jueves, 5 de junio de 2014

EL ENVÍO TURCO: SEGUNDO ENCUENTRO CON PILAR ESCALONA



EL ENVÍO TURCO: SEGUNDO ENCUENTRO CON PILAR
ESCALONA
C.A. BENÍTEZ



Existe una virtud entre algunos escritores —al menos así lo creo para determinadas obras literarias—, que es la de poder escribir de forma sencilla y a la vez no caer en la literatura del tipo "lista de la compra": «Llegué al aeropuerto de Tenerife. Bajé del avión cansado. Me metí en el autobús. Cinco minutos tardamos en llegar a la terminal». Esto me lo acabo de inventar, y quiero adelantarlo ya, no es el estilo de Pilar Escalona y su novela El envío turco (Ediciones Idea).

Dado que no soy un lector habitual de novela negra, policíaca o de misterio, pocas cosas puedo decir del género; así que me limitaré a comentar dos o tres aspectos que me resultaron reseñables de El envío turco. Y es que uno también escribe, e inevitablemente coge recortes de aquí y de allá que le ayuden a mejorar por simple e inteligente comparación

Ni que decir tiene, que la obra parece estar muy bien documentada, recreando Turquía —y yo no he estado aún allí— con un excelente grado de detalle, aportando la sensación, he aquí lo reseñable, de que uno realmente está allí y, sobre todo, intuyendo de una manera fidedigna lo que se podrá encontrar cuando lo haga. Asimismo, y sin voluntad de destripar el libro para aquellos que no lo hayan leído, me sorprendió (me entusiasmó) el nivel de detalle de una serie de 

robos narrados en aquel, así como del oficio policial, y que forzosamente me lleva a preguntarme si la autora tuvo en algún momento la intención de desvalijar algún (...) en Estambul... ¡Esto es una broma, lógicamente! Supongo que todos los escritores de este género literario se documentan ampliamente para poder escribir este tipo de novelas. Me consta que Pilar Escalona conoce Turquía.

                                             

Por otra parte, la estructura del libro me pareció óptima; sobre todo el empleo de capítulos cortos en un texto de más de trescientas cincuenta páginas, de tal modo que evoca el espíritu de una película con sus respectivas secuencias y escenas. Al menos, a mí me lo sugirió; y con esto no digo que haya sido escrito como un guion de cine, ni mucho menos. Dicha estructuración, sobre todo, agiliza la lectura; además de que uno (el lector) sabe de antemano cuando puede hacer una pausa en la lectura para, por ejemplo, "ir al baño", sin necesidad de hacerlo en mitad de la vorágine de un capítulo, sino justo cuando sabe que va a concluir unos de esos breves capítulos.





Repito que no estoy familiarizado con la novela negra o de misterio —y eso que una de las obras de las que guardo mejores buenos recuerdos juveniles es precisamente El halcón maltés, de Dashiell Hammett—; si bien, la trama de El envío turco me pareció muy bien hilvanada teniendo en cuenta la dificultad inherente a elaborar un argumento de estas características: saltos geográficos —no recuerdo si también de tiempo—, multiplicidad de personajes, situaciones y escenarios...


Quizás no esté hablando de este libro como un lector, sino como alguien que también pretende escribir; aunque este blog va precisamente de eso: del intercambio de ideas y opiniones entre autores y/o lectores con el propósito de aprender, mejorar, reforzarse en el estilo, o bien cambiarlo. La única crítica que quiero y puedo hacer a la novela de Pilar Escalona —y que en realidad no es una crítica, sino un punto de vista particular; es decir, una preferencia personal, que no necesariamente significa el mejor camino para escribir con acierto— es, tal vez, y a riesgo de estar equivocado o de ser injusto por mi propio desconocimiento del género literario en cuestión, la falta (que palabra más fea) de un mayor grado de introspección o subjetividad de los personajes; que no de profundidad, que sí la hay, y mucha. De hecho, considero que esa introspección sí está en el libro, pero como quiera que la autora puso el listón muy alto en cuanto a las descripciones de ambientes, paisajes, escenarios, ciudades, situaciones o acciones, da la impresión de que aquella introspección queda de algún modo solapada y supeditada a lo segundo, y que, así lo quiero entender, habrá sido el objetivo principal de la obra: una obra vibrante, amena y accesible a cualquier clase de lector. Ejemplifico lo dicho con el siguiente extracto, y que espero no le importe a la autora que lo reproduzca aquí ya que merece la pena:

«Entre los hombres predominaban los trajes de corte occidental, bien fueran pantalones cortos y tenis con calcetines, bien pantalones largos y zapatos. Las mujeres ostentaban un amplio abanico de trajes que iban desde las minifaldas y shorts hasta los burkas, pasando por las túnicas y largas faldas con tocados de hiyab. El colorido reinante era indescriptible; todas las tonalidades, todas las gamas de color, toda la policromía existente en la naturaleza se había dado cita aquí.».

Toda la policromía existente en la naturaleza se había dado cita aquí... Un gran pasaje, y una preciosa frase.

El envío turco lo terminé de leer hace ya algunos meses; pero me tomé mi tiempo para realizar una entrada sobre el mismo, pues cuesta horrores —y a veces tiempo— hablar de la obra de otros sin caer en tópicos que no aportan nada a quien esté interesado en leer el libro.

Por cierto, y para concluir, tiene pinta de que habrá una continuación de El envío turco...


C.A. Benítez

 



Pilar Escalona en la presentación     
de El envío Turco



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