LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA) 3
DUNIA
SANCHEZ
¿Cómo te va?, una voz trascendiendo a la neutralidad me habla. La linterna se ha apagado y a solas en la oscuridad con un firmamento increíblemente estrellado escucho. Me pregunta cómo me va y yo respondo, converso con esta voz a la vez masculina y femenina. Todo va bien. Sí, todo va bien , hasta que las maletas dejaron de pesar ante la huida. Todo va bien. Sí, todo va bien, hasta que la sequedad rajó los vientres. Todo va bien. Sí, todo va bien hasta que las gargantas se languidecieron de tanto y tanto suplicar. No estoy débil solo, inmiscuida en mis pensamientos, en mi yo. El interior en lo más hondo me dice que guarde la paciencia y que todo esto terminará. Sí, terminará esa ráfaga de tristeza que se apodera de la isla. Todo va bien. Sí, todo va bien, hasta que las armas de la estupidez asesinaron los sueños. Todo va bien. Sí, todo va bien hasta que los alambres de sangre rozaron nuestros rostros. Aquí, en la insonoridad del llanto cabalgo en las hogueras del universo. Míralo…míralo, observa con detenimiento lo pequeños que somos, no más , una mota de polvo. Viajo más allá de este lugar y me conecto con los puentes de las constelaciones donde habita la paz. Hay más mundos, nosotros somos un réquiem de mortandad. Y me preguntas, cómo me va. Dame un beso.
Un
beso que insufle mis alas donde se escuche algún pájaro cantar. Qué canten.
Cuando vuelvan sabremos que la esperanza estará con nosotros mientras, somos
resonar de lo absurdo. Vienes, vas, me visitas pero no descubro el misterio que
guardas pero el pronostico de mis sentidos dice que es bueno. Escucha, escucha,
suenan campanas. Campanas en el chillido escalofriante de la muerte. Y la
muerte viene, más y más, la impotencia arrebata mi condición de ser por estos
instantes y la desgracia es cadencia que se repite una y otra vez. Y te digo,
todo va bien, aquí en la cumbre donde la respiración se hace latente, donde mis
manos perciben el clamor cálido de la tierra. Y me preguntas, cómo me va. Y
todo va bien, todo hasta que ….que digo. Cuando todo termine seremos espejo de
nuestros ojos. Las ojeras se irán, pero todavía somos hijos del infierno. Este
infierno azotando a esas almas en su condición errónea de los sentidos que
toman. Las horas pasan, una densa niebla viene. Mírala…mírala, es como
nosotros, como nuestro yo cuando intentamos empecinadamente seguir la ruta de
la victoria. Y de que victoria estamos hablando. Yo no quiero ninguna. Ninguna
donde haya habido tumbas anónimas a mi alrededor. Y me preguntas cómo me va. Todo va bien….el
engaño rasca a los hombres, a las mujeres. Estoy harta, la molicie de este
planeta me quita el sueño y aquí estoy, todo va bien mirando la belleza del
firmamento. La linterna se enciente, su luz me impide ver su cara, su mirada y
se va. Vigilo como ese alma neutra penetra por el boscaje de laurisilva y se
extingue en el silencio
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