A MARADONA LO QUE ES DE MARADONA
ILKA
OLIVA CORADO
El balompié es del pueblo, del arrabal. Como lo son las flores silvestres, la hiedra, los zacatales y las calles enlodadas. Las casitas de adobe, de champas de lámina, el hambre, los sueños inalcanzables, el lomo macizo y curtido, la frente en alto, la mano amiga, el hombro que apoya, la mirada que lleva el alma en las pupilas. Los turnos de trabajo a deshoras, el sol y el frío pegados en la piel. Y los pueblos no tienen fronteras, ni idiomas, religión, ni nacionalidad, se compactan en uno solo, todos los pueblos son uno solo cuando se trata del fútbol.
Porque el fútbol es como el oxígeno, como el agua de lluvia que embellece las plantas y los campos baldíos donde juegan chamuscas los cipotes, en el arrabal es el sustento, porque el fútbol nutre el alma. El balompié es el catalizador por excelencia de la periferia, el que provoca la mayor de las alegrías y el mayor de los dolores compartidos cuando pierde o gana un equipo. Y no es por lo que han hecho las mafias con él, que eso es aparte.
Es la pasión de
pasiones, el que hace hervir la sangre, el que eleva a los cielos a quien anota
un gol, el que baja a los infiernos a
quien falla un penal, ni la droga más potente, ni la tortura más cruel ha podido con la efervescencia que provoca el
balompié en el alma humana. Si no hay que preguntarle a Mujica, cómo se vivió
el fútbol en sus 12 años encarcelado.
Entonces, para comprender que los pueblos del mundo lloran la muerte de
Maradona hay que entender lo que significa el fútbol en los lugares marginados,
donde una de las pocas alegrías la da el deporte más hermoso del mundo.
Analizando primero
esto, después es muy fácil comprender por qué Maradona fue tan querido por el
pueblo que no le da su corazón a cualquier dios. El corazón del pueblo no se
vende, se gana, el amor del pueblo nace solito. Y cómo no iba a amar a Maradona
que pudo olvidarse del lodo del arrabal, del hambre de la miseria, del abrazo
cálido de los que no tienen más que su dignidad
para afrontar la vida, que como Evita se codeó con los poderosos, pero
jamás vendió su alma llanera, pueblerina, de alcantarilla y que se dio a los
suyos, aún con las consecuencias que esto trajera.
Porque a Maradona
no lo expulsaron del fútbol de élite por las drogas, lo sacaron por su
irreverencia de arrabal, por esa prestancia suya de pararse con la frente en
alto y hablar cuando otros callaban o se ponían de alfombra o de rodillas, por
los dos goles contra Inglaterra que jamás se los perdonaron. Por el orgullo de
alcantarilla, por hacer lo que se le venía en gana cuando otros doble cara
guardaban las apariencias. Qué bueno que pudo, que intentó ser libre a su
manera, en este mundo que nos esclaviza de una u otra forma. Por lo menos uno
de nosotros intentó volar sin olvidarse llevar en sus alas la honra del arrabal.
Se extravió en el
camino tal vez, pero ¿quién no lo hace?, solo que él por ser el Dios del fútbol
cualquier suspiro era público. Y quienes lo odiaban por su origen, por sus
arrestos de identidad de clase, lo dimensionaban más. De ahí mundanos somos todos, unos más que
otros, pero al final también chapoteamos en el mismo lodazal. ¿Por qué él tenía
que librarse del machismo y del patriarcado? ¿Acaso nos hemos librado nosotros?
¿Por qué poner sobre sus hombros el peso milenario de la misoginia y no tomar la parte que nos toca? ¿Por qué
lapidarlo cuando somos todos parte de este sistema que violenta a las mujeres?
¿Y por qué no pensar en lo que hace la exclusión y los golpes (físicos y emocionales) en la mente y el alma de un niño de arrabal?
¿Por qué él tenía que librarse de sus infiernos, solo porque era el Dios del
fútbol? ¿Y nosotros nos hemos librado de los nuestros? ¿Por qué tenía que
librarse él de los encantos que brinda el patriarcado en el mundo del fútbol a
los hombres? ¿Acaso no era humano también? ¿Acaso tuvo guía alguna en la vida?
¿Acaso no fue solo a enterrarse de narices desde la miseria al mundo millonario
del fútbol de élite? ¿Por qué tenía que ser ejemplo y tener equilibrio en su
vida? ¿Y el sistema, qué decimos del sistema y el entorno? Es cierto, uno debe ser en los deportes lo
que es en la vida misma. Pero eso aplica para todos, no solo para un ser
humano. ¿Lo hemos logrado nosotros? ¿Y si lo hemos logrado qué nos da el
derecho para señalar a los demás?
Lo que sucede con
Maradona es que el odio que le tienen es tanto porque jamás le perdonaron que
no olvidara su origen, que no vendiera su alma de arrabal ante el lujo de la
opulencia, de los que violentan a los pueblos. Y que por el contrario, en lugar
de buscar la sombra y el acomodo de los fascistas se fuera del lado de los que
llevan palo y metralla cuando no tenía necesidad alguna. Cuando pudo
olvidarse de ellos.
No era solo su
habilidad deportiva, su técnica de dominio de balón, su genialidad con las
fintas, sus goles espectaculares, lo que hace inmenso a Maradona es su
identidad de clase y su memoria histórica. Decidir de qué lado de la vida
estar, aunque eso le valió el flagelo de los que le contaron las costillas cada
vez que pudieron.
Por eso lo lloran
los pueblos, porque pudo venderse, ponerse de alfombra o de rodillas ante los
oligarcas y las grandes mafias del fútbol y del capital, pero
decidió tragar tierra con los que chapotean entre el lodo, de ahí que
sus piernas crearan arte dentro del
campo de fútbol con la arcilla y sus
actos rebeldes enamoraran el alma de los arrabales. Y desde los arrabales del
mundo le decimos gracias, por habernos dejado soñar y disfrutar con la pasión
de pasiones, pero por levantar la voz cuando pudo callar y olvidar su origen y a
los suyos.
Por mi parte la
selección de mis amores es y será Brasil y mi jugador favorito Pelé, pero a
Maradona lo que es de Maradona.
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