PALESTINA. EL CONFLICTO CONTINUO
JOAQUÍN
IBORRA ORTEGA.
Tenemos una
compañera, que año tras año, nos dice por Navidad que de este año no pasa y que
se va para Jerusalén. Y año tras año, el viaje se pospone por algún que otro
conflicto violento en la región que reconocemos como Palestina.
El 7 de octubre esta zona del viejo Mediterráneo estalló de nuevo con una serie de incursiones de Hamas en el sur del territorio palestino ocupado por Israel y ocasionando la muerte de más de 1.200 israelíes y el secuestro de casi 250 de sus compatriotas. Sus consecuencias no se hicieron esperar.
Israel, volvía a
tener las manos libres, con la aprobación y el apoyo de sus sempiternos aliados
occidentales, con EEUU y Francia a la cabeza, para entrar a sangre y fuego en
la Franja de Gaza e imponer un criminal bloqueo a Cisjordania.
No está de más
parar un momento y echar la vista atrás para analizar qué es Hamás.
Hamás es una
organización nacionalista islámica con presencia mayoritaria en Gaza que busca
el establecimiento de un Estado de Palestina completamente soberano e
independiente, con Jerusalén como capital dentro de las fronteras del 4 de
junio de 1967. Esta organización político-militar e islamista, nació a finales
del siglo XX con el apoyo inicial de Israel para debilitar a la hasta entonces
hegemónica OLP de Yasir Arafat.
Hamás, se presentó
a las elecciones generales palestinas de 2006 obteniendo la mayoría absoluta, y
llego a formar gobierno liderado por Ismail Haniya. Tras una serie de
enfrentamientos y tensión creciente con su rival palestino Fatah, en 2007 Hamás
terminó por ocupar un lugar preferente, tras proceso electoral en el territorio
de Gaza, derrotando a Fatah y se hicieron con el gobierno y la administración
de la Franja. Desde entonces Hamás asume el gobierno de la Franja de Gaza,
mientras su rival político, Fatah, mantiene el gobierno de Cisjordania. Si bien
las dos zonas bajo el control palestino sufren los rigores del apartheid
israelí, es la Franja de Gaza quien sufre un mayor hostigamiento por parte del
ejército israelí.
El 7 de octubre de
2023, se produce el Pearl Harbor israelí, el peor día de la historia militar
israelí, unos militares que controlan todos los ámbitos de la vida político,
social e incluso religioso de Israel y poco acostumbrados a perder ninguna
“batalla”.
Desde ese momento,
y hasta hoy, las operaciones militares de Israel se han cobrado más de 35.000
víctimas palestinas, más de 10.000 de los asesinados son niños y niñas.
Ciudades gazarís arrasadas, edificios civiles y mezquitas dinamitadas,
bombardeos de hospitales llenos de refugiados, más de un millón y medio de
desplazados en condiciones infrahumanas, asesinatos de activistas palestinos
ingresados en hospitales tanto en Gaza como en Cisjordania. Civiles asesinados
cuando intentan obtener ayuda para paliar el hambre de sus hijos.
Todo esto llevó a
la República de Sudáfrica a solicitar la calificación de GENOCIDIO a la Corte
Internacional de Justicia que no estuvo, con su resolución inicial de medidas
provisionales, a la altura que se espera de un tribunal de derechos humanos de
estas características y que no ha impedido que el ejército israelí siga
cometiendo atrocidades contra la población civil palestina como se demostró el
jueves 3 de marzo pasado por la mañana cuando soldados de infantería,
francotiradores, tanques y drones de Israel abrieron fuego contra una multitud
de palestinos hambrientos en la ciudad de Gaza, que se había aglomerado para
recibir harina de los camiones con ayuda, matando al menos a 112 e hiriendo a
700 más.
Parece difícil un
alto el fuego, que Hamás libere a los israelíes retenidos por su fuerzas
armadas y que Israel abandone la idea de poder dar un último golpe de gracia a
Hamás que le permita la ocupación total de Gaza, su colonización por parte de
judíos ultra ortodoxos y la reconstrucción de la Franja por las empresas
occidentales. Este es el fondo que está detrás de todo este episodio de
destrucción y muerte.
Nuestra solidaridad
no sólo se puede quedar en las palabras, desde la Izquierda, y en especial
desde Izquierda Unida. Debemos ser conscientes que lo que se juega en Gaza y en
el resto de Palestina, si Israel se hace con toda Gaza y mantiene el régimen de
apartheid sobre el resto de Palestina, será un triunfo nunca definitivo del
sionismo y del imperialismo, más cuando parece que la apuesta del fascismo, con
el apoyo de la OTAN y de los gobiernos títeres de la UE por Ucrania, no va
tener un futuro militar de claro triunfo por parte de Zelenski.
Parar a Israel y
poner fin a la ocupación de Gaza con la premisa de que Hamás devuelva a sus
familiares a los y las ciudadanas israelís retenidos desde el 7 de octubre e
Israel libere a todos los palestinos, varios miles de detenidos en su
territorio, denunciar el apartheid que sufren los y las palestinas, dejar de
vender armas a Israel y de participar junto a sus empresas en el desarrollo
armamentístico de nuestro Ministerio de la Guerra y el reconocimiento del
Estado Palestino comprendido en las fronteras anteriores a 1967… son parte de
las tareas a desarrollar desde la izquierda social, política y militante.
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