SILVIO RODRÍGUEZ, SUBE NOTA EN EL AMOR
POR MAITE CAMPILLO
«¿En qué trabaja
usted? -preguntaron al señor k.- el señor k. respondió: me está costando una
fatiga enorme preparar mi próximo error» Bertolt Brecht R a í c e s La canción
compañera, virginal y ramera, la canción. Que nadie interrumpa el rito,
queremos amar en paz!!!. . . La canción me esparce el corazón: […]
«¿En qué trabaja
usted? -preguntaron al señor k.- el señor k. respondió:
me está costando
una fatiga enorme preparar mi próximo error»
Bertolt Brecht
R a í c e s
La canción compañera, virginal y ramera, la canción.
Que nadie
interrumpa el rito, queremos amar en paz!!!. . . La canción me esparce el
corazón: compañera de sus días, siempre será canción nueva.
Arrasquen, piquen
tierra, escarben, descubran el machete campesino, el machete entre la zafra.
Créeme, y mírame arriba en Sierra Maestra, bala feroz al centro del combate!!!.
. . Quiero abrir mi voz al mundo, para que puedan gritar sus propias
esperanzas, sus heridas y su lucha cuando diga: Cuba va! Cuba va! Cuba va!
Se encuentra en el
país donde el colibrí danza con más energía regeneradora, los árboles cantan, y
la palma alimenta su ritmo liberador sobre la zafra de azúcar. Más, cuanto mas
zafras, cuanto mas frutos da la tierra. Créeme. Puede que hallen algún ser
alado entre tanto y tanto, pueda. Miren a ver si lo encuentran por su barrio,
plaza, fuente, valle o montaña que sea conocido mundialmente y diga desde el
fondo de su alma no saber lo que es el destino: caminando fui lo que fui, allá
dios, que será divino. Yo me muero como viví. Indaguen no tengan pena, entre
los más que ustedes quieran famosos: músicos, teatristas, cineastas, artes
entre las artes y en los montes monte soy de punta a punta del Planeta. Que en
su país recorra los barrios de forma voluntaria, mas humildes donde los haya, y
como tal se entiendan donde normalmente nunca llega nada, y menos cultura que
arrope su identidad, ni una diminuta escultura llega para acreditar.
En él la canción es
ola que eleva, hunde firme en tierra, y le fragua lo mismo que le funde entre
su gente que le reconoce, ama, y en honor a la verdad también aclama, e
identifica. Por eso resisten, para que no hagan de su icono pedazos, para no
tener que ser salvados entre únicos e impares, ni tengan que cederles un lugar
en su parnaso ni un rinconcito en sus altares. Así, codo con codo viajero,
construyendo peldaño a peldaño, levantando paisaje sin excusa, sin ruego y sin
ultraje.
Difícil francamente
encontrar un ser con tanta entereza.
Ahí, en la cúspide
de los reconocidos, con una fusión en lo personal y artístico tan compacta,
podría asegurar que «imposible». Honestamente, creo no correr ningún riesgo al
hacerlo, ante la palabra dicha, porque la sinceridad al yo escribir se impone a
la duda que no arriesga ni siembra oportunidades ante la historia.
De que no es un
músico alado, seguimos hablando.
Sino carne de
nuestra carne con su rodilla su cuchillo y su mascada, que dinamiza la música,
compone y acerca de su mano al pueblo. Cantante, poeta, instrumentista. . . ser
humano de tal calibre no va a resultar fácil. Créeme. Creador a raudales, por
encima de cualquier tipo de contradicción, que todo ser humano arrastra tras sí
dentro de un planeta podrido por la avaricia, donde las flores han de imponerse
y aflorar sobre el estiércol capitalista. Muchos pensarán, y hasta dirán con
razón, lo conozco!!! Remontarán a Venezuela con Alí Primera, posiblemente
vilmente asesinado al igual que Víctor Jara, en el esplendor de su vida. . . Me
vienen a convidar a arrepentirme, me vienen a convidar a que no pierda, me
vienen a convidar a indefinirme, me vienen a convidar a tanta mierda.
