jueves, 26 de noviembre de 2020

DIEGO ARMANDO MARADONA, MELODÍA INOLVIDABLE


DIEGO ARMANDO MARADONA, 

MELODÍA INOLVIDABLE

EDUARDO SANGUINETTI,

FILÓSOFO Y POETA.

Murió Diego Armando Maradona, el argentino que fue algo más que el futbolista más grande de la historia del fútbol. Referente ineludible de esta tierra argentina, que ha sabido como nadie representar en el mundo, que hoy llora su muerte.

Símbolo de la argentinidad, pese a cualquier opinión, se puede convenir que como a la mayoría de los símbolos de la República Argentina, el valor histórico de Diego Armando Maradona es, hasta hoy, objeto de un riguroso escrutinio público que alcanza meticulosos niveles de detalle que no admite matices, de histéricos informantes de medios periodísticos, deportivos, políticos, sociales y porque no culturales.

 

Diego estuvo siempre junto a los humildes y oprimidos, jamás ha renegado de su pertenencia, enfrentando cara a cara a los mafiosos del poder y de la FIFA como lo ha dejado demostrado en cada acto de injusticia y de traición a los olvidados, cuando los buitres sobrevolaban sobre su cabeza y el miserable entorno de "chupasangres" que lo acompañó siempre, intentaron degradar su emblemática figura elevada a símbolo por millones de hombres y mujeres del planeta.

 

Ha amado a Cuba, al "Che" Guevara, al comandante Hugo Chávez y a Fidel Castro, su amigo y hermano, símbolos de la revolución que no ha terminado de cristalizarse en nuestro continente. “La Patria Grande” ha perdido a uno de sus más emblemáticos representantes, a pesar de los cipayos que nunca han dejado de difamar e insultar sus maneras y modos, tan legítimos a la hora de expresarse en total libertad de expresión, no dejando nada en el “tintero”, en sintonía y fidelidad con sus convicciones e ideales, expuestos en cada espacio donde ha estado, como acto de vida.

 

El mejor jugador de fútbol de la historia, inigualable, con garra de campeón, soportando lo insoportable se levantó una y mil veces. Será eterno a pesar de los buitres que intentan siempre degradarlo, como a todos los superlativos seres que hacen de la humanidad una especie que puede ser superada. Generador de arte, y doblemente amado por su compromiso y conciencia social, el que no entiende esto, creo no ha conocido a Diego Armando Maradona.

 

Recordemos que no dio la mano al dictador Jorge Rafael Videla, cuando tantos conocidos lo han hecho, tampoco aceptó la invitación de la reina de Inglaterra, estuvo en el ALCA contra George Bush, junto a los presidentes progresistas de aquel momento.

 

Si los jugadores de fútbol tienen derechos y gremio es por el que luchó a brazo partido para que los partidos se lleven a cabo en cada país, logrando que se respete a Bolivia. Todo esto hizo de Maradona mucho más que un jugador de fútbol, el más dotado de la historia.

 

Su vida y sus triunfos futbolísticos han tenido un grado de épica que lo convirtieron en héroe para dos pueblos íntimamente relacionados y tan dados a las pasiones: el argentino y el napolitano, representando en su figura a los italianos pobres y negros del sur de Italia, contra los ricos y blancos del norte, elevando al Napoli a estadios jamás imaginados.

 

Adorado en esta región de Italia, le dio a Nápoles la gloria que el sur no había conseguido en lo político, lo militar y lo económico tras 150 años de confrontaciones.

 

Diego le mostró al mundo habilidades de superdotado con la pelota, quizá irrepetible, sumado también a un carisma arrollador para materializar demandas históricas en poblaciones identificadas con la derrota y la exclusión, estos actos los han convertido en una figura extradeportiva, única, mucho más que el futbolista más afamado y los más relevantes. La alegría que le ha otorgado al pueblo, ¿quién puede negarlo?

 

Es justo y necesario recordar que Maradona ganó un mundial de fútbol, dos ligas italianas, una copa de Europa, dos copas italianas, una supercopa italiana, una copa del Rey de España, una liga argentina y un mundial juvenil. Fue el máximo anotador de la liga italiana, tres veces goleador del torneo argentino y enésimas veces premiado como "el mejor de la historia", "el mejor del siglo", "el mejor de las copas del Mundo".

 

Sumemos a Maradona como embajador de la Unicef y la FIFA, "maestro inspirador de sueños" de la Universidad de Oxford y entrenador de equipos en México, Bielorrusia y Emiratos Árabes, entre otros, y de la selección argentina.

 

El arte y talento de Diego Armando Maradona le entregó al fútbol una creatividad inimaginable: rapidez física y mental superlativa, una motricidad con estilo impecable.

 

Diego ponía la pelota donde las leyes de la física no parecían aplicar, un “mago” o como dijo el poeta Mario Benedetti luego de ver el gol que le hizo a Inglaterra en el mundial de México de 1986: "La única prueba fiable de la existencia de Dios".

 

(*) Filósofo y poeta


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