REENCUENTRO
¡El
deseado!
A través de Facebook descubrí un día, casi por casualidad, que tengo, lo que parece ser, una prima en La Habana y sí, pues podría ser pensé, pues sería debido a aquello de la emigración del siglo pasado donde aquellos jóvenes inquietos, los nuestros, buscaban un destino prometedor y hospitalario que les sacara de pobres. Hoy nadie emigraría a Cuba. Hoy, los hijos de la Cuba actual son los que tienen que salir, que correr, que dejar su isla querida en donde se baila y canta Salsa y el Punto Cubano y también el Son, huyen en busca de una oportunidad, de un mundo mejor, en busca de lo que años atrás buscaron nuestros parientes cuando viajaron a la Perla del Caribe, para ver cumplidos sus sueños, para intentar con su sudor, esfuerzo y trabajo sacar adelante a los que dejaron atrás.
Sus parientes,
hablo de la prima de los míos pienso, originarios todos parece ser que de
pueblitos de Galicia, en el mapa de España mirando se ve están arriba a la izquierda, encima de Portugal
para más datos, marcharon un día dejando a lo lejos su tierra de gaitas, la de
albariños, mejillones y pulpos a feira (
Eso está buenísimo y es fácil de preparar: guisado, hay que asustarlo tres
veces cuando rompe a hervir, luego, al servirlo en un plato o bandeja blanca
preferiblemente, rociado con aceite y vinagre y sal gorda y pimentón picante y
cortado él en lonchas, finito y servido sobre esa bandeja o plato que dije o
sobre una tabla. El resultado es toda una delicia). Y se embarcaron todos esos
gallegos que luego añorarían su terruño, en un destartalado barco en busca del
dorado, porque la tierra, su tierra, su España de entonces estaba seca y ya no,
ya la tierra no daba para nada más y se hacía necesario buscar otros
horizontes. No quedaba otra. Y también marcharon canarios, muchos canarios, de
todas las islas fueron, y salieron llevando el gofio y el mojo picón y algún
que otro timple en su equipaje porque la música siempre acompaña, relaja y
ayuda a recordar. Qué bueno una isa o una folia desde la distancia .Y hacia
allá marcharon, tuvieron que ir, penosamente vestidos, sin abrigos con que
combatir el frio cuando llegaba el aire duro y gélido de la larga travesía
atlántica. Solos en el barco desvencijado, con sus maletas de cartón y con
escasas prendas, con pocas existencias en el interior. Bueno, algunos quizás
con la suerte de llevar un chorizo o un salchichón escondido en la cartona que
les ayudara a mitigar el hambre durante la travesía. Pero todos,
desgraciadamente todos, todos con una mano adelante y otra mano detrás. Todos,
como tantos otros, hacia un destino incierto, pero con esperanzas y con
ilusión. Con mucha ilusión. Y al llegar mando una carta, dijeron al salir de la
isla a la familia. Pero ¡qué iban a escribir ellos, ellos que no sabían ni escribir
pues no habían pasado por la escuela!
Por suerte había gente, humilde también, que ofrecían sus servicios de
escritores de cartas a mano, de los de puño y letra, con lápiz y papel, que se
ofrecían sentados en una plaza cualquiera sentados en un banco de piedra al
raso, pero que por un módico precio ayudaban a eso isleños a mantener la
comunicación con la familia. Desde aquella isla del Caribe a las nuestras del
atlántico, esas que están pegaditas a África, desde donde ahora salen
emigrantes desesperados en busca de su sueño, de su oportunidad. Y es que la
historia se repite, aunque algunos o muchos se resistan a verlo. Qué malo es
cuando la memoria falta. O peor, cuando
la ignorancia de algunos, que no conocen la historia, hablan si saber.
