CINCO DÍAS DE BOCHORNO E IMPOSTURA QUE PARALIZARON ESPAÑA.
ELOY
CUADRA,
escritor y activista social.
Se confirma lo que muchos pensaban, la carta de Pedro Sánchez doliente y sufriendo por su mujer era un montaje calculado. Y era un montaje, y una mentira, porque se presentó como víctima, preocupado y enamorado de Begoña, a la que atacan injustamente, y hoy nos ha dicho que su mujer y él tienen fuerza de sobra para aguantar los ataques. Luego, ¿en qué quedamos? Y puestos a interpretar si ama o no ama a su mujer, la realidad es que flaco favor le ha hecho poniéndola en el primer plano internacional como supuesta corrupta, para luego no renunciar por amor, como había planteado, resultando pues que la ha utilizado en su propia estrategia política. Queda clara por tanto la falsedad de partida de su carta, el que lleva el "Manual de resistencia" como guía no se volvió blandito y sensible de repente. Entendido esto, entendida la mentira de base, tenemos que aceptar que el máximo mandatario de este país se cogiera cinco días de vacaciones por la cara, para, quizá, dejar a España reflexionando sobre cómo sería la vida sin él. Reconocerán conmigo que más allá de ser de izquierdas, de derechas, de centro, anarquista o del lado que queramos, no es nada serio lo que ha hecho el señor Sánchez, y tiene mucha pinta de chantaje emocional.
Aceptando ya por
tanto que ha sido una jugada calculada, vayamos ahora a la jugada en sí, a ver
si le ha salido bien, si tiene sentido o gana algo con ella. Y de entrada hemos
de decir que su rollito victimista no se lo han comprado en España, más allá de
que hubiéramos muchos que puestos a elegir prefiriéramos el gobierno actual a
un gobierno de PP y Vox, y no se lo han comprado porque su esperado baño de
multitudes con el que planeaba argumentar su decisión de quedarse ha quedado
reducido a muy poquita cosa, tan poquita cosa que en Canarias hace una semana
conseguimos llevar a las calles a muchísima más gente, sin tener autobuses
fletados de toda España y el poder absoluto de un presidente del Gobierno y un
partido de Estado. Ahora dirá el señor
Sánchez que el apoyo popular le ha movido a seguir en el cargo, pero eso
tampoco cuela, y si es por el apoyo, tan escaso, creo que sí debería marcharse.
Lo siguiente, el
asunto de su esposa, tal como lo ha planteado hoy, parece que le está diciendo
al país que lo dejen tranquilos a él y a su mujer, que no se investigue ni se
cuestione nada, ni siquiera desde el punto de vista ético. Vamos, no digo yo
que sea delito lo que ha hecho su esposa, pero convengamos en que éticamente no
es lo más correcto y puede dar lugar a sospechas con cierto sentido, que la
primera dama del país se esté reuniendo con empresarios que luego reciben
subvenciones millonarias del gobierno, con cartas de recomendación y donaciones
de vuelta. Y el asunto lo remata el presidente diciendo que los que cuestionan
las actividades de su mujer lo que quieren es volver a la prehistoria, cuando
la mujer sólo podía ser ama de casa. Pero digo yo, ¿no había otro sector
empresarial menos polémico y menos cercano al poder donde pudiera trabajar la
señora Begoña sin crear suspicacias? Tampoco cuela este argumento extremo por
tanto, y es más, me parece un burdo intento de usar el feminismo, y una falta
de respeto hacia las mujeres que sufren en España.
Ahora vamos al
asunto de los medios, y a la fábrica de bulos a la que alude el señor Presidente
para atacar a la prensa, no a toda la prensa claro. Sobre esto tengo que decir
que los ciudadanos nos encontramos hoy y
desde hace ya unos cuantos años en una encrucijada, hemos de decidir si
aceptamos la jungla informativa que tenemos hoy, con digitales miles, youtubers
y redes sociales divulgando información muchas veces falsa, y aprendemos a
navegar entre tanta fake news y manipulación, sabiendo seleccionar lo que es
cierto de lo que no, opción ésta por la que yo me decanto, o abrimos la puerta
a la censura y empezamos a prohibir publicaciones y a cerrar canales a diestro
y siniestro, con riesgo de acabar en algo parecido a las dictaduras
totalitarias. Por los manifiestos, los ataques a la prensa y las declaraciones
que salen del Presidente y de su entorno, parece que en el Gobierno quisiera
caminar por la vía de la censura, y a mí me resulta muy curioso que quieran
aplicar mano dura por este lado, contra lo que ellos entienden que es un ataque
a la democracia, y no hayan movido un dedo para derogar la ley mordaza que
tantas libertades coarta y tanta represión ciudadana permite.
Y así llegamos al
final de su discurso, que no ha dado para mucho más, pues su intención no era
otra más que dejarnos cinco días pensando lo que sería un país sin él, un país
donde la derecha y la ultraderecha gobernarían, y una vez reflexionados los
españoles nos dice que sigue y que le dejemos hacer lo que le dé la gana, sin
fiscalización alguna, porque el asunto es: ¡o él, o el caos! No hay más que
eso, porque por no traer ni siquiera ha traído a su discurso de vuelta cambios
o paquete de media alguna, más allá de ese llamamiento a cerrar filas contra
las hordas fascistas. Pero como digo, ese discurso, que ya ha utilizado muchas
veces, está claramente agotado y amortizado, y ello por una razón bien
sencilla: los españoles, una buena parte de los españoles, en especial las
generaciones más jóvenes, son cada vez más pobres, sin futuro, sin poder
adquisitivo, sin derecho a la vivienda, a una alimentación digna, a una sanidad
pública de calidad, a una educación pública mínimamente integradora, y con este
panorama y sin soluciones a la vista, su discurso del no pasarán solo se lo
pueden comprar algunos progresistas de izquierdas que viven bien, a los que no
les llega la pobreza, mayoritariamente entrados en edad, como los que estaban
en el ¡Pedro quédate! del pasado fin de semana en Madrid. A su favor, si acaso, lo que me da que pensar
que puede que tengamos Pedro Sánchez todavía para rato, el hecho de que tenemos
un Partido Popular y un Vox demasiado volcados a la derecha, muy rancios, muy
torpes, muy antidemocráticos y tanto o más corruptos que los del PSOE, que
tienen a comunidades como Cataluña y el País Vasco donde no rascan nada y donde
nunca les prestarán su apoyo, y eso, con la Ley Electoral que tenemos se lo
pone muy difícil.
Conclusión final:
vergüenza, bochorno mundial, tomarnos a los españoles por tontos, y oscuro
panorama futuro por una situación de crispación, de mala educación, de
fanatización y de bloqueo político e institucional que no tienen pinta de
cambiar.
Eloy Cuadra,
escritor y activista social.
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