ETA EN LAS AULAS ANDALUZAS
La
Junta insta a que se haga reflexionar a los alumnos sobre el grupo terrorista
para celebrar el Día Escolar de la No Violencia y la Paz. Esta propuesta tiene
sus riesgos
GERARDO
TECÉ
Ocultación.
/ Pedripol
Los directores de colegios públicos andaluces han recibido una circular. El remitente es la Junta de Andalucía presidida por Juanma Moreno. En la carta, el Gobierno andaluz en manos del PP insta a que se celebre el Día Escolar de la No Violencia y la Paz haciendo reflexionar a los alumnos sobre ETA. A falta de violencias y guerras de actualidad que poder llevarnos a la boca, ¿por qué no? La propuesta, sin embargo, tiene sus riesgos. Algún alumno, aleccionado por lo que tantas veces ha visto por televisión, podría quejarse y denunciar que hablar de ETA a estas alturas no es otra cosa que reabrir heridas del pasado, que lo que toca es mirar al futuro, que a quién le importan las batallitas entre abuelos, que los familiares de los asesinados por ETA sólo quieren pillar subvenciones.
El
profesor, releyendo la circular del derecho y del revés, intentaría encontrar
una respuesta que no aparece en una carta en la que la Administración,
torpemente, ha olvidado añadir la típica relación de preguntas frecuentes con las
que el docente podría toparse. Mientras el profesor trata de confrontar la
inhumana reflexión del alumno adicto a la tele, otro podría levantar la mano y
replicar que no es cierto que la violencia en España sea cosa del pasado. Sin
ir más lejos, Puigdemont está siendo señalado por la Justicia –siempre
independiente– por delitos de terrorismo, ya que un francés murió hace cuatro
años por un problema cardiaco justo mientras un grupo de independentistas se
manifestaban de forma pacífica. El revuelo en el aula sería máximo. Lo que iba
a ser una charla sobre la paz, de repente se ha convertido en un congreso de
cardiología en el que las primeras conclusiones de los ponentes vendrían a
indicar que la protesta pacífica, además de terrorismo, es para el corazón peor
que el tabaco.
El azar ha querido
que la circular de la Junta de Andalucía en manos del PP coincida con la
ofensiva del PP contra Pedro Sánchez y sus pactos de Gobierno con terroristas
de diferente calaña. Por un lado, los terroristas de Bildu que condenan la
violencia de ETA y votan a favor de medidas sociales y, por otro, los
terroristas catalanes que se manifestaron de forma pacífica cerca de un guiri
con problemas congénitos. Todos ellos conformando una nueva forma de terrorismo
que será complicada de explicar para los profesores andaluces, por más que
Feijóo, celebrando una fecha tan redonda como el 29º aniversario del asesinato
de Gregorio Ordóñez, intente echarles una mano: “El terrorismo ni se tapa ni se
perdona, se investiga y se condena hasta el final”. Por fin un argumento sólido
para que el pobre profesor, angustiado y mirando cómo el minutero avanza lento,
pueda agarrarse. Niños, el terrorismo no se tapa, ni se perdona, sino que se
investiga y se condena. El riesgo, en este caso, también estaría presente, ya
que algún niño, inconsciente y sin sentido de Estado, podría joder la marrana
levantando la mano y preguntando cuáles son esas veces en las que el terrorismo
se ha tapado o dejado de condenar en España o si se refiere a lo de Israel
masacrando civiles a miles y con toda la pinta de irse de rositas. La cara
blanca del profesor se asemejaría en ese momento a la de la hermana de Gregorio
Ordóñez cuando vio aparecer por el homenaje a su hermano a quienes
recientemente calificó de repugnantes por usar machaconamente el “Que te vote
Txapote” con fines electorales, a sabiendas del dolor que les generaba a las
víctimas.
El profesor
andaluz, superado por los acontecimientos y con ganas de ponerle una bomba lapa
bajo el coche al que se le ocurrió la idea de instaurar un Día Escolar de la No
Violencia y la Paz, siempre podría recurrir a Google introduciendo ETA en busca
de una respuesta reciente. Pero lo que allí se encontraría serían unas
declaraciones recientes de Arnaldo Otegi, quien intentó formar un partido
político que apostase por la paz al margen de ETA y fue encarcelado durante
seis años en un proceso que, según sentenció el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos, fue injusto. “Aquello fue una maniobra político-judicial por parte de
quienes pretendían que ETA no desapareciese”, se encontraría el profesor a
Otegi en Google News. Quién puede creer a este tipo. Quién puede creer que haya
alguien interesado en que ETA no desaparezca de nuestras vidas, daría por
acabada la clase el angustiado profesor, circular en mano.
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