Vales, pues,
sí, “M”. Y es que así se llama mi prima,
a esa que encontré en las redes. Esa, mi
primita, con la que desde entonces me escribo, con la que disfruto con la
conversación y tanto y tanto que lo disfruto. A veces pienso que igual
sólo coincida con ella en
los apellidos. ¿Quién sabe, quién sabrá? Podría ser, pero me da igual si
somos en verdad parientes o no pues porque hablamos y tanto y tanto que
conversamos. Y me habla de su vida y de su familia y también de sus hermanos, que, de ser todo eso
cierto, lo del vínculo familiar/sanguíneo, también serían primos. Lógicamente,
obviamente. Cubanos, eso sí, pero primos. Isleños al fin y al cabo. Pero y pues
y sí, de isla a isla, porque de isla somos, de isla también soy, la mía llamada
Tenerife, esa a la que Braulio, ese genial cantante de Gran Canaria, mi isla
hermana de enfrente, le cantara, nos cantara…..“Tenerife, Tenerife, desde Teno
a Taganana y desde Arona a Garachico,…y cuántas veces mi guitarra se perdió por
La Laguna…serenateando a tu Luna…y cuántas perritas de vino, y…… lo de los amores que oculté yo en tu Esperanza. ”
Día a día, con
“M” voy y con “M” vengo,
compartiendo vivencias. Yo, para pasar el rato, desde ya hace un tiempito y
desde un rincón de casa, desde un rincón del alma que diría Alberto
Cortés, pinto y escribo, hago relatos o cuentitos cortos, que luego
publico en una página digital donde últimamente, cada día, el editor, mi amigo
Anghel que se pone la “h” en medio de su nombre como homenaje eterno a su isla
del Hierro, esa en la que nació, me dice
que me sigue mucha gente y me anima a seguir escribiendo. A mí eso me parece
muy bonito, me alegra mucho, me da
orgullo, aunque todo eso no me dé ni medio peso, pero me anima a seguir
poniendo negro sobre blanco. Sin embargo este relato, esta narración, esta
reflexión, este comentario, este deseo,
debería pensaba en principio ser solo para la
familia cubana o sólo para compartir
contigo “M” y luego tú, lo pasas, lo
envías, lo repartes a todos tus hermanos, si es que quisieras, pero no me
resisto a darlo a la luz. Porque aunque estas líneas deben ser, deberían ser
pienso para quedar o estar solo entre nosotros, únicamente para la familia, en
estricta intimidad, para que sirvan y ayuden en silencio a reflexionar,
calladitos y despacito, nada dice que no pueda ser oído o leído, pues nada malo
se dice ni a nadie directamente se nombra. Por eso “M” escribiré, hablaré, alto
y fuerte para que los tuyos colaboren, para que se sumen, para llegar al
encuentro, al reencuentro.
Es y debe ser este
un escrito cómplice de familia. Y quiero que lo sea. Es y debe ser un mensaje,
una llamada, un grito desesperado al reencuentro, al abrazo y a la
reconciliación. Porque sí, porque como la vida pasa y nos vamos haciendo viejos
que decía la canción, no tiene sentido
que ni la distancia ni el olvido impuesta desde niños por otros, separe o
enfrente a “M” y “B” y ello motivado, quizás seguramente por una decisión
antigua de adultos tomada en su momento, igual equivocada, pero asumida
entonces sin mala fe, creyendo pensando,
que era la mejor que correspondía ante la situación que estaban pasando.
Pero eso no debe, no debería afectar al presente. Claro que no. ¿Verdad “M”?
Obligados estamos
ya y siempre a querernos, no perdamos nunca ese sentimiento.
Hermanos
y familia que los son y lo somos. Y tanto que sí. Y es que sucede como en los
dibujos animados, esos en donde salía el vaquero con su chaleco blanco y marrón
a manchas y también un astronauta medio loco, un tanto infantil o, quizás, un
pelín ingenuo y que compartía cámara con
los demás juguete parlantes. Eso fue en “Toy Story”, la película, que tan
felices ratos nos hicieron sentir en esa preciosa y tierna producción de Disney
que nos hizo vibrar, que nos llegó al alma.…Pues sí. Gritemos todos juntos alto
y fuerte y a la vez…eso de “hasta el
infinito y más allá”. Claro que sí amigos y primos de La Habana, esos que de
vez en vez pasearán, supongo, por el malecón. Caminen por las calles de La
Habana. Juntos y todos de la mano por los jardines, plazas y parques de la
ciudad, hablando, riendo y sonriendo al sol y al aire, o, quizá, cómo no, a la
lluvia cuando cae a borbotones, paseando
sin paraguas, dejando que el agua baje por sus rostros mojados. Sean cómplices
con la mirada, con la misma mirada eterna y
tierna de hermanos que son. Tú y tu hermana y tus demás hermanos,
dándose cuenta de eso, de lo que son, pues el tiempo pasado, pasado está. Dile
a ella que lo comprenda y se lo haga ver a todos, que el pasado, pasado está, pero que tienen que vivir el presente.
