Y VOLVIÓ ETA A LA CAMPAÑA
DIARIO
RED
La pregunta de si va a haber un gobierno de
izquierdas sin el PNV después del domingo se estaba abriendo paso y había
varios partidos interesados en cambiar de tema
Hace unos días, los analistas de Madrid DF estaban escribiendo en varios medios de comunicación que, curiosamente, en las campañas de ámbito estatal, e incluso en la de Galicia, la derecha española había decidido utilizar a la extinta banda terrorista ETA como un argumento de campaña, pero en la campaña vasca habían apostado por no hacerlo. Ayer y tras unas palabras del candidato de EH Bildu en la Cadena SER en las que se resistía a definir a ETA como «terrorista», todos esos análisis acabaron en la papelera.
La derecha mediática empezó a disparar con ganas
y el PP no tardó en sumarse. A pesar de las reticencias que tuvieron al inicio
de la campaña, parece que los de Feijóo finalmente han llegado a la conclusión
de que su papel en la gobernabilidad de Euskadi después del próximo 21 de abril
va a ser testimonial en cualquier caso y, por lo tanto, lo mejor que pueden
hacer es volver a la cantinela de ETA para intentar conseguir, simultáneamente,
dos objetivos: avanzar su principal marco argumental en Madrid —»Sánchez
gobierna gracias a los golpistas catalanes y a los filoterroristas vascos»—,
pero también alimentar a Bildu en Euskadi en una lógica del ‘cuanto peor,
mejor’.
Ya que, no nos engañemos, si al PP le viene
bien que la campaña vaya sobre ETA, a Bildu también. Porque los pone en el foco
y los dibuja como el enemigo a batir —ergo, el más probable vencedor—, porque
la sociedad vasca ha pasado página hace mucho y lo que le sirve a García-Page
en Toledo o a Moreno-Bonilla en Almería no sirve en Euskadi, y porque hablar de
ETA le resulta útil a EH Bildu para evitar uno de los temas que estaba
empezando a convertirse en incómodo: cómo puede ser que un partido que se dice
de izquierdas esté valorando la posibilidad de gobernar con la derecha vasca
del PNV.
A los jeltzales también les viene bien hacer un
tema con ETA y, por eso, ya desde el principio de la campaña, su candidato,
Imanol Pradales, ha dicho explícitamente en varias entrevistas que Bildu
todavía tiene pendiente una condena del terrorismo —la «gran asignatura ética»,
llegó a denominarla— y ha hecho referencia a una supuesta «agenda oculta» de
los de Otegi. Teniendo en cuenta que, normalmente, el PNV basa sus campañas en
su capacidad de conseguir cesiones en Madrid y en su buena gestión al frente de
Ajuria Enea, es normal que, ahora que Bildu ha aprendido a competir en el campo
de las cesiones y con el deterioro patente de Osakidetza como principal
preocupación de los vascos y las vascas, hayan decidido hablar de ETA. El hecho
de que prácticamente todas las encuestas pronostiquen que van a ser superados
como primera fuerza de Euskadi por EH Bildu seguramente ha contribuido también
a esta decisión.
Quizás sea el PSOE, de todos los que se han
sumado furibundamente a la estrategia de traer al presente a una banda
terrorista que no existe desde hace una década, el único partido que no se va a
beneficiar mucho que digamos de esta decisión
Quizás sea el PSOE, de todos los que se han
sumado furibundamente a la estrategia de traer al presente a una banda
terrorista que no existe desde hace una década el único partido que no se va a
beneficiar mucho que digamos de esta decisión. A lo mejor, el candidato del
PSE, Eneko Andueza, ha hecho algún tipo de cálculo táctico que le ha llevado a
arremeter en la radio contra el candidato de Bildu acusándolo de ser «un cobarde
absoluto» y de «bajeza moral». Pero, teniendo en cuenta que Otxandiano no ha
dicho nada que no hubieran dicho miles de veces anteriormente todos los
dirigentes de Bildu y reconociendo que no es muy buena idea dar la razón al PP
respecto de que uno de los socios indispensables para la gobernabilidad de
Pedro Sánchez «tiene simpatía con el terrorismo», la hipótesis más probable
sobre las palabras de Andueza —y su posterior ratificación por parte de la
ministra portavoz, Pilar Alegría— es que, una vez más, el PSOE ha sucumbido a
los marcos mediáticos de la derecha y se ha dado un disparo en el pie.
En realidad, hablar a estas alturas de ETA no
tiene absolutamente ningún efecto material en la vida cotidiana de la
ciudadanía vasca. Lo que sí tiene un efecto material es cómo se va a responder
a la pregunta de si va a haber un gobierno de izquierdas sin el PNV después del
domingo o, por el contrario, y como parecen haber aceptado tanto el PSE como EH
Bildu, se va a entregar de nuevo el gobierno a los de Ortúzar aunque haya una
mayoría de izquierdas en el parlamento vasco. Esta es la pregunta cuya
respuesta puede influir en la recuperación de Osakidetza, en el fortalecimiento
de la educación pública vasca o en la garantía del derecho a la vivienda en uno
de los territorios con los precios más altos. Esta es la pregunta que
Elkarrekin Podemos, con su modesta fuerza, había conseguido tímidamente
introducir en la campaña y precisamente por eso ha vuelto ETA. No vaya a ser
que los vascos y las vascas empiecen a pensar en la posibilidad de un gobierno
sin el PNV y barajen la opción de votar a los únicos que lo están planteando.
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