jueves, 21 de agosto de 2014

¿RELIGIÓN VERDADERA?

¿RELIGIÓN VERDADERA?

FRANCISCO SANZ
¿Qué religión están aprendiendo hoy nuestros hijos, qué religión están enseñando a nuestros nietos?

Hay que sustituir las religiones teístas por las civiles. Porque estas últimas no sólo no llaman a la salvación de las personas individualmente sino que las llevan a colaborar unas con otras, no las llevan a preocuparse más por las cosas imaginarias que por las reales, no incitan a la indiferencia en asuntos políticos, no insultan a la inteligencia de las personas pretendiendo que crean cosas no sólo falsas, sino incluso absurdas y finalmente porque no llevan su prédica de la no-violencia hasta el extremo de desautorizar al pueblo a defenderse del abuso de los poderosos. El espíritu del cristianismo es demasiado favorable a la tiranía como para que esta no lo aproveche siempre. Menos cuando eran revolucionarios. Los emperadores cristianos, sostenía Rousseau, destruyeron el Imperio Romano: “Cuando la cruz hubo expulsado al águila, todo el valor romano desapareció”.

  Comte apenas se molestó en  responder a la pregunta “trivial” de cómo conseguiría el positivismo desplazar a la Iglesia Católica y sus influencias. Pensaba que del mismo modo que la mecánica newtoniana había quitado de en medio a las teorías de Aristóteles: por el potencial superior de sus ideas para explicar la realidad. Sin embargo una religión civil no nos permite acercarnos a entidades sobrecogedoras ni nos da, aunque sea con la promesa de otra vida, consuelo por los sufrimientos en los que la nuestra abunda, ni ayuda a bien morir, como las religiones teístas. Esas cosas ayudan a creer en Dios.

  Lo más cerca que hemos estado de una religión civil es con la desobediencia civil. Pues bien antes de embarcarse en un acto de desobediencia civil debemos, según uno de los mártires de la desobediencia civil entendida como una religión, M.L. King, debemos: Informarnos de los hechos, la injusticia de los hechos que nos llevan a esta acción, contrastarlos adecuadamente, considerar cómo pueden cambiar por lo que vamos a hacer. Negociar a muerte apurando todas les medidas legales a nuestro alcance. Examinarnos para precisar si somos lo bastante fuertes para aguantar lo que se nos viene encima, por ejemplo una violencia a la que no podremos responder, una prisión que no debe quebrantarnos. Y finalmente: Hacerlo, y mantenernos firmes en ello, sin dar marcha atrás. Todo un catecismo, una preparación para el martirio por la fe.

  ¿Religión verdadera? Todas las religiones son verdaderas, en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en cuanto los consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la religión más verdadera es la suya, la que le ha hecho. (Unamuno, en San Manuel Bueno, mártir). ¿Qué religión están aprendiendo hoy nuestros hijos, qué religión están enseñando a nuestros nietos? Es un misterio.

  En La prueba del laberinto, Mircea Eliade escribe: “Lo sagrado no es una etapa en la historia de la conciencia, sino un elemento de la estructura de esa misma conciencia. En los grados más arcaicos de la cultura, vivir como ser humano es ya en sí mismo un acto religioso, puesto que la alimentación, la vida sexual y el trabajo poseen un valor sacramental. La experiencia de lo sagrado es inherente al modo de ser del hombre en el mundo”. Al final de sus días, como director del Departamento de Historia de las Religiones en la Universidad de Chicago, afirmaba: “Estoy seguro de que las formas futuras de la experiencia religiosa serán completamente distintas de las que ya conocemos en el cristianismo, en el judaísmo, en el Islam, que ya están fosilizadas, desvirtuadas, vacías de sentido. Habrá otras expresiones. La gran sorpresa es siempre la libertad del espíritu, su creatividad”. Cioran diría que Dios es el luto de la ironía.

  Hay tres esferas de existencia: la estética, la ética y la religiosa. A ellas corresponden dos confines: la ironía es el límite fronterizo entre lo estético y lo ético, el humor, el confín entre lo ético y lo religioso. Y luego un gran mar en calma, el de la serenidad que pertenece al arte, separando y uniendo lo estético y lo religioso. Donde la ética, la ironía y el humor tiene poco que hacer. La seriedad es propia de la vida, pero la serenidad pertenece al arte. ¡Vivir la vida como un arte! Entre nosotros, las religiones al igual que las ideologías a las que han transmitido sus vicios, no son en el fondo más que cruzadas contra el humor.

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