HOY HACE FRIO PERO ME ACOMPAÑA
EL JERSEY GRIS
QUICOPURRIÑOS
Hoy hace y siento frio. Y ayer, y parece que la cosa seguirá
hasta el sábado. Desde entonces ha llovido intensamente. Y que bien, que falta
hacía, porque la isla, mi isla, estaba seca. Pero se desbordó el canalón, el
que está destinado a encauzar el agua de lluvia e inundó la terraza cubierta de
casa y no pudo el pobre cumplir su función. El canalón se tupe porque inconscientes
vecinos lanzan desde sus ventanas lo que en sus manteles queda, sacudiéndolos
desde las ventanas, y, claro, me cae a mí. No solo migas de pan, que por eso
fuera, también alguna bolsa del indestructible y antipático plástico o hasta un
vaso de yogur. Y, claro, tupen la salida del bajante. Qué culpa tiene el fiel
canalón que me pide disculpas sin yo pedirle responsabilidad alguna.
En esta noche
mojada, de frio y ráfagas de viento digna de ser vista desde los cristales que
decía Machado, aunque él se refiera a una tarde gris triste y de invierno, salgo
a la terraza después de haber arreglado el incidente de la pequeña riada, vamos
como si fuera el aqua alta de Venecia. Y me siento frente al televisor
encendido, solo por oír algo, sin prestarle atención, solo por no sentirte solo
y con la compañía del gato, de Oreo, que, a ratos duerme en posturas
increíbles, como si fuera un contorsionista del Circo del Sol y a ratos me mira
con sus ojos expresivos que parecen mandarme a veces un mensaje o que a veces me interrogan. ¿Qué preguntas gato?
pienso yo.