PASIÓN POR LA VIDA
EDUARDO SANGUINETTI
Un orden
monótono y totalizante, instaurado por una lógica indigente a la mirada de la
cual todo se iguala.
El ejemplo
concreto lo tenemos en impresos panfletos laminados y cuanto medio de comunicar
el espectáculo insano, pornográfico en acto, donde se instala el paraíso
prostibulario de pedófilos, taxi boys, pseudo-actores y actrices de nuevo cuño,
macroempresarios con impunidad asegurada por el poder, botineras mostrando sus
crías, jugadores del deporte de los pueblos loboctomizados –el fútbol–posando
con la modelo recién sacada del horno, calentita para el juego del sexo con
banderita, chupándole entre otras cosas el salario y el sudor, locutores
devenidos en escritores de marquesinas de cadena de librerías ‘patisserie’,
modelos entradas en años luciendo su nueva cara, esculpida por cirujano de
matadero y de ese modo se acomoda el ajedrez, ya sin piezas, contrarreloj que
marca el tiempo por venir… con todo un pueblo aplaudiendo la puesta en escena.
Se trata de un
razonamiento a destiempo, pues está ya en acto la ejecución sumaria del ‘hombre
natural’, llevada a cabo por la más mordaz e invisible de las academias, que
deslegitima cualquier ensayo de entendimiento en nombre de la igualdad,
sosteniendo sin razonamiento ni fundamento alguno la acción de ‘asesinar’ el
pensamiento y su devenir histórico, en el sentir del hombre acribillado por el
recuerdo de mejores tiempos, que ‘medita con huellas’, silencio y temor, el
pasado abolido cuando creía formar parte del ‘gran juego’ del mundo que
diverge.
“Todo es
relativo excepto la relatividad” o como lo resumía un jurista: “Antes para
robar un banco, había que atracarlo; hoy basta con fundarlo”. Antes para
eliminar una revolución, había que disolverla; hoy basta con promocionarla. Es
el gran tema hoy, con la tecnología de vanguardia en acto, pero manipulada por
singulares expertos que establecen fórmulas apocalípticas para relativizar lo
relativo vuelto absoluto, ejecutando un golpe constitutivo de discontinuidad a
la luz de siglos que observan. En este contexto, ‘las filosofías débiles’, ‘el
proyecto dolce’, ‘el producto light’, ‘la vida soft’ o la geometría blanda, son
meros síntomas, meros testimonios de la situación planteada ante esta nueva
realidad, más que ensayos de solución personal.
Un inicio para
la senda de un vagabundo del tercer milenio, que dice ¡Sí! acompañando la sensación
de tener de alguna manera razón en resistir a toda la trampa del lenguaje que
inhibe, incluso los comentarios que imponen la violencia de un metarrelato,
demasiado consustanciado con este tiempo caótico, pero con rumbo seguro a un
giro inesperado donde se ‘medite con huellas’. Todo se disfraza de
contradicción, confunde en quien toma la palabra con impaciencia y cierto
fanatismo por llegar a ser en impulso retroactivo ‘moscas de la diligencia’ que
degradan todo al servicio de las tendencias ultraliberales, asimiladas a las
prácticas atroces de prostituir a un pueblo, drogarlo y anestesiarlo.
La dialéctica
disuelve, destruye, virtualiza y relativiza la palabra y la opinión, juega en
el discurso en nombre del diálogo.
Como el enigma
del oráculo, el metalenguaje en este milenio de las grandes muertes colapsa
aquello que sugiere, disuelve lo que toca, no responde a la razón y a la mesura
sino a la locura y la agonía, en la que se debate una humanidad que asesina
ideas e ideales y a los hombres y mujeres, ‘homo phenomenon’, ‘homo diversus’,
‘homo responsabilus’, ‘homo philosophicus’, que conforman al hombre que se
autodetermina por y para sí, sin la rigidez del límite ni la urgencia de una
ruptura. El hombre que tal vez, puede hacernos vivir una historia consagrada en
naturalidad y espontaneidad en un lazo común fundacional
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