EL PPSOE, BRAZO POLÍTICO DEL
BORBONATO
Movimiento UPC
Las elecciones celebradas al Parlamento
Europeo el pasado 25 de mayo de 2014 demostraron que los escasos ciudadanos que
participaron le dieron la espalda a los partidos monárquicos, particularmente
el Partido Popular (ese que su Secretaria General, Dolores de Cospedal, dice
que ha tenido que tomar medidas impopulares, por lo tanto mal llamado popular)
y el Partido Socialista Obrero Español y nada de Canarias.
No obstante quien primero entendió la
espantada de los electores no fue el PPSOE que empezaron con la cantinela de
siempre: ganamos las elecciones, casi las ganamos, hay que hacer algo para
mejorar la desafección de los ciudadanos y una interminable retahila sin
credibilidad en la ciudadanía, al no tenido la dignidad y la decencia
democrática para dimitir de todos sus cargos y convocar a los ciudadanos a las
urnas para poder tomar decisiones legítimamente, sino continuar con la
heredabilidad de cargos en hijos, nietas y demás familiares y amigos, imponiendo
sus opiniones personales y partidarias como si fueran dogmas de fe.
Quien entendió inmediatamente los resultados
fue el borbonato, haciendo realidad el adagio que sostiene que “del dicho al
hecho hay un gran trecho”, o dicho en román paladíno del “los reyes no abdican,
se mueren” al “abdico la corona de España” y de prisa y corriendo, que “París
bien vale una misa”, para lo que era imprescindible la interesada colaboración
del brazo político del borbonato, el PPSOE, que, aunque maltrechos, todavía
tienen absolutísima mayoría en las Cortes Generales (esto del militarismo está
muy arraigado en la España profunda), no saliéndose ni un ápice del guión
previsto: a excepción de un dignísimo Odón Alonso, el resto de los monárquicos
presentes dieron su voto afirmativo a la continuación de la dinastía borbónica,
con la miserable excusa de que si no se aceptaba la abdicación el rey lo
seguiría siendo. A eso lo denominan poder legislativo.
La persona del rey, según sostiene la
retrógrada y obsoleta constitución española (CE) en su artículo 56, apartado 3,
“es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”, aunque el mismo haya
manifestado públicamente, demagógica y cínicamente, aquel lacónico “todos somos
iguales ante la ley”. Pero ya no es rey, lo que está produciendo un verdadero quebradero de cabeza al gobierno
metropolitano para que sus presuntas fechorías no terminen en los tribunales. A
eso lo denominan poder ejecutivo.
El aforamiento es un privilegio del que gozan algunas personas por
razón del cargo para que, en caso de ser investigadas por la supuesta comisión
de un delito, se encargue del asunto un tribunal superior y distinto al que le
correspondería a un ciudadano normal, dado que todos somos casi iguales ante la
ley.
El órgano de gobierno de los jueces
considera que la Ley Orgánica del Poder Judicial debe contemplar el aforamiento
de Juan Carlos I y de Sofía después, como diría el humorista Col, según acordó
el lunes 16 de junio para que el pleno de esta institución lo vote el próximo
lunes 26, dada la prisa que tiene la monarquía sin que haya trascendido el
motivo de esa premura, probablemente por la confusión a la que se presta la
palabreja “aforarse” por “a forrarse”, borbónicamente hablando.
Para tomar su decisión, el órgano de gobierno de los jueces tendrá en
cuenta diversos informes elaborados por varias instancias judiciales, como la
sala de gobierno del Tribunal Supremo o la Audiencia Nacional.
Según el artículo 122, apartado 3 de la CE, “El Consejo General del
Poder Judicial estará integrado por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo
presidirá, y por veinte miembros nombrados por el Rey por un periodo de cinco
años”.
El Presidente del Tribunal Supremo, acorde con al artículo 123,
apartado 2 de la CE, será nombrado por el rey, a propuesta del Consejo General
del Poder Judicial, en la forma que determine la ley.
En el artículo 124 de la CE se recogen las funciones del Ministerio
Fiscal, nombrado por quienes ustedes, que son muy perspicaces, se imaginan, a
propuesta del Consejo General del Poder Judicial. A eso lo denominan poder
judicial.
No se trata de la separación sino de la fusión de poderes, la
santísima trinidad: tres personas distintas y un solo dios verdadero, el dios del
colonialismo.
Movimiento
por la Unidad
del
Pueblo Canario (Movimiento UPC)
No hay comentarios:
Publicar un comentario