CANARIAS
Ainhoa AROZAMENA AYALA
Ainhoa AROZAMENA AYALA
El
archipiélago canario, conocido por los clásicos como Fortunae Insulae,
permaneció durante muchos siglos olvidado por los europeos hasta su
redescubrimiento por los árabes por los ss. IX o X. Europa cristiana apenas le
prestó atención hasta el s. XIV. En 1341 fue una expedición portuguesa la que
atracó en sus costas pero sin reconocerlas; una expedición efectuada por los
genoveses en 1291 les había precedido sin resultado ya que sus capitanes, Doria
y Vivaldi, desaparecieron. Un vasco, Martín Ruiz de Abendaño, visitó las islas
en 1377. Este Abendaño dejó -según relata Abreu Galindo-descendencia real en la
isla. Siguiendo los Manuscritos canarios de este escritor, Martín Ruiz de
Abendaño y su nave fueron presa de un temporal «que le hizo arribar a Lanzarote
y tomó puerto y saltó el capitán y gente en tierra y los isleños le recibieron
de paz y les dieron refrescos de los que en la tierra había de carne y leche y
queso para refresco de su armada y fue aposentado en la casa del rey Zonzamas.
Tenía este rey una mujer llamada Faina, en quien hubo Martín Ruiz de Abendaño
una hija que llamaron Ico... Esta Ico casó con Guanarame, rey que fue de
aquella isla por muerte de un hermano suyo llamado Tinguafaya, que fue el que
prendió la armada de Hernán Peraza. Tuvo Guanarame en Ico a Guadarfia. Muerto
Guanarame hubo disensiones entre los naturales isleños, diciendo que Ico no era
Guayre (noble) por ser hija de extranjero y no de Zonzamas. Sobre esto entraron
en consulta que Ico entrase con tres criadas suyas villanas en la casa del rey
Zonzamas y que á todas cuatro se les diese humo y que si Ico era noble no
moriría y si extranjera sí. Había en Lanzarote una vieja, la cual aconsejó a
Ico que llevase una esponja mojada en agua escondida y cuando les diesen humo
se la pusiese en la boca y respirase en ella. Hízolo así, y dándoles humo en un
aposento encerradas, valiose Ico de la esponja y halláronla viva, y á las tres
villanas ahogadas. Sacaron á Ico con gran honra y contento y alzaron por rey a
Guadarfia y éste fue el que alló Juan de Betancour al tiempo de la primavera
venida á esta isla. (Ref. «E. Alde», 1927). También mandó sus exploradores
durante este siglo la Corona de Aragón. Enrique III de Castilla envió una
flotilla tripulada por andaluces, vizcaínos y guipuzcoanos a reconocer las
costas de Africa (1393); este grupo fue el que atracó en Lanzarote, saqueó el
lugar y apresó a 160 guanches. El rey de Castilla no autorizó más expediciones,
con lo que la conquista de Canarias se postergó en un siglo. Una flota
vizcaíno-andaluza volvió a las islas en 1399 y sembró la desconfianza
nuevamente entre los guanches por su conducta desordenada y salvaje. Pero, la
conquista en regla del archipiélago no se efectúa hasta el s. XV. A comienzos
del mismo (1402) tiene lugar la expedición de Bethencourt y Gadifer de la
Salle, pero, en el reparto de las tierras a descubrir o a conquistar efectuado
en 1479 entre los reyes de Castilla y Portugal, recayó Canarias en los primeros.
Así fue como los Reyes Católicos formalizaron la empresa en la que tomaron
parte (1480-1490) buen número de aventureros vascos. En 1480 murió en combate
con los indígenas Miguel de Mújica y Lazcano, guipuzcoano, que acudió con 300
ballesteros. Se hallaron en estas expediciones Juan Pérez de Munguía y Aguirre,
jefe de los vizcaínos, Juan de Gordejuela, varios Arcocha, Azoca, Recalde,
Urtusaustegui, Andía de Irarrázabal, varios miembros del linaje Anchieta de
Bizkaia y Gipuzkoa, Alzola, Juan de Lázaro, Juan Silverio de Mújica y Lazcano y
otros que constituyeron linajes insulares tales como Perucho de Bilbao,
Hernando y Diego de Espinal, los hermanos Hemerando, etc. Los vascos, como era
de rigor, alternaron la conquista con la evangelización; a este cometido se
dedicó el convento franciscano de la Santa Cruz emplazado entre Ondarroa y
Mutriku: los misioneros bautizaron al rey guanche Guanarteme -Fernando al
acristianarse- que colaboró con los conquistadores desde su conversión. Ref.
Garibay: Compendio H.ª Gen. Cast. G., V. y Álava, t. II, p. 386; Labayru:
«Historia General del Señorío de Vizcaya», t. III, cap. VIII, líb. IV; Pirala:
Provincias Vascongadas, «España. Sus monumentos y artes, su naturaleza e
historia», Barcelona, 1885, pp. 218-219; Arrese: Los vizcaínos en Lanzarote,
«Euskalerriaren Alde», 1927, XVII, 305; Zuaznabar: Los vascongados en Canarias,
Pamplona, 1820; Bilbao, J.: Cuerpo C, Bibliografía, de esta Enciclopedia;
Arrese, José Luis de: Historia vizcaína. Los vizcaínos en Lanzarote, «Euskalerriaren
Alde», 1927, n.° 284, PP. 305-308.
Ainhoa AROZAMENA AYALA
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