LAS SANCIONES
IMPUESTAS A RUSIA
ESCRITO
POR CARLOS RANG
Con el derribo del avión de Malaysia Airlines en territorio
Ucraniano y el intento de EE.UU de atribuirle la responsabilidad a Rusia, el
hecho ha tomado una escalada a través de sanciones comerciales, económicas y
financieras que no hacen más que facilitar y potenciar al multipolarismo y
debilitar a la estrategia unipolar.
Presionada por EEUU la Unión Europea, el día 29 de julio, acordó
imponer sanciones que afectan varios rubros de la economía Rusa como la
industria petrolera, de defensa y los productos de doble uso, limitando el
acceso de los bancos y empresas gubernamentales rusos a los mercados europeos y
estadounidenses. Europa añadió un embargo a la venta de armas y de productos
electrónicos destinados a la industria bélica y EE.UU. sumó una constructora
naval rusa a su lista de empresas de tecnología militar vetadas.
El gobierno de Putin en respuesta decidió cerrar su mercado
interno nacional a la producción agrícola, hortalizas, frutas, carnes y lácteos
de los países de la Unión, provocado problemas a sus países miembros y sus
empresarios porque se estima que perderá unos 1200 millones de euros (vale
aclarar que Rusia no solo cerró su mercado a la UE sino que también a los
productos de EE.UU, Japón, Australia y Canadá). Inmediatamente el gobierno Ruso
dio instrucciones al Servicio Federal de Supervisión Veterinaria de consultar a
distintos países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Ecuador) para que
estos aumenten su participación en el suministro de productos alimentarios
-mientras la UE trataba de disuadir a los Países Latinoamericanos para que no
abastezcan a Rusia-.
Pero no solo el mercado de alimentos se ve afectado. Algunos
analistas y hasta directivos de importantes bancos norteamericanos mostraron
preocupación. Joseph Quinlan, director estratégico del Banco de América,
manifestaba: "La crisis ha hecho reconsiderar la preponderancia del dólar
estadounidense en el mundo que nos ha tocado vivir" y "Este molesto
giro de las relaciones entre Rusia y Occidente por culpa de las sanciones puede
ser el catalizador del comienzo de un mundo multidivisa". Mientras China
acumula oro físico e intenta que el yuan gane cuerpo en el comercio
internacional con los Swap (intercambio de dinero a futuro) extendiendo su
línea hasta Suiza, llegado a un acuerdo de transacciones basadas en el yuan con
las bolsas de Londres, Frankfurt y varios países latinoamericanos.
Ante estos acontecimientos pareciera que EEUU cierra sus garras
sobre todos los intereses asentados en el complejo militar industrial, las
farmacéuticas, el dólar y el petróleo para sostén de la divisa, pero demuestra
que ha perdido cuerpo y no le alcanza ya con desestabilizar medio oriente
provocando un genocidio en la Franja de Gaza o en Irak para vender armas,
aumentar el precio del petróleo para sostener el dólar o con intentar
defaultear a la Argentina y patear el tablero financiero global, o infestar al
mundo con ébola para repuntar las ganancias de sus laboratorios.
Todos estos movimientos y escaramuzas (Siria, Irán, Ucrania)
provocan cada vez más acercamiento entre China y Rusia, lo cual está
significando un corrimiento del eje estratégico de la economía mundial hacia el
Oriente.
El último acuerdo de cooperación estratégica entre Rusia y China
posibilita que China se expanda más hacia Occidente. Si a esto le añadimos los
acuerdos firmados en Brasil, en la cumbre BRICS (Fondo de Contingencia, Banco
de Desarrollo) más la presencia de la UNASUR y los directivos de la CELAC, los
acuerdos bilaterales de Rusia y China con Venezuela, Cuba, Argentina, Brasil,
más las declaratorias hechas en Bolivia en la cumbre del G77, podemos suponer
que occidente y la estrategia Unipolar ya no puede hacer valer sus sanciones
económicas contra nadie.
Lo que se observa es que el empuje de los fondos de inversión
global de las trasnacionales, con su proceso de fragmentación de los procesos
productivos a través de la inversión extranjera directa, ha debilitado a las
viejas potencias de la triada (EE.UU-Alemania-Japón) al descentrar la economía
y la política. Esto permite el ascenso de nuevos actores: las llamadas
potencias emergentes y los nuevos bloques regionales, que se transforman en
nuevos polos de poder, reequilibrando el poder global, con la emergencia de nuevas
instituciones, poniendo en cuestión el centro y la periferia y las
instituciones nacidas en el orden anterior (Breton Wood). Esta crisis ofrece un
marco de posibilidad para que los pueblos podamos organizarnos como fuerza
social y encontrar una alternativa a la relación social vigente.
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