CONCORDIA.
L.SORIANO
“Concordia res parvae crescunt”. Y ruego me perdonen por empezar
con un latinajo, por otra parte muy conocido, logotipo o lema de tantas
actividades y buenas voluntades. Viene a significar “En concordia las cosas
pequeñas crecen”, y sigue diciendo que en discordia lo grande se destruye. En
el Palacio de la Opera de la preciosa y marítima Helsinki corona su central
capitel a dos aguas, con fustes y frontones
esculpidos de cariátides y cobijando a Fidias y otros Talentos
Mi adorado Quevedo, D.Francisco de y Villegas, me hubiera
tachado de “la culta latiniparla”, y hubiera posiblemente agregado, que “quien
legisla en caliente, yerra seguramente”. Sin embargo, me da igual si se espera
a que se enfríen, o se haga aún con los cuerpos cálidos de los muertos en sus
féretros, pero lo que sí propugno con energía y con tesón es que se prepare ya
una ley aplicable a los terroristas. Basta ya de buenismos y de garantismos
equívocos. La solución la conocen perfectamente, funciona magníficamente en muchos
países, únicamente haciendo que los
jueces sean responsables de la imputabilidad errada o de la inimputabilidad
equivocada con resultado de atentado o muerte. Teniendo el honrado Juzgador
todos los medios a su alcance y todo el asesoramiento que requiera además de
responsabilidad compartida con funcionarios del Ministerio del Interior, a
quien se le aplicara la legislación o se le declarara “Terrorista”, perdería
todos y cada uno de sus derechos constitucionales, siendo reo de cumplimiento
de penas, las máximas actuales o las nuevas que se legislen.
Sí, con esta política de Yenka barata, donde los terroristas
creen, quizás saben porque recuerdan,
que estos gobiernos son blanditos, a los que le gusta el negociar y dar
prebendas con tal de que no le creen líos, y dejarlos apesebrar y amamantar a
toda su extensa prole, 300,000 “liberados” sindicales incluidos, extremistas
separatistas, y toda clase de crápulas succionadores, por lo que sólo conseguiremos mas indignidad y
terror. La concordia, si no se dá de natural, se crea
con firmeza y con autoridad. Los terroristas no van a dejar las armas y la
extorsión para apretar tornillos en Mondragón, y cae en copla. NO lo harán
Nunca. Mafia vividora, familia de clase y casta, hasta con “vicarios divinos” haciendo
lo que decía aquel prócer de infausto recuerdo, “Haz cualquier barbaridad, que
siempre encontraremos un estúpido que las justifique en todos los campos”.
Lo malo es que estos Bárbaros, a quienes les importa una higa
haber repetido matar a cientos de
personas, decenas de los cuales niños, son listos y están “en pasta”. Y sabian,
eran absolutamente conscientes, de que el Remendón estaba en caída libre y que
puede que le quedaran unos pocos telediarios y de un puñado de ediciones de
Público, y un solo par de entrevistas en la Ser o en la Sexta o Cuatro, y que
hasta Iñaki- que pena de dignidad -, le pudiera dar la espalda. Y que el que ayer decía “si sale sale”, que hay
que echarle a la “testa coronada”, aunque disculpable por su Estado, hoy diga
que “hay que darles en la cabeza”. También le dijo a su íntimo amigo Chavez que
se callara y luego, lo recibe en Palma poco tiempo después, hoy hace unos años,
a palmaditas cariñosas. Así que a fiarse nada. Estos canallas asesinos forzaron
al Blandito apaciguador para que entre bomba y bomba les permitiera alguna
concesión Trágica para el País y que por imitación haria arder la nación.
Cambiado el Ruler, la situación no cambia, el continuismo perverso se impone.
Que las FF.AA. cumplan el mandato constitucional es un sueño,
dados los altos mandos actuales y su forma de promoción, y el feliz
“cejienpico”, pasará a la historia como Calígula empeorado. Pero si lo echan
antes pierden o alejan unos años la posibilidad de su “sueño”. Así que antes de
que lo echen lo ordeñan.
Pero, ¿Quién sufrirá,
quienes sufriremos? Desde la subida
histérica de impuestos, hasta la destrucción de todo atisbo de industria,
comercio, servicio o actividad, unidad, solidaridad y futuro. First we take Manhattan, decía Leonard Cohen.
Lo intentarán a toda costa.
Concordia. Tenemos de todo menos concordia y unidad, y como a
las minorías, hay que protegerlas pero no fomentarlas, sin concordia ni unidad
los acontecimientos lamentablemente superaran mis predicciones.
A réflêchir
Reflexiones L. Soriano
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