¿DE QUÉ
RECUPERACIÓN HABLAN?
ESCRITO POR ÁNGEL LUIS PARRAS
El Gobierno, con Rajoy y Montoro al
frente y con el respaldo de la omnipresente Merkel, sigue sacando pecho. Otra
vez el “España va bien”, otra vez el “Vamos por el buen camino”. Pero, de
nuevo, el país oficial va por un camino y el real por otro. Baste contrastar
algunos datos:
En un país donde 2.306.000 niños (un 27% de la infancia) viven
bajo el umbral de la pobreza (datos de UNICEF) y en el que el 23% de los 13
millones de personas que según el INE viven bajo ese umbral de pobreza tienen
un trabajo, y el 12% son jóvenes con formación, ¿de qué recuperación hablan?
Con cerca de 6 millones de parados (de los que 1,37 millones
llevan en el paro más de tres años) y con 1,58 millones de personas viviendo actualmente
con menos de 199 € al mes, ¿de qué recuperación están hablando?
O cuando hay dos millones de hogares en los que todos sus
miembros están en paro y los desahucios han aumentado un 20% en 2013, con
39.000 familias expulsadas de su domicilio en beneficio de los bancos.
¿Vamos por el buen camino con el miserable Salario Mínimo
Interprofesional (que es la mitad del de países como Bélgica, Francia o
Alemania), del que tienen que vivir 12,5 millones de los asalariados, una
cantidad que se ha duplicado en los últimos años?
Tómese incluso uno de esos datos que recalcan como “positivos”:
se crearon 400.000 empleos, según el último dato de la EPA. Pero, casi la mitad
son temporales, vinculados al período veraniego en sectores como la hostelería
y casi 100.000 son contratos a tiempo parcial. Incluso quienes obtienen un
empleo a tiempo completo y “fijo”, lo hacen con salarios de miseria, de un 50%
del salario medio en el caso de los jóvenes entre 20 y 24 años. Hoy ser
mileurista es un sueño para millones de trabajadores/as.
Hay legiones de licenciados técnicos y de humanidades que no
pueden acceder al mercado de trabajo, lo que explica los alrededor de 300.000
jóvenes formados que han abandonado el país sólo entre 2008 y 2011.
La precarización, que avanzaba durante el "boom"
económico, ha alcanzado tal profundidad y extensión que nos ha llevado a un
cambio cualitativo en las condiciones de existencia de la clase trabajadora.
Estamos, en verdad, ante un nuevo patrón de explotación. La pobreza ya no es
sólo cosa de quienes se quedan sin trabajo.
Al dictado de la Troika (la UE, el FMI y el Banco Central
Europeo), asistimos a una rebaja sistemática de los salarios en sus tres
vertientes: en el salario directo, el indirecto (los recortes en los servicios
públicos como la sanidad y la educación) y el diferido (la reforma de las
pensiones públicas y de las prestaciones por desempleo).
La precariedad en los salarios ha ido de la mano de la
precariedad contractual. Mientras los becarios se convierten en una verdadera
categoría laboral y los contratos de formación llegan hasta los 30 años, los de
tiempo parcial se extienden como una mancha de aceite.
Mediante el chantaje de los 6 millones de parados y la
utilización de la reforma laboral, que ha quebrado el derecho a la negociación
colectiva, se ha ido “legalizando” la arbitrariedad patronal.
Por eso, sí, reconozcámoslo, ¡les va muy bien a los de siempre!,
a los banqueros y a las multinacionales y para ellos habla Rajoy: ¡Vengan!,
traigan sus inversiones a este país de chollo, de modernas infraestructuras y
mano de obra barata y sin derechos, donde el Estado les garantiza impunidad
para sus negocios y el aval del propio Estado para hacerse cargo de pagar las deudas que banqueros y especuladores
contraigan.
Sí, hay algo que recuperar y con urgencia: es la tarea de echar
a este Gobierno de la Troika. Las movilizaciones en la calle deben marcar el
camino en este otoño.
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