurre como con el 15M: les parecía light y desclasado pero
por supuesto no movieron un dedo y nunca participaron dentro para
radicalizarlo. Es más fácil organizar una charla sobre Corea del Norte que
organizar un movimiento de masas ¿verdad?
Lo que ya es el colmo y la cumbre del despropósito es que
defensores de Cuba y la URSS acusen a Podemos de verticalidad en su
organigrama, de blindar al grupo promotor o de jerarquía. Pero a ver guardianes
de la fe, ¿creemos en las vanguardias y en el centralismo democrático o cuando
vemos que funcionan nos hacemos pipí en los pantalones? «No, pero es que venden
la moto de la horizontalidad y el asamblearismo». Ya claro, pero es que si
hablaran en público de la necesidad de una vanguardia y de hoces y martillos
como hacéis vosotros, sencillamente les pasaría como a vosotros: que no los
apoyaría ni el tato. Y si mañana me pregunta El País sobre Podemos diré sin
sonrojarme que Podemos lo hace la gente y es profundamente horizontal. Y si me
recuerdan este artículo me indignaré acalorado: calumnias de la casta temerosa
de perder sus privilegios. Supongo que a estas alturas os habréis dado cuenta
de que este artículo va dirigido a la extrema izquierda y no a la gente
corriente, es que me va la marcha. Lo más hiriente es que la vanguardia está
ahí (sería un error de bulto negarlo) pero es que además es elegida mediante
procesos democráticos, ahí están las votaciones y la masiva participación:
Podemos es una deliciosa paradoja democrático-leninista.
Cuando algunos argumentan que el grupo promotor se ha blindado
(blindado por la gente y no olvidemos que queda la Gran Asamblea de Otoño) ¿qué
alternativa proponen? Más poder para los círculos nos decía Echenique. Así en
abstracto queda muy bien pero yendo a lo concreto tenemos al Círculo de
Benicalap que se manifiesta junto a España 2000 contra la construcción de un
centro social para drogodependientes porque ‘llenará el barrio de gentuza’.
Tenemos al falangista Manuel Vallejo en el Círculo de Estepona. Tenemos al
Círculo Nudista que cuando Pablo marcha hacia Palestina, le pide que entable
amistad con las organizaciones nudistas israelíes. Tenemos también al Círculo
Ciencias que opina mayoritariamente que no hay que hacer boicot académico a
Israel y que la ciencia es neutra (mother of God). Y cuentan que en Podem Sueca
debaten acaloradamente si hay que apoyar la educación pública o la concertada.
Y los reptilianos y anti-chemtrails. Todo ello sin mencionar las hordas de
arribistas y veletas de toda índole que se acercan a los círculos al calor de
las municipales con ganas de conseguir un puesto en la administración. O los
quicemeros, esos que creen que la historia política de este país empezó un 15
de mayo y todo lo anterior ni vale ni cuenta. Yo la verdad es que viendo el
panorama me quedo con el grupo promotor, término que por cierto se vende mucho
mejor que comité central. Al final resulta que no hay vieja o nueva política:
la postmodernidad no inventa ni trae nada nuevo, únicamente renombra y cambia
la terminología. Somos presos absolutos de la semiótica estructuralista,
cambian los significantes no el significado. Para los que no pasaron de Marx y
Lenin: el signo lingüístico es el vínculo más relevante dentro de los procesos
comunicativos humanos, está formado por el significante (la imagen acústica) y
por el significado (la idea que se forma en la mente respecto a cualquier
palabra). Por ello CASTA (o burguesía, oligarquía o clase dominante) es el
significante y LOS MALOS (o esa panda de mamones que nos ponen la bota en la
cara) son el significado. Por eso funciona aunque moleste a los patriotas de las
siglas y los significantes. Por eso el programa de Podemos es de izquierdas
aunque sus dirigentes prefieran no entrar al trapo en una cuestión que
únicamente beneficia al enemigo. De hecho la derecha más recalcitrante está de
los nervios y deseando que Podemos enarbole la bandera de la extrema izquierda.
El problema es que los dirigentes de Podemos son más listos que el hambre y no
van a caer en la trampa. ¿Y darle el gusto a Esperanza Aguirre? ¿Veis como eran
bolivarianos? Qué va.
