NO ES EL TURISMO, ES EL CAPITALISMO
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Muchos de los y las
manifestantes verbalizaban con toda claridad que no están en contra del
turismo, sino en contra del modelo actual. Dicho de otra manera, contra lo que
protestaban ayer decenas de miles de canarios y canarias es contra el sistema
capitalista
«Vivienda vampírica.» «Queremos un modelo sostenible.» «Canarias no vive del turismo, el turismo vive de Canarias.» «Terrorismo doméstico es la vivienda vacacional.» «36% de pobreza por gobernar sin cabeza.» «Haraguiri.» «El turismo de masas nos sepulta en piche.» «Si César Manrique levantara la cabeza.» «El turismo masivo acaba con la biodiversidad.» «La invasión no llega en patera, llega en avión.» «Canarias no se vende, Canarias se ama y se defiende.»
Todos estos lemas y
muchos más fueron coreados en el día de ayer en una serie de manifestaciones
multitudinarias que llenaron las calles de las siete islas y también de muchas
grandes ciudades españolas y europeas en las que viven miles de emigrados económicos
canarios.
El planteamiento es
sencillo y parte de una realidad incuestionable. Al mismo tiempo que las islas
Canarias reciben más de 16 millones de turistas al año, buena parte de su
población permanente de algo más de 2 millones de personas vive en condiciones
de precariedad y muchas veces tiene que abandonar su tierra en busca de un
empleo digno y de las condiciones mínimas materiales para desarrollar un
proyecto de vida. Según diversos estudios, el porcentaje de canarios y canarias
en riesgo de pobreza o exclusión social es más del 36%, la tasa más alta de
todo el país. Aunque los turistas dejan en el archipiélago más de 20.000
millones de euros al año, suponiendo de lejos la principal actividad económica
de la comunidad autónoma, el salario medio en Canarias es el segundo más bajo
de toda España y no le alcanza a cientos de miles de habitantes de las islas
para pagar la cesta de la compra más cara de todo el Estado. Frente a la
escasez hídrica que pone en peligro las explotaciones agrícolas y el consumo
urbano, cada turista gasta el doble de agua que un residente permanente y no se
dejan de abrir nuevos hoteles y urbanizaciones de lujo. Mientras los precios
del alquiler son igual o más altos que en las grandes capitales de la
península, cientos de miles de viviendas se destina al alquiler turístico o son
adquiridas por no residentes que apenas las habitan unas semanas al año,
tensionando gravemente el mercado y traccionando los precios hacia arriba. En
definitiva, todos y cada uno de los datos estadísticos dibujan la misma
conclusión: el modelo turístico que impera en el principal destino de nuestro
país es un modelo extractivo, insostenible, agresivo con el medioambiente y
que, no solamente no permite reducir la desigualdad económica y sacar a los
canarios y canarias de la precariedad, sino que además los expulsa de su propia
tierra, de sus pueblos y de sus barrios.
Las movilizaciones
masivas que estallaron ayer en Canarias son parte de un profundo malestar que
se lleva gestando desde hace muchos años y que revela la forma de funcionar de
un capitalismo sin bridas que pone los ecosistemas, las ciudades y las vidas de
los vecinos y vecinas en un segundo lugar por detrás del beneficio económico de
unos pocos.
Esto es verdad
respecto de cualquier zona turística en España, pero las condiciones en las
islas Canarias son de una gravedad y de una fragilidad mucho mayor debido a su
particular posición geográfica y administrativa
Esto es verdad
respecto de cualquier zona turística en España, pero las condiciones en las
islas Canarias son de una gravedad y de una fragilidad mucho mayor debido a su
particular posición geográfica y administrativa. Por un lado, el archipiélago
canario se encuentra en el continente africano, a miles de kilómetros del
continente europeo, lo cual sitúa rígidos condicionantes sobre su actividad
económica: es más difícil desarrollar una actividad industrial debido a los
costes del transporte, es también complejo llevar a cabo una actividad agrícola
comparable a la que se puede producir en la península debido a su condición
insular, y es mucho más costoso garantizar el abastecimiento energético e
hídrico por sus características geográficas particulares. No debemos olvidar
que las islas Canarias son de origen volcánico, albergan muy pocos ríos y aguas
superficiales y han de compaginar todas estas limitaciones con el hecho de ser
uno de los territorios más densamente poblados de España. Al mismo tiempo, su
pertenencia administrativa a un país de la Unión Europea las configura como un
destino que combina un clima privilegiado y unas playas y un paisaje
paradisiacos con todas las ventajas a nivel de infraestructuras y servicios
públicos que existen en Europa.
Por todo ello, no
es de extrañar que la tensión turística extractiva haya producido en las islas
antes que en otros lugares de España manifestaciones masivas como las que
pudimos ver ayer. Los canarios y canarias son conscientes, más que nadie, de la
fragilidad de su territorio y del mecanismo mediante el cual los grandes
capitales están bombeando permanentemente riqueza desde las clases populares
hacia arriba al mismo tiempo que agreden las propias bases materiales que
sustentan dicho mecanismo. En pocos lugares como en Canarias se puede
contemplar en tiempo real el esquema cortoplacista de un turbocapitalismo feroz
que no solamente es pan para hoy y hambre para mañana sino que además es pan
solamente para unos pocos.
Muchos de los y las
manifestantes que salieron a las calles en el día de ayer verbalizaban con toda
claridad que no están en contra del turismo, sino en contra del modelo actual.
Dicho de otra manera, contra lo que protestaban ayer decenas de miles de
canarios y canarias es contra el sistema capitalista. Los habitantes del
archipiélago están encantados de seguir recibiendo turistas en su tierra, pero
solamente si se embrida fuertemente la rapiña de los grandes capitales que
están llevando a sus gentes y a sus ecosistemas al borde del precipicio.
Y esta historia no
es una historia canaria. Es una historia universal. O el capitalismo muta en un
sistema que sea capaz de erradicar la pobreza y garantizar la sostenibilidad
del planeta y de las vidas humanas, o el capitalismo tendrá que dejar de ser.
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