¿Dónde está ETA? A
ver, que yo la vea
ANA PARDO DE VERA
Pello
Otxandiano, candidato a lehendakari de EH Bildu, durante una entrevista en
'Público'.- JAIME GARCÍA-MORATO
Las gallegas tenemos este defecto (o no): ante la sobreactuación, los rasgados de vestiduras, las plañideras, ... nos sale un humor negro, negrísimo. En estas latitudes mesetarias es bueno para tomar distancia, aunque no siempre es bien apreciado, y se entiende. Cuando la retranca ataca al cerebro, a veces nos callamos; otras, no y todo es carne de meme. La ejemplar campaña electoral de Euskadi ha entrado de lleno en el paroxismo estatal: doce años después de haber desaparecido, vuelve ETA y lo que es más sorprendente, lo hace de la mano del PSOE, el partido que tan orgulloso tiene que estar (y está) de que ETA dejase de matar durante uno de sus gobiernos, el segundo y último de José Luis Rodríguez Zapatero, en 2010.
"Seguramente
por eso, cuando veo que la derecha saca nuevamente el tema de ETA para obtener
un beneficio político, entro en un estado de irritación. No puedo evitarlo. Me
rebelo cuando me doy cuenta de que se utiliza esta cuestión para la
confrontación política. Es una frivolidad y una
irresponsabilidad decir que ETA está viva o que ETA consiguió sus objetivos".
Las palabras son del muñidor del fin de la banda terrorista, de Zapatero, en el
libro Crónica de la España que dialoga. Conversaciones con Màrius Carol (Navona) El expresidente del Gobierno nunca ha tenido ningún
reparo en reconocer el papel decisivo del líder fáctico de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, por ejemplo, para que ETA dejara las armas, en una
clara apuesta por la política; o el de la figura de Jesús Egiguren por parte del socialismo vasco y a quien tanta basura
se echó desde la derecha y, a veces, desde su propio partido.
Ahora,
por mucho que haya un empeño con olor a naftalina, la cuestión no está en si el
candidato de Bildu a lehendakari, Pello Otxandiano, califica o no a ETA de "banda
terrorista", grupo armado -como lo califica la BBC, por ejemplo, nada sospechosa de
hacer apología del terrorismo- u
organización violenta, que es las tres cosas y las periodistas las usamos
indistintamente para no repetirnos. La cuestión está en por qué el candidato
del PSE-PSOE, Eneko Andueza, entró con esa
virulencia confrontativa en un marco puramente establecido por la
(ultra)derecha; una derecha, por cierto, tan consciente de que con el fantasma
de ETA en Euskadi ya no van a ninguna parte que allí acude Ayuso a dar su mitin
con el candidato del PP, Javier de Andrés, y
ni la menciona. Ayuso, sí, la del "Que te vote Txapote" en Madrid. Otra cosa son las
contradicciones del PSOE en el Gobierno, que dependió de Bildu para investir
presidente a Pedro Sánchez y que depende
para que las medidas sociales -por cierto, el puntal del éxito abertzale en Euskadi con la independencia en un
lugar marginal- sigan aprobándose.
De
Andueza esperábamos, naturalmente, que reconociese la levedad de Otxandiano en
su contundencia contra ETA durante la entrevista en la Ser que levantó esta polémica inflada y caduca. A
poco que se conozca el ecosistema político vasco, no obstante -y entendemos que
de eso se trata en quienes quieren gobernarlo o informar sobre él-, la
transición de la izquierda abertzale indulgente
con la violencia (que no es toda, por cierto) a la democracia pura y dura ha
sido uno de los logros más importantes de ese pueblo junto a la desaparición de
ETA en este siglo. Es lo que queríamos, ¿no? ¿O queremos que la
izquierda abertzale haga política, se lo piden desde Felipe
González a José María Aznar y, cuando la hacen, les decimos "No tanta, que
nos estáis ganando a todos"?
Por
supuesto que ETA fue una banda terrorista, que "afortunadamente no
existe", algo que también dijo Otxandiano en la misma entrevista de los
desvelos socialistas y del Consejo de Ministros (¿era necesario o era campaña
electoral en la mesa de una institución?), aunque, por lo que sea, esa conclusión del candidato abertzale no trascendió. Fue una banda terrorista
("fue"), como el GAL fue terrorismo de Estado y
todos los gobiernos se han negado a oficializarlo, como el Israel de Netanyahu es un Estado terrorista y genocida
(¿hay alguien ahí?) o como el terrorismo machista tortura y
mata a mujeres, niños y niñas a diario en España y todo el mundo. El lenguaje
coloquial no siempre coincide con los tecnicismos penales y delictivos, ni
falta que hace, que para eso tenemos la lengua viva más rica del mundo.
Un
señor -señora o bot, en Twitter / X nunca
se sabe- me insultaba diciendo que a ver por qué considero una torpeza que el
PSOE saque a ETA a pasear con tanto entusiasmo cuando yo lo hago con Franco a
menudo. Un clásico fácilmente desmontable, que viene además, al caso: las víctimas de ETA, con razón y buen criterio, han sido las
víctimas más reconocidas y homenajeadas en España; sus verdugos igualmente
señalados y juzgados con todos los recursos disponibles. Otros
sufrieron el terrorismo de Estado en democracia, que también atacó a inocentes
nunca reparados, y en silencio seguimos al respecto.
Hay
víctimas del franquismo cuyos restos siguen perdidos en cunetas cerca de medio
siglo después de la muerte del terrorista Franco, si me permiten el concepto, que le viene al pelo.
Por no hablar de los verdugos, que además de irse de rositas tras sus crímenes
(¡gracias a una amnistía!), se integraron feliz y hasta
lucrativamente en las instituciones y poderes empresariales. Y ahí siguen, los
que viven, junto a varios de sus hijos, nietas y lo que se tercie. En las
mieles de los señalados por el privilegio, parece que el franquismo lo valía
...
La
docena de años transcurridos después del fin de ETA es tiempo suficiente para
ir dándonos la oportunidad de los debates sosegados y en profundidad; escuchen
a Zapatero este miércoles, hablando de "reconciliación,
el encuentro y el respeto a la verdad de la historia en Euskadi"
frente a la torpe visceralidad de la derecha, el candidato del PSE o la
portavoz del Gobierno.
Es el momento, pasados doce años, de ir colocando a cada actor en su sitio en
relación con la Historia de Esukadi sin el oportunismo del aislamiento fuera de
contexto de los protagonistas, buenos, malos y medio pensionistas. Lo de ETA lo
tenemos todas clarísimo, ¿y lo del resto? Que Bildu lidere las encuestas
ahora y hasta que gane el domingo es una buena noticia para la democracia en su
conjunto, para la normalidad en Euskadi y el resto del Estado. Otra cosa es que
uno comparta o no su proyecto político.
La
cuestión en esta España nuestra es si los partidos quieren hacer política con
todas sus complejidades y evoluciones democráticas (o involuciones, en su caso)
o buscan venganza. Creo sinceramente que está muy claro en qué lugar se
encuentra cada formación, en Euskadi y en España; por eso hay movimientos que
escapan de la lógica estratégica electoral más aplastante y solo emiten
mensajes negativos, de rechazos tóxicos que hay que tragarse después. Para este viaje de décadas, duro y complejo en el todo de la
democracia, no hacía falta el peso agrio de las alforjas de las últimas horas.
Tengamos las elecciones en paz, nunca mejor dicho.
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