Batallador
incansable hasta lo imposible.
Desde el mástil
preñado de contradicciones surge la cima que pariera tan idílica fuente de
desarrollo humano de tan noble ser, y abajo en los valles y costas desde el
Playa Girón, hasta los montes altos de Sierra Maestra, es tabla sobre un mar
violento. «Créeme» (de Pablo Milanés) . Cantada por Silvio junto a otro gran
músico y cantante cubano, su hermano del alma, Vicente Feliu: mano a mano, boca
a boca, hilo a hilo deslizándolo de forma escultórica sobre el entorno por
donde suele merodear la rapiña. Y, «La historia de las sillas» llegó a nosotros
como obra maestra imperecedera. A los dos mi amor sincero, a Silvito por
supuesto con toda su prole, y al hermano del alma voz de piel mestiza entre la
amapola y la flor de Mariposa que abriga desde adentro. Vicente Feliu siempre
en el corazón. A todos los seres preciados que con ellos, en la intimidad de la
vida, comparten el hermoso idilio de las flores y pinos más altos. Porque no me
embriaga la altura ni me aburren los sueños; no es por moda que estallo y que
me empeño.
Desde ese lado de
la vida me inclino ante vos Silvio.
Donde el ser humano
se impone amoroso por respetuoso: como ese «enanito» que supo crecer desde lo
más profundo ante la soledad cercada. Ausencias. . . Que se elevan prendidas
desde la punta de la loma de ese mundo que entrega lo limpio del aire, el
aliento de las flores de abril y alaridos de mayo sobre rabos de nubes: como un
patio de velos preñado de estaciones contra la verdadera ruindad. Y, el amor
sigue en brete y el camino a machete. Permíteme existir, dame un poco de tu
vida, le gritó una voz de adentro, y parió a, El Necio, desde el pozo donde se
reflejan las estrellitas que brillan y quieren encasillarlas, demoler ‘el alma’
de la existencia de los duendes del bosque alado. Silvio responde ante las
grandes inclemencias, como lo hiciera otro «enanito», que lo fue del mismo
bosquejo, del patio de los artistas` Rimbaud:
«Solo con una
ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y
dignidad a los hombres. . . así la poesía no habrá cantado en vano»
No, no va a ser
fácil encontrar en Europa al artista.
Tan cercano al
pueblo como hoy ubica una realidad y un contexto a Silvio Rodríguez. Y digo bien
de Silvio, que desde hace dos preñados añitos de amor a su gente alimentan su
instinto y creatividad engrasándola en el jugo de las venas de historias
colectivas contra la artrosis de la cultura del capital, donde en «arte y
deporte» crea su base de alienación.
Nuestro personaje
recorre barrios, con el ímpetu joven de los que no abandonan el camino, sobre
él, Calle Internacional tiene su gran calle, defendida con sus mejores mujeres
y hombres. Camino, calle, pueblo, amistad internacional como forma de vida. Que
todo ser revolucionario ha de cuidar para poder vivir y morir como tal. La
identidad de clase, su dignidad. . .
El mejor carnet que
dignifica al ser creativo, al artista.
Para poder ofrecer
su música a la gente en la que cree. La calle es nuestra, sí; puede que con los
brazos haya que abrir la selva, que es donde normalmente suele estar el cubano
fajado contra las sombras, para que el sol prevalezca sobre las nubes negras
libre e independiente, contra la esclavitud que subyace la humanidad entre clases
y razas. Ahí, yo también, es donde el militante de la cultura propia que lo es
sin necesidad de juramentos ni perjuramentos, se entiende mejor en contacto
directo, y así los pueblos no dejen de luchar, para poder seguir creando:
«Un obrero me ve y
me llama artista, noblemente me sube a su estatura.»
Llueven los pueblos
palabras sabias cuando emana en ellos la inteligencia propia; entonces es que
llueve con sabor a caña, tabaco y tierra. Llueve en el campo, está lloviendo,
son lluvias de abril inteligentes recorriendo sus calles, diseño forjado a
machete, y la tierra revienta los campos como una gigante ola de contacto sobre
el Caney, Bayamo, Baracoa, Viñales y más valles se colorean entusiastas. Rezuma
a mango, guayaba, mamey. . . de todo llega a mi boca que vuela ligera a su
enjambre de aroma disparando auroras: Patria Libre! Patria o Muerte!
