lunes, 30 de noviembre de 2020

MAE68 AHOGANDOSE EN CANARIAS

 

MAE68 AHOGANDOSE EN CANARIAS

JM AIZPURUA

Los viejos conceptos maravillosos, ya no existen. Libertad, Igualdad, Solidaridad: ya no existen.

¿La causa?

El Mundo ya es pequeño para sostener la tribu del mono desnudo. España, Espacio Schengen; ensoñaciones semánticas para que el Amo mantenga su negocio entre unos pocos que tendrán futuro rodeados de todos los demás que nunca tuvieron pasado ni tendrán futuro, revolcándose en un presente de obsesión individualista por poder pagar sus facturas.

Ladran, y muerden, pero ¿Cabalgamos? No amigo Anghel ya no cabalgamos, ya ni soñamos con enterrarlos en el mar. Hemos perdido la esperanza encriptados en nuestro individualismo de sigla, la maldita sopa de letras que nos ciega mientras consumimos el Modo del Amo, que nos dicta una lección llevándonos a celebrar el ser camarero precario o Kelly mal pagada, que nos impide ver en Arguineguín a nuestros hermanos y recordar a nuestros padres entrando en barcos por Venezuela cuando en nuestra Tierra Canaria, el Amo nos dejó sin recursos para comer, igual que a estos pateros que, como ayer nuestros padres, sólo sueñan con enviar recursos a los suyos.

Pero entre nosotros los sembradores de odios, encuentran la oportunidad para el olvido, para asustarnos con que perderemos la precariedad que nos regalan en su infinita bondad. Nos arrojan a cebarnos con los que, más pobres que nosotros, sólo buscan su pan. Y nos amenazan con quitarnos el DNI como a los Saharauis y obligarnos a ir a península en patera. Son los Amos y nosotros seguimos siendo los pobres indígenas que un día colonizaron.

¿De que nos valen las parafernalias Comunitarias y sus leyecitas? Las Autonomías siguen siendo Autonosuyas.

Para vivir tranquilo en la Moncloa y en la Zarzuela, Canarias, nuestra Canarias, debe hundirse en una miseria moral y material y llenarse de campamentos de odio y frustración. Nunca serían posibles estos campamentos en La Castellana.

Ladrad, ladrad, ladrad malditos.

Soy la sombra, de lo que fui, pero aún me queda la dignidad para alzar mi voz contra esta destrucción de la Humanidad Canaria, que nos arroja a la muerte social, económica y de imagen de las islas que ya nunca volverán a ser afortunadas, si sus hijos no levantan sus voces indignadas y revierten la situación. Aquí alzo la mía.

 


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