CUANDO LA NOCHE...
DUNIA SÁNCHEZ
Cuando la noche me abraza. Ay, estos
parajes desérticos a los que bajo con la tonada de los cipreses me hacen
sentir, no sé, un estimulante sabor a silencio. La luna allá arriba diciendo
adiós. Sí, es tiempo de decir adiós por unos instantes. Laberintos de rosas
negras amarran el llanto y me desmayo en una barquilla sin rumbo ¿Dónde me
llevará?, me pregunto. No me importa. Quizás donde un faro me indiqué mi norte.
Pero para que. Deseo en esta sombra de noches ser indiferente a los sentidos
del viento y perderme…Perderme por esos indescifrables lugares del misterio.
Una lágrima caricia mi mejilla y no sé por qué. Cuando la noche me llama soy
ave solitaria al encuentro de pacificadoras hogueras. Me da igual todo. No soy
hilo que converge en el origen de la bulla. Me identifico más bien con el
aliento de la nada. Ya…Ya sé que es tenebroso, grotesco. Pero es así. La noche
y yo. Yo y la noche girando en torno al vacío, a la soledad. El vacío y la
soledad. La soledad y el vacío. Qué bien suena. Me asomaré a las estrellas y
las contaré. Y ese faro…Ese faro que me guía en la ruta perdida me alimentará
de sueños, de un despertar en medio de mi yo.
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