EL
CALENTAMIENTO GLOBAL Y LA GUERRA: DOS CRISIS MUNDIALES ÍNTIMAMENTE LIGADAS
AMY GOODMAN Y DENIS MOYNIHAN
Algunas horas después de que 400.000 personas participaran en la
mayor marcha por el clima de la historia, Estados Unidos comenzó a bombardear
Siria y así inició otra guerra. El Pentágono afirma que los objetivos eran
instalaciones militares del Estado Islámico en Siria e Irak, además de un nuevo
grupo terrorista, Khorasan. El presidente Barack Obama está iniciando una nueva
guerra, mientras no hace nada para combatir el cambio climático, que empeora
cada día. El mundo atraviesa dos crisis que están íntimamente ligadas: el
calentamiento global y las guerras. Existen soluciones a ambos problemas, pero
lanzar bombas no es una de ellas.
“En las guerras de hoy, mueren muchos más civiles que soldados;
se siembran las semillas de conflictos futuros, las economías se destruyen; las
sociedades civiles se parten en pedazos, se acumulan refugiados y los niños
quedan marcados de por vida.” Este fue parte del discurso pronunciado en
diciembre de 2009 por el Premio Nobel de la Paz de ese año, el presidente
Barack Obama. Cinco años más tarde, sus declaraciones se parecen a las noticias
que recibimos a diario. El grupo pacifista PinkCode está exhortando al
presidente Obama a que devuelva el Premio Nobel.
En el mismo discurso, Obama afirmó: “El mundo debe unirse para
hacerle frente al cambio climático. Hay pocos científicos que no estén de
acuerdo en que si no hacemos algo, enfrentaremos más sequías, hambruna y
desplazamientos masivos que alimentarán más conflictos durante décadas”. Obama
también sostuvo: “Por este motivo, no son sólo los científicos y activistas los
que proponen medidas prontas y enérgicas; también lo hacen los líderes
militares de mi país y otros que comprenden que nuestra seguridad común está en
juego”.
De hecho, el Pentágono considera desde hace tiempo que el cambio
climático es una gran amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. En su
Examen Cuatrienal de Defensa de 2014, el Pentágono observó que los diversos
efectos del cambio climático “empeorarán otros problemas en el extranjero como
la pobreza, la degradación ambiental, la inestabilidad política y las tensiones
sociales. Estas condiciones pueden dar lugar a la actividad terrorista y a
otras formas de violencia”.
Entonces, cabe preguntarse: ¿por qué no abordar la amenaza del
cambio climático cuando aún estamos a tiempo? Asad Rehman de la federación
ambientalista Amigos de la Tierra Internacional, quien viajó a Nueva York para
participar en la Marcha por el clima, me dijo: “Si podemos conseguir los
billones [de dólares] que conseguimos para financiar conflictos, ya sea que se
trate de una invasión en Irak o Afganistán o ahora para el conflicto en Siria,
estoy seguro de que podemos conseguir los fondos necesarios para lograr la
transformación que se requiere hacer para brindar energía limpia y renovable a
las 1.200 millones de personas que carecen de ella”.
Asad Rehman es un firme opositor del enorme gasto militar.
Durante años fue activista contra la guerra y considera que hay un fuerte
vínculo entre la guerra y el calentamiento global. “El petróleo ha sido una
maldición para la gente de Medio Oriente, ha sido un presagio de los conflictos
y de la violencia; de la destrucción de civilizaciones antiguas y de las vidas
de millones de personas”.
Medea Benjamin, cofundadora de Code Pink, coincide con Rehman.
Benjamin participó en la histórica Marcha por el clima y se sumó a otros miles
de manifestantes al día siguiente para participar en la acción Inundemos Wall
Street (Flood Wall Street), en la que 100 personas fueron arrestadas. Antes de
ir a la Casa Blanca a protestar contra el bombardeo en Siria, Medea me dijo:
“El petróleo es la base de la política exterior de Estados Unidos en Medio
Oriente. Si no fuera por el petróleo de Irak, Estados Unidos nunca hubiera
invadido ese país”.
El martes, más de cien líderes mundiales, junto con
representantes del sector industrial, participaron en una cumbre no vinculante
sobre el clima. La cumbre fue convocada por el Secretario General de las
Naciones Unidas, Ban Ki-moon, con la esperanza de que daría el impulso
necesario para las negociaciones formales sobre el cambio climático que
procuran lograr un compromiso vinculante de los países del mundo para reducir drásticamente
las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el aumento mundial de la
temperatura a 2 grados Celsius. Se considera que un aumento de la temperatura
de 2 grados es el límite máximo de aumento que el planeta, tal como lo
conocemos, puede soportar.
Mientras las negociaciones sobre el clima no tienen mucho éxito
ni atención mediática, el ataque del Presidente Obama contra el Estado Islámico
y otros grupos considerados amenazas terroristas dominó la sesión de la
Asamblea General de la ONU y fue el tema principal de una sesión especial del
Consejo de Seguridad presidida por Obama. Al reflexionar sobre el futuro del
movimiento mundial para combatir el cambio climático, Asad Rehman dijo: “Creo
que los que participaron en la manifestación sin duda salieron de allí con más
entusiasmo y con una mayor convicción de que el poder está en nuestras manos y
no en ese edificio en Nueva York, no en la cumbre de la ONU”.
Antes de la invasión de Irak en 2003, el general estadounidense
Anthony Zinni estimó que sólo se podría tener éxito si se enviaba una fuerza de
400.000 soldados. Donald Rumsfeld envío menos de la mitad de soldados y bromeó
al respecto: “Se va a la guerra con el ejército que se tiene, no con el
ejército que se quisiera tener”. Fueron 400.000 las personas que asistieron a
la marcha por el clima el domingo en Nueva York… un ejército de esperanza para
un futuro sustentable.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta
columna.
© 2014 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Mercedes Camps.
Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
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