La dicotomía izquierda-derecha es un campo de análisis, no una
herramienta. Por otra parte, ¿qué sentido tendría fustigarse con el látigo de
soy más de izquierdas que nadie si ya existen un montón de partidos a la
izquierda de la extrema izquierda? Es más, les va tan maravillosamente bien que
quizá deberíamos robarles la idea….
Y por supuesto que hay un montón de gente decente trabajando en
los círculos pero muchos en la extrema izquierda están deseando con todas sus
fuerzas que se cuele algún veleta, que surja un concejal xenófobo, que en algún
círculo alguien meta la mano en la caja… para así desde su urna de pureza
marginal gritar aquello de «te lo dije». Lo están deseando. Están asustados
sufriendo de vértigo por culpa del huracán que ha supuesto Podemos y sus
consecuencias (Guayem, Ganemos, primarias, etc). Están desubicados, perdidos,
nerviosos. No saben a quién acudir y quieren que todo vuelva a la normalidad,
quieren que todo vuelva a ser como antes, como debe ser, como siempre fue.
Desean regresar a sus cómodas rutinas, predecibles pero seguras: quieren que
Monedero e Iglesias vuelvan a sus clases y no hagan política, como mucho que se
dediquen a lo que siempre se dedicaron los profes progres: presentar sus libros
en la facultad y a teorizar. Quieren a Ada Colau recibiendo hostias en los
desahucios y no legislando contra los bancos. ¿Qué es eso de que un movimiento
social se haga fuerza política? Un movimiento social debe de ser movimiento
social at infinitum y está ahí para resistir y convocar manis. A dónde vamos a
llegar… Y quieren a las juventudes comunistas (sean del partido que sean)
organizando charlas sobre Corea del Norte para cuatro frikis en la facultad
despotricando contra la cúpula y elogiando a las bases. Que todo vuelva a la
normalidad. Lo que siempre hemos sido la extrema izquierda joder, ¿tanto cuesta
de entender? Por último desean que la gente normal se dedique a lo de siempre,
a comentar el fútbol y Sálvame. ¿Qué es eso de hacer política? Eso está
reservado para unos pocos elegidos bendecidos con la varita mágica de Marx. En
definitiva, que todo vuelva a su curso y podamos seguir retroalimentando
nuestra identidad: recibir palos en manis, ser oposición minoritaria y el 14 de
abril sacar la tricolor, actividades que siempre se nos dieron muy bien.
Pues mucho me temo que tengo malas noticias y volviendo al dulce
caos y para terminar, no es ni bueno ni malo que el proyecto se llene de
arribistas y veletas, es sencillamente inevitable porque se trata de un
proyecto ganador. Por eso la batalla va a ser ardua. Por eso Pedro Sánchez
alias Ken diseñará con el PP un pacto de estado anti Podemos de la misma forma
que modificaron la constitución para vender la soberanía a la Troika. Por eso
los viejos militantes y los comunistas (los que saben que había luchas antes del
15M) deben permanecer en Podemos, poniendo su experiencia al servicio de un
proyecto transformador. Por eso necesitamos a muchos Willys Toledo en Podemos.
Insistimos: la unidad popular no es la unidad de la izquierda, ni la unidad de
las siglas, ni mucho menos Podemos. Es algo que trasciende el mismo espectro
electoral, es el pueblo (con sus contradicciones, miedos y virtudes) caminando
en bloque hacia victoria, escapando de esas rutinas y lógicas de resistencia
que perpetúan el statu quo existente. La Unidad Popular llega cuando se asume
(al más puro estilo Otegi) que no hemos nacido para resistir, sino para vencer.
Dicen desde CJC que «es la oligarquía quien hace la campaña a
Podemos», afirmación un tanto ruborizante tras descubrir que la última reunión
oligárquica en la que participó el recientemente fallecido Emilio Botín, habló
sin tapujos de neutralizar a Podemos a toda costa. Al mayor oligarca español le
preocupaba el ascenso de Podemos, no la CJC. ¿Quién es la amenaza para el
sistema y quién el inocuo?
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