HOLOCAUSTO PALESTINO
LEOPOLDO
AMONDARAIN, ALIANZA NACIONAL, PN
Alguna vez dije que basta que se diga
que los judíos no saben jugar al truco para que en forma inmediata el que lo
haga sea tachado de antisemita. Como autodefensa publicitaria no deja de ser
ingeniosa, máxime que prolijamente se han acostumbrado a su papel de víctimas
de cuantas persecuciones han tenido en su milenaria vida.
Llama la atención que un pueblo de los más viejos del mundo haya
sufrido tantas guerras de parte de los distintos pueblos del orbe. Cuanto más
cultos y más fuertes, más encono sufrieron. Cierto es también que las veces que
han tenido la posta han hecho lo mismo que les hicieron a ellos. Hoy les ha
tocado a los pueblos arábicos, después claro está (1948) de su creación formal
como Estado de Israel, diminuto en sus orígenes y que fue agrandándose con
sucesivas guerras mediante.
Aprovecharon el interés del imperio mayor yanqui en el petróleo
que en el Lejano Oriente abunda y su producción es la llave del dominio
mundial. Cual “lapa” marchan pegados a los intereses yanquis como una potencia
subalterna pero con su permanencia asegurada.
Los yanquis no podían permitir el peligro de que el petróleo
quedara en manos rusas y su ente testigo fue un Israel armado hasta los dientes
con implementos de guerra de última generación, que asegurara el dominio yanqui
sin quemarse demasiado ellos. Teniendo en cuenta además, las bombas atómicas,
que las tienen por “generosidad” norteamericana. Me dirán de los crímenes
palestinos y de las familias judías que también les tocó caer.
Pero hay una pequeña diferencia: mientras los palestinos y los
árabes caen generosamente en defensa de su patria, de sus dunas, de su
soberanía y derecho a ser libres y dueños de su destino, EEUU y su socio lo
hacen para obtener el petróleo generoso de su subsuelo, que es árabe. Mientras
masacran cuatro escuelas o más de la ONU, llenas de criaturas y familias, todas
civiles, viene al caso también cuando en 1982 el Halcón Sharón barría no contra
soldados sino también contra familias árabes en Sabra y Chatilay bombardeos del
sur del Líbano y terminó siendo juzgado por crimen de lesa humanidad en la Haya
a la que nunca fue entregado, viviendo y muriendo en su fastuosa mansión en
Jerusalén.
Es obvio que en toda guerra hay excesos y las culpas muchas
veces repartidas, pero creo que “Tata Dios” puede juzgar mejor que nadie entre
la justicia del amor y el desborde imperialista de los malvados. Nadie hace una
guerra fratricida como es ésta para disputar el mercado de las aceitunas o de
los dátiles. Pero sí por los barriles de petróleo. Aún falta mucho. No entraron
a jugar los persas, Irán es una nación poderosa. Menos tal vez que las que
tienen bombas atómicas, que nadie se las cuestiona. Pero tarde o temprano
pueden llegar a ellas.
Y ese día, con muchas razones válidas, el rumbo de estas
conflagraciones puede cambiar. O sea la justicia, aunque tarde, llega. Y la
probidad de los hombres por ser liviana tarda mucho más en llegar. Cristo, el
Mesías, dijo aquella famosa frase que no es válido deformarla: “dad al César lo
que es del César, y a Dios lo que es de Dios” y en esos repartos no se olviden
de los débiles que hoy sufren el holocausto de sus hijos incluyendo los recién
nacidos, en escuelas de la ONU con bombardeos de última generación. Los árabes
y sus socios los persas, son también seres humanos, merecedores de respeto y
derecho a una vida digna y respetada.
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