Y, la R de
revolución aromatiza a sus mujeres y hombres contra el enemigo de la humanidad,
que curtirán enardecidos por enaltecidos los rayos de sol como señales. . .
Martí sigue entre nosotros, sus hijos del mundo. Palmo a palmo hemos llegado,
loma a loma contra la ciudad de la trampa, esa estación triste, que viste de
redención la cintura. Señales laboriosos para curtir la tierra que engorda
nuestros campos, que es una forma de decir patria ante el gringo. Sol y viento,
pa` su vida eterna entre nosotros: hablamos del maestro, que tan bien, conoció
la entraña del monstruo. Y, hundo mi arado en la tierra. Sol y viento, luna y
viento lo vigila. Afirmo bien la esperanza cuando pienso en la otra estrella,
por ser Che amigo de la Pampa, parte y tierra, en la busca de alimento al lado
del labrador.
En ese árbol de
tanta esperanza, Silvio recorre palmo a palmo pueblo a pueblo calles y cuadras,
manzanas humanas de todos los colores y sonrisas. Sus manos amurallan los
abrazos. Ellos saben que Silvito es un creador nato, intrínseco en su encanto
que ha ido moldeando su envoltura. Cada vez más entrañable por cercana, digna
por humana, que lo convierte en revolucionario que ama vive y muere entre la
masa que alienta y alimenta, y entre sus manos surge la esperanza, esa cara de
la alegría que es la vida que como músico ha sabido vivir a raudales.
Ese culto humor,
que supo crear al hombre fértil.
Parió a, La Amiga,
entre Monólogo, Abracadabra y El Necio. . . Haciendo que el mundo avance entre
imposibles a través del azul fresco del mar y cielo que van forjando esa R que
aprendió a decir Revolución. Porque amar es querer, y no ahogar en agua a las
flores. Decidir, no sólo contemplar, y existir dentro de un gran elefante donde
anida un interno mundo inmenso preñado de sementera. Y, cada vez más cerca, y
cada vez más gente, más hermano` ese es mi pueblo. Diría Carlos Puebla, yo
también, porque es su amor el que se impone, cada vez que sale de su guarida se
convierte como, «El Principito», logra siempre en todas sus giras iluminar el
planeta de sabiduría con toda la lluvia de su basta creación.
Yo, si tuviera una
canción como mi hermano, cantaría . . .
Sin duda, para
enriquecer como Silvio la mañana. Ese es él, nuestro personaje. Porque el que
tenga una canción tendrá tormenta, y el que tenga compañía soledad. Forjando el
jugo todo lo más que ha podido hasta forzar la intimidad que se hizo pública,
porque la patria apremiaba. Siempre ha sabido reponerse entre caminos nuevos
por extraños. Porque a través de su cansancio pasa un paisano, que le seca con
la sombra el sudor. Reflexionar es pensar. Sobre ese camino nada es fácil, es
por eso que lo mismo siembra rosas que razones de bandera y arsenal. Sus
reflexiones brotaron en el curso de los ríos donde el «diezmado», represaliado,
esclavizado tuvo un lugar predilecto siempre en la parte más ancha de su
corazón; limpiando el cañón de su fusil, engrasando cuerda a cuerda que cunde
todo clamor: el derecho a vivir en Paz.
Es ese lado como un
claro de nube, sobre las pequeñas cosas de la vida que uno se va encontrando,
al paso entre hermanos de un mismo planeta, desde los tiempos más remotos. Ahí,
entre situación y situación ‘vuelan los ángeles guardianes’ contra atropellos y
desmanes. Cita con Ángeles, nos cuenta que al filo de la luna un angelote
compasivo, pasó delante de la luna, sobrevolando los olivos. Y, cuentan que con
mala maña fue tiroteado su abanico, justo a la hora que «esa España», asesinaba
a Federico García Lorca.
