LAS ESPAÑITAS FACHAS ENSAYAN
SU ATROPELLO
CRISTINA
FALLARÁS
(I-D) El presidente de la Región
de Murcia, Fernando López Miras; la presidenta de la Comunidad de Madrid,
Isabel Díaz Ayuso; el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno; el
presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo; la secretaria general del
PP, Cuca Gamarra; el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y el
presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, posan a
su llegada a los actos del Dia de la Constitución, en el Congreso de los
Diputados, el 6 de diciembre de 2023, en Madrid. EUROPA PRESS/Alberto Ortega
(I-D) El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno; el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo; la secretaria general del PP, Cuca Gamarra; el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, posan a su llegada a los actos del Dia de la Constitución, en el Congreso de los Diputados, el 6 de diciembre de 2023, en Madrid. EUROPA PRESS/Alberto Ortega
Esta semana se nos
acumulan las señales de que algo huele a podrido en esta Españita nuestra
sembrada de cofrades y fascistillas. Porque se nos ha olvidado que, más allá de
un gobierno de coalición progresista, tenemos un montón de gobiernos de
ultraderecha. Y sí, digo ultraderecha, porque cuando el PP gobierna con la
ultraderecha es ultraderecha: en Aragón, la Comunitat Valenciana, Castilla y León
y Murcia VOX está en el gobierno. En Madrid, Galicia, Andalucía, Cantabria, La
Rioja y las Illes Balears gobierna el PP, una derecha cada vez más extrema, una
derecha que, en casos como el de Madrid, no ha necesitado a VOX para recortar,
por ejemplo, los derechos de la comunidad LGTBI+. Y en casos como el de
Andalucía, tampoco los ha necesitado para nutrir de dinero público al
movimiento antiabortista.
Pero vamos con la
cuenta, que es un aviso claro. Arrancamos la semana con las declaraciones de
Marta Rivera de la Cruz, ex número dos de Alberto Núñez Feijóo y actual
teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid. Opina la otrora escritora que
"España no tenía colonias, tenía virreinatos" y que "España no
expolió a sus países para traerse las cosas que encontraba". Más allá de
la ignorancia que muestra, las declaraciones de esta señora tienen como
objetivo inventarse una historia que no existió. O sea, mentir. Resulta
relevante porque es así como están construyendo las derechas su versión del
mundo, este mundo, este país. Al principio da risa, pero cuando existe una
parte notable de la sociedad dispuesta a creerlo, debería alarmarnos. Son
pruebas, de eso se trata: si creen esto (porque les hace sentir mejor...),
creerán lo siguiente. Apoyar una mentira política es una enfermedad contagiosa,
vendrán más mentirás y se creerán igual.
Solo un día después
de comprobar el recalcitrante colonialismo del PP, el diputado ultra Carlos
Flores Juberías presidió un acto contra el aborto dirigido a menores en el
Ayuntamiento valenciano. Se da la circunstancia de que este tipo fue condenado
en su día por maltrato machista habitual contra su mujer, detalle que no le
impide ocupar un escaño en el Congreso. Flores Juberías pudo llevar a cabo su
adoctrinamiento contra el derecho al aborto porque la alcaldesa valenciana
María José Catalá (PP) le prestó la institución pública que ella encabeza.
Preguntada al respecto, respondió que le parecía de "absoluta
normalidad". Sin duda, un condenado por violencia machista entrenando a
jóvenes contra los derechos de las mujeres es de absoluta normalidad, en su
mundo.
Paralelamente a lo
anterior, el PP y VOX, gobernantes de Castilla y León, registraban una
proposición de Ley para derogar el decreto de Memoria Histórica y Democrática
vigente en su comunidad. Nada que no haya ocurrido antes, ya que en Aragón a la
coalición de populares y ultraderechistas les faltó tiempo para derogar el
pasado mes de febrero la Ley de Memoria Democrática. Solo un mes después, el
vicepresidente del Gobierno aragonés, Alejandro Nolasco, exigió que se
"paralice, retire y detenga las concesiones de la nacionalidad española a
todas aquellas personas que provienen de culturas islámicas". Llámalo
cruzada.
Suma y sigue. A la
vez que Castilla y León daba el primer paso para eliminar su Ley de Memoria
Histórica y el ultra Flores Juberías aleccionaba a los menores contra las
mujeres, Baleares se convertía en la primera comunidad autónoma que elimina su
oficina anticorrupción. Y si tú te preguntas por qué, dale otra vuelta.
En fin, que en solo
tres días la extrema derecha y la derecha extrema han dejado claro lo que
pueden hacer y de hecho hacen cuando gobiernan un territorio. Quiero recordar,
de paso, que las comunidades autónomas forman parte de eso que llamamos el
Estado, y que todas las anteriores son
medidas tomadas dentro del Estado español. Ahora imaginemos por un
momento que estas gentes hubieran conseguido hacerse con el Gobierno de España.
¿Qué estaría pasando ahora con la Memoria Histórica? ¿Qué con la Ley del Aborto?
¿Qué pasaría con las y los inmigrantes? ¿Qué pasaría con la comunidad LGTBIQ+?
A veces pensamos
que España tiene un Gobierno progresista. Sin embargo, paralelamente existen
otras muchas Españas donde los ultras campan a sus anchas, donde inventan realidades,
ejercen violencias, modifican las normativas que dábamos por buenas y seguras.
Son las Españitas fachas, son la mayoría y están ensayando lo que harán cuando
lleguen al Gobierno del Estado. Al tiempo.
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