Y tienes y tienen también, ¡casi nada! el futuro que es mañana, que es el día
después, es decir, mañana, ese que
permitirá estar dispuesto a compartir momentos, que brindará la oportunidad de
que surjan besos y muchos momentos entrañables
llenos de besos y abrazos. Te lo pido a ti, pues sé que pondrás, porque pones de tu parte y todo tu
corazón, y se lo pido a ella, a mi otra prima guajira y a los demás hermanos,
pero que es que tienen que ser piña, ahora y siempre. Venga primita. Y se lo
digo a la otra también, a la que siente que fuera abandonada, por
culpa, piensa, de la llegada de una hermana menor. Pero no fue así. ¡No!, no
tuvo culpa alguna la llegada de la pequeña llorona. De esa decisión tomada
cuando tendrías meses y ella dos añitos más
quizá. Es tu hermana y la adoras y la quieres desde siempre, claro que sí.
¡Hermana, hermana mía! Hermanas olviden. Destierren para siempre ese
sentimiento gris, turbulento, triste y
arránquense ya con ojos brillantes,
renazcan como el ave fénix resurgiendo de sus cenizas, y con un abrazo inmenso sepulten de una vez y
para siempre los malos recuerdos.
Ábranse a la luz y a la emoción del cariño felizmente reencontrado. Les sentará
bien. Muy bien. Respirarán mejor, pues el aire les llegará con fuerza a los
pulmones impregnado del afecto y ternura de hermanas y de paso del mío que desde la otra orilla les envío.
Y a todos, ¡por
favor!, tómense un mojito brindado por Cuba, por Tenerife y por los “Purris”,
por los parientes, por aquellos que fueron y llegaron a la isla caribeña
saliendo hace años desde Galicia en un barco de dudosa navegación que
afortunadamente no se fue a la deriva y logró, milagrosamente, llegar a su destino. Eso sí, en busca de un
mundo mejor. Ellos, los gallegos y tantos y tantos canarios, a la vista está, dejaron su huella y su
descendencia, a la prima que ahora conozco y a todos sus hermanos de los que
tan bien habla y con qué cariño, cada
vez que me escribe, cada vez que me
cuenta. Cada vez que me envía un afectuoso saludo o me desea que sueñe con los
angelitos, como también decimos aquí.
Claro que es hora para el reencuentro,
sí, ya. Siempre es momento para el abrazo fraterno, tierno, amoroso y cálido,
aunque “M”, si no lo
consiguieras, piensa que al menos lo intentaste y respira hondo. Mándale de mi
parte a tu hermana, desde Las Canarias, desde mi isla de Tenerife que con
orgullo exhibe al mundo ese hermoso
volcán llamado Teide, Echeyde que decían los guanches, un mensaje de cariño, de
reconciliación y envíaselo también a tus
hermanos para que se lo hagan llegar, para que le hagan meditar, para que le
hagan pensar. Dile que tu primo, que también lo sería de ella y ellos, le pide
un beso de encuentro, una reflexión sincera y pausada, un abrazo y que le desea
y reza porque pasen juntos, todos los hermanos, un compartido y entrañable
próximo fin de año y también un feliz año nuevo, que lo pasado, pasado está y
que lo que importa es el hoy, que es presente, y desde luego el mañana que es
futuro, pero que a las puertas está. Juntos lo lograrán. De eso seguro que
estoy.
Besitos a todos mis Purriñitos de La
Habana y buenas noches les deseo desde Tenerife, esa isla de las Canarias
bañada por las aguas del Océano
Atlántico.
quicopurriños, Noviembre
2020
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