YOLANDA DÍAZ, UN TROZO DE BACALAO
Y UN PAN DURO
RAÚL
SOLÍS
A los señoritos o a sus peones hay que mirarlos
siempre de tú a tú y decirles que los de abajo tienen derecho a todo: a tener
20 días de permiso por paternidad y maternidad y a tener una jubilación digna
Mi madre, que empezó a fregar suelos de rodilla
con ocho años y por eso no sabe leer ni escribir, se hartó de dejarse la
dignidad por los suelos y cuando tenía 16 años le tiró a los señoritos que le
robaron la infancia el trozo de bacalao y de pan duro con el que le pagaban
cada día por estar 10 horas ejerciendo de criada en un ‘casa de señores’ de
Extremadura.
En esa casa, mi madre tenía otras compañeras, niñas como ella, que se conformaban con el bacalao y el pan duro porque menos es nada. “Señorito, lo que usted quiera”, le respondía siempre a los jefes, que en realidad eran amos. “Y yo me revenía y me ponía negra de verlas rebajarse a esos gachones”, repite mi madre en los muchos relatos que a lo largo de sus 80 años nos ha ido desvelando su vida, que ha sido de todo menos fácil.
De aquella experiencia mi madre sacó un
aprendizaje: a los que te quieren sometido hay que mirarlos a los ojos. Aunque
te duela, aunque delante haya un horizonte de incertidumbre, aunque lo pierdas
todo intentando ganar. Lo contrario es el ‘síndrome de la criada’, aguantar
todo a cambio de nada, asumir que lo máximo que mereces es lo que el señorito
te da y que tu dignidad está a la altura de los suelos que limpias cada día
tirada de rodillas.
El relato de Yolanda Díaz a favor de su decreto,
que contempla recortes de las pensiones futuras de los desempleados mayores de
52 años, es el relato de esas criadas de las que me habla mi madre que eran
serviles al señorito. Si te doy esto, no te doy lo otro. La ministra de Trabajo
ha defendido el discurso de la criada colonizada, pero además con dosis de
chantaje emocional como hacen los señoritos cuando la criada se quiere
emancipar.
Oponerse a rectificar los recortes a un sector
de la población muy castigado y con rentas de miseria, que iban a ver que sus
bases de cotizaciones pasarían del 125% al 100%, que traducido en dinero son
160 euros al mes, que son dos compras semanales en el supermercado, no es hacer
política, ni siquiera es aceptar una contradicción, simplemente es utilizar las
herramientas del amo para tratar de convencer a las sirvientas. Confórmate,
menos es nada, pero qué quieres, por lo menos comes…el pobre nunca puede
quererlo todo, que entonces será tachado de arrogante, atrevido y de vivir en
un mundo de fantasía.
En la izquierda española hay un sector que ha
asimilado que solo puede pedir lo que el señorito le da, que se tiene que
conformar con el trozo de bacalao y el pan duro que le pagaban a mi madre por
limpiar suelos de rodilla por donde pasaban bestias, animales y humanas, y
donde se dejaba la dignidad y los sueños sólo por ser hija de los perdedores de
la guerra civil.
En la izquierda española hay un sector que ha
asimilado que solo puede pedir lo que el señorito le da
El día que mi madre le tiró el trozo de bacalao
al señorito ganó algo más que dignidad. Ganó la certeza de que se merecía algo
mejor, de que no era normal un futuro de sumisión y de que, aunque fuera pobre,
tenía derecho a soñar con una vida plena. Otra de las tácticas de los señoritos
es elegir a la criada buena y premiarla mientras a la que se rebela se la
castiga, se la desprecia, se la humilla y se la tacha de loca, de insensata, de
indomable. A los señoritos y a sus manijeros nunca le gustaron las criadas
difíciles de domesticar.
Podemos, frenando el primer recorte de la
legislatura que dejó Nadia Calviño en el BOE antes de irse al Banco Europeo de
Inversiones y que llevaba la firma de Yolanda Díaz, le ha dicho al señorito que
no quiere que a los desempleados de larga duración con más de 52 años le paguen
con un trozo de bacalao y pan duro. Podemos ha dejado al descubierto que Sumar
es esa criada que se conforma con lo que el señorito buenamente quiera darle.
En el 15M había dos ramas, como en la casa donde
servía mi madre: los que querían ser como las élites y quienes querían impugnar
a las élites. Los que querían ocupar los despachos de las élites y los que
querían acabar para siempre con el dogma neoliberal que hace pasar un recorte a
los parados de larga duración como un mal menor porque a la vez aumentan a 20
semanas los permisos de maternidad y paternidad.
Mi madre se ganó el respeto y el derecho a una
vida plena cuando le tiró a los señoritos el bacalao y el pan duro. Podemos
también ha ganado votando que no al primer recorte de la legislatura. A los
señoritos o a sus peones hay que mirarlos siempre de tú a tú y decirles que los
de abajo tienen derecho a todo: a tener 20 días de permiso por paternidad y
maternidad y a tener una jubilación digna. El 15M no se hizo para terminar
reproduciendo el síndrome de la criada del que mi madre se libró tirándole a
los señoritos el bacalao y el pan duro a la puta cara.
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