PRÁCTICA DE LA VERDAD
EDUARDO
SANGUINETTI -
FILÓSOFO RIOPLATENSE
En Santa Cruz de la Sierra finalizó hace unos días la
reunión del G 77. Este foro representativo de la diversidad en tendencias
políticas y culturales ha cumplido su 50 aniversario (fue establecido el 15 de
junio de 1964).
El primer magistrado de Bolivia, Evo Morales, propuso avanzar
hacia un modelo de desarrollo integral compatible con el bienestar de las
comunidades y la preservación ambiental y demandó la desaparición del Consejo
de Seguridad de la ONU, un organismo que se encuentra en antípodas a cualquier
“práctica de la verdad” y de un “mundo a vivir”, el cual “en vez de asegurar la
paz entre las naciones ha promovido la guerra y las invasiones de potencias
imperiales para apoderarse de los recursos naturales de los países invadidos”,
una coartada diplomática atroz, que justifica las invasiones neocoloniales,
travestidas de “guerras humanitarias”.
Adhiero a las palabras de Evo Morales, pertinentes, tanto en su
vertiente económica, como en la política y sobre todo en la cultural. No hay
duda, para quienes no son funcionales a los gobiernos manipulados por las
transnacionales, que el sistema que dicta en el planeta es depredador del medio
ambiente, y a muy corto plazo, los tiempos de degradación se multiplican,
estamos en tiempo de descuento.
El sistema neoliberal que reina, sin dudas, instala el paradigma
que establece como razón primera del denominado ¿desarrollo?, el saqueo de los
recursos naturales de los países menos ¿desarrollados?, a fin de producir, sin
sentido vital, productos desechables, para los consumidores de todo lo que se
les ofrece, luego de ser publicitados como panaceas de “un mundo a vivir”,
¿curioso no?…utilizar la misma frase, para fines anacrónicos.
Este paradigma del imperio y sus satélites, es decir quienes
negocian y hacen pactos con la desmesura del sistema neoliberal, no solo
conduce a estallidos sociales, pues los habitantes del mundo que no se pliegan
a la mentira oficial, se están manifestando contra el régimen de una democracia
que no desean y no les abastece de lo preciso y necesario para transitar una
existencia que deba ser digna de ser experimentada.
Todo esto, sumado a un creciente desasosiego político indeciso y
pragmático en el momento de tomar decisiones y no quedarse en la mera
enunciación de buenas intenciones, ¡ya no!, los desastres ambientales, la
desculturalización de las nuevas generaciones es un hecho, grave de por sí,
pues la memoria no perdura y la historia oficial, fraguada en las usinas del
pensamiento mercantilista, ha sentado reales, condenando a la humanidad, que
habita el planeta hoy y a la futura a la miseria del conocimiento y de la
ausencia de responsabilidad que deviene de este.
Y si deseamos permanecer en un mundo donde la mentira y la
avidez sean erradicadas de una buena vez, demos espacio a la “práctica de la
verdad” en libertad, pues uno sin la otra no tienen razón de ser, ni siquiera
en lo lúdico.
Para finalizar, agregaré que la paradoja entre verdad y libertad
es una cuestión de equilibrio, de prudencia, de política, de elección y en
último término de libertad. Lo dejan en claro millones de seres que ya no
adhieren a democracias fingidas del siglo XX y sus patéticos representantes y
dicen ¡no a la mentira institucionalizada!, ¡no a ser considerados estúpidos!
Estos millones desean -y queda cristalizado en manifestaciones
sin banderías políticas- desean existir en un mundo donde haya espacio para
todos, no solo para los que ostentan privilegios por el contacto político de un
corrupto. Los peores: banqueros estafadores, socios del mandatario de turno,
accionando en la justicia, siempre de la mano del poder, políticos en reuniones
a espaldas del pueblo que les otorgó el voto con las simuladas oposiciones,
cocinando un futuro calculado. El estupendo discurso del presidente Evo Morales
en plena “práctica de la verdad”, puso en alerta a las Naciones Unidas, quizás
un inicio para construir una cultura del tercer milenio.
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