Como un destino del
corazón, Silvio, crece gigante ante el invasor despiadado arrollando su ola
amiga creativa. Del imperialismo hablamos.
Ese capitalismo
monstruosamente cebado que juegan con bombas y tanques, llenando de basura y
muerte el verde jardín de las flores que Silvio respeta, ama y quiere. Del amor
seguimos hablando, forma de decir patria y cultura, raíz que marca los retornos
y alumbra brillante aún en los momentos en que se la tortura; sus pálidos reflejos
se imponen con el alma aferrada al recuerdo, sobre cambios de arena avanza;
oxígeno que todavía sigue alimentando al mundo y sus sociedades en el respeto.
Por ese oxígeno, (esa es mi gente!), persiste, insiste, resiste, patalea, y
crea la convivencia poblada en los buenos recuerdos. Vidalita de esperanza,
hermano Ernesto Guevara. De seguir adelante con nuestro destino se trata,
porque la Revolución no es juego para burgueses: Che, siempre en la memoria,
como los inolvidables hermanos Santamaría entre ellos Heydi, el guerrillero
Cienfuegos…
Y es que Silvio, me
arriesgo a decir que siempre ha estado donde tenía que estar, desde ese
escenario lo quiero recordar. Deseo anhelado. Así es como hoy quiero
recordarlo, ante eventos y situaciones entrañables en Cuba, imposibles de
relegar a retaguardia. Porque deseo conservar su imagen viva, que viví y
admiré, su saber andar por el mundo hasta por Euskal Herria, en momentos que
ningún famoso quería pisar tierra vasca, no fuera ser que se escapase algún
tiro de las milicias populares del 36, ja, ja, ja!!!!. Sí, Silvio siempre ha
sido bien recibido por el pueblo vasco porque, ahí donde la empatia es
recíproca, triunfa el optimismo que forja a los seres libres y se baña el verde
claro. Ningún otro cantante o grupo a sido tan querido como Silvio. Y no sólo
en Euskadi, eso puedo asegurarlo, a riesgo de equivocarme, porque donde entraba
a actuar Silvio, la oscuridad perdía toda fuerza de fondo.
. . . Pero pareció
de pronto que no, que Silvio no iba a poder llegar. En el horizonte se
desdibujaba la posibilidad potencial, «catástrofe». El susto pasa. Y, el alivio
sosegó el ambiente. Pero, maldición!, la calma no duró mucho, un apagón!!!, ja,
ja, ja. Ya, total, completica la noche, tremendo!!!. Aunque en honor a la
verdad, y con todo su turismo, ésto pasa a los propios isleños de las Islas
Canarias.
Ya está la planta
en marcha.
Pero su prioridad
es el escenario, el sonido, las luces; todo lo demás permanecerá negro en una
noche sin luna, (romántico!, para las parejitas digo, y para la concentración
en el sabor único que trasmite Silvio y su guitarra, quién pudiera, eh gente,
unnnnn, ja, ja, ja!!!).
Pero es a Silvito,
el que está por llegar, a quien reservan la decisión definitiva. Y, azuquita
pal pueblo!!!. Aparece por fin al fondo de una calle oscura. . . Le informan
que se trata de una rotura de gran envergadura: falta el fluido eléctrico desde
Camagüey hasta Pinar del Río compadre!!!, y, se cree que pasarán cinco o seis
horas antes de que el servicio sea restablecido. Le advierten y aconsejan de
que no es prudente, que mire, que piense, que la seguridad. . . Ay la
seguridad!!!, indudablemente el enemigo está en todas partes: a por él!!!, ja,
ja, ja.
Y, nuestro cada vez
más querido y enrollado Silvio, que ha cantado bajo aguaceros en tantos frentes
de amor y lucha, dice:
¿Cuántos conciertos
hemos hecho?
33 -contesta
alguien del equipo.
¿Cuántas broncas
hemos tenido?
Ninguna.
Porque como dijera
Benedetti. . .
