LO QUE NOS
RECALCA FERGUSON
TELESUR
Las escenas son las de un poblado sometido por
aparatosas fuerzas invasoras que subyugan a una mayoritaria muchedumbre de
afros, pero también de otras etnias.
Las escenas son las de un poblado sometido por aparatosas
fuerzas invasoras que subyugan a una mayoritaria muchedumbre de afros, pero
también de otras etnias. No es Iraq, Afganistán, o acaso España, ni tampoco
ocurre en Chile, México o Colombia. Todo esto sucede en el mismo vientre del
imperio.
La muerte de Michael Brown, un joven miembro de la comunidad
afro, a manos de oficiales de policía de ascendencia europea en Ferguson,
Missouri, ha exaltado los ánimos allí y ha indignado a muchos en otras partes
del mundo. Las explicaciones oficiales y ocultamientos del homicidio han
exacerbado los ánimos en quienes presienten razonablemente ser las próximas
víctimas. ¿Y cómo podría ser de otra forma? ¿Si no se levantan en protesta
contra una brutalidad enmarcada en el racismo en la nación que se autoproclama
defensora de la libertad y la democracia, entonces donde se podría realizar?
Sin embargo, la respuesta represiva en Ferguson ha sido la
consagrada en los manuales castrenses de control de muchedumbres en estos
tiempos en los cuales los desordenes del capital hacen a todos susceptibles de
que seamos estimados ‘enemigos internos’. Allí no se ha escatimado en fuerza o
en amenaza de su ejecución. Desde perros, armamento de guerra a disposición de
tiro, ametralladoras empotradas en tanques blindados, hasta la acostumbrada
lluvia de gases lacrimógenos ha sido la panoplia amenazante y practicada en el
control callejero; empero también han estado al orden del día la detención
abusiva de periodistas, el hostigamiento generalizado, el toque de queda, etc.
Intimidación, miedo, es la sensación a propagar en los protestantes. Los
saqueos forman parte de aquello ambiguo entre la ira, la desposesión y lo que
espera el poder para justificar sus desmanes.
Sin embargo, esta aplicación de los manuales de represión de
masas en las calles ha resultado abiertamente contraproducente dada la evidente
justeza de lo reclamado: justicia. Ha sido tal la grotesca desproporción y el
abuso de fuerza de la policía local, que el mismo gobernador del estado de
Missouri, ha tomado el control de Ferguson a fin de impedir mayores
agitaciones, en una región extremadamente racista.
En este caso la aplicación de los protocolos policivos ha
desnudado una vez más la latencia de inclementes planes de contención de la
inconformidad en el mismo territorio del imperio; estos operan en cualquier
situación de organización popular reivindicativa con base en su fuerza numérica
y en el escenario por excelencia de las conquistas sociales: la vía pública.
Empero, por lo desmedido, fuera del contexto y sin valoración
adecuada en Ferguson, las acciones de estos pesados (en todo el sentido de la
palabra), armados hasta los dientes, e impasibles miembros de la policía local,
han resultado reveladoras de lo que va ocurriendo cuando las previsibles crisis
de capital se trasladan por el mundo, especialmente donde los manuales de
represión de EE. UU. han sido impuestos.
La militarización es un proyecto en ejecución del manejo de la
población al cual nos enfrentamos en el presente y enfrentaremos en el futuro.
Este trato implica la creación de una población rebelde y ‘peligrosa’ por
someter, y de otra parte ampulosas fuerzas de ocupación; es lo que debemos
esperar en la mayor parte del planeta, pues el crecimiento de los presupuestos
para domeñar insumisos y su tecnificación obtusa demuestran, que además de
apoyar cualquier latrocinio de los ricos contra los pobres, el estado, en
occidente al menos, ha devenido en organización destinada en emplear métodos
contrainsurgentes a propios o a extraños.
En la contrainsurgencia todo aquel que reivindique un derecho,
por básico y formalmente garantizado que esté, se transforma en irreconciliable
enemigo desde el punto de vista militar.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=188690
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