«Lo más grave no es
el pecado original, sino las fotocopias»
(qué gran razón,
cuando afirmaste Mario):
«o sea, que contra
el optimismo no hay vacuna»
Ja, ja, ja. Y, sí,
Silvio siempre fue bien original en sus creaciones, por eso, esa forma y estilo
positivo e inteligente de actuar, pensar y vivir decidió todo:
El concierto va. La
gente no puede irse después de haber esperado tanto. Todo saldrá muy bien:
«Ustedes verán».
PD.
Ese método de
actuar salva la flor y la bala, irrumpe puertas abriendo ventanas al amor sobre
un planeta que nada tiene que perder, transforma la esfera arañando el silencio
de la lacra que se empeña adversa a la alegría que transmite la creatividad y
el ingenio. La noche llegó y con ella el recuerdo de los poetas vivos y los
poetas muertos para que la vida y la historia no se conviertan en palabras; y
con ella el apagón, pero no se impuso la oscuridad, sino el calor de su magia.
A Silvio le iluminó la fuente de desarrollo de los siempre vivos músicos y
poetas sin paragón que pariera la revolución, esa estrella brillante. Cuida
bien tus estrellas mujer, cuida bien tus estrellas, y que nunca las pierdas. .
.
Contagiado por sus
propias creaciones, acudió a su magia de artista atraído por el imán de la
bombilla verde que parió y alumbró, Monólogo, entró y conectó. Si por allí
pasaran, recuerden, pregunten y encontrarán un hormiguero de gente que les
contará la parte más hermosa de lo que describo, esa es la que es, mi gente.
Método que de alguna manera caracterizó a Teatro Escambray.
No, no tengo que
cerrar los ojos, para ver que sigue «sobre el centro del combate». Es hombre y
es hoja que ilumina todo tipo de temblores y oscuridades, que muerde con luz de
besos que le salen de la cavidad de sus poros y su criterio, su voz se impuso,
arrasó la oscuridad. No, no tengo que cerrar los ojos. . .
Para ver que su
gran talento y obra no forman parte de la diversión hueca, donde el
encantamiento brilla por su ausencia. Y, es que Silvio, no nos habla de hombres
comunes, sino de seres de la «nada» e historias «enterradas» en busca de agua
potable que saben morir sonriendo, y no sonriendo dejándose mojar, consciente,
de que lo más terrible nos cuesta la vida. Y, hay que morir de una bala, y hay
que morir de una fiesta por eso que no espera a recibir; sabe que le debe una
canción a una bala, a un proyectil que debió esperarle en una selva.
Y, es por ello que
vale la pena seguir con la música andante, como la Barraca de Teatro de Lorca,
el poeta que refiriera en su Cita con Ángeles, que tanto ha admirado Silvio,
como a Miguel Hernández, presente también su voz en otros tiempos más difíciles
en la radio agitando barricadas, su poesía y Teatro de Guerra, en todos los
frentes para que la cultura verdadera de los pueblos, que se resisten a ser
alienados, esté presente en cada cosecha, alumbramiento, como la receta de
vivir sin tener precio ajeno, al valor del pueblo.
Contigo, también
como vos, como viví quiero morir hermano.
Y que me acompañe
el canto entrañable de tu obra maestra: Monólogo, por ejemplo. Así seguir, para
cuando algún día llegue ese día, en el que se está como ausente, siga soñando
para que la voz me alcance y pensar como pensó Torrente Ballester:
«Si los viejos
viven de recuerdos a mí me queda aún las ilusiones. . .
yo no soy nada,
pero a veces se me ocurre pensar»
Silvio, ya tu sabes
hermano, quien mejor que vos: sí, pueda que algún machete se enrede en la
maleza, puede que alguna noche las estrellas no quieran salir. Te quiero con
todas las contradicciones que nos ayudan a avanzar` ni un paso atrás!!!, ja,
ja, ja. Hasta la victoria siempre!!!.
Ahí hermano, una
eternidad, porque sangra de abajo: ¿Quién se atreve a decirme que debo
arrepentirme de la esperma quemante que me trajo?.
Maité Campillo
(actriz, directora de teatro «Hatuey»
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