GUANTÁNAMO: ¿BOCHORNO O HUMANISMO?
Dari Mendiondo Bidart - FSL Frente Amplio
Hemos sido,
somos, de los hombres jugados a ideas, a opiniones y actitudes. Por ello no
escondemos el bulto y, ante la sorpresiva noticia de brindar hospitalidad a los
liberados de Guantánamo, nos lanzamos al ruedo y fijamos opinión, por tener y
defender principios.
No soy de los
que se ampararon en el asilo, jamás he reprochado a mis compañeros y
compatriotas que lo hicieron; es más, son y siguen siendo compañeros, como
siempre; tampoco mis hijos, no tengo pues afectos, estados de ánimo que me
convoquen a opinar, porque a mí me hubieran protegido en el exterior, o a mi
familia. No soy del caso, entré en un cuartel el 20 de diciembre de 1975 y me
liberaron un 14 de febrero de 1985.
De ahí la
independencia absoluta, la discrecionalidad solo basada en la conciencia de
decir lo que digo y escribir lo que escribo. El concepto de Marx ante las
preguntas de su hija Jenny. Su aforismo predilecto invoca a Terencio: “nada de
lo humano me es ajeno”.
En mi vida como
luchador revolucionario, siempre opté por el camino de las masas, expresándose
en la lucha social y política, y en las urnas, recordando a Federico Engels:
que detrás de cada voto obrero (década del 1880, en la Alemania de Bismark)
habría un adoquín de las barricadas del ‘48: se refería a los estallidos
revolucionarios en el París de 1848.
No tengo
nostalgias, excepto la de las grandes huelgas en este país, que facilitaron la
unidad de la clase obrera y el nacimiento del Frente Amplio. Sí tengo
principios para defender la propuesta de aceptar que internados de Guantánamo,
liberados de ese infierno, encuentren en el Uruguay un lugar de refugio para
reencontrarse consigo mismos, en un plano de libertad y seguridad que la nación
puede dar, porque así ha sido su historia, de albergar refugiados y emigrados.
Inspirado en el
accionar del hombre más respetado de la política nacional, como lo fue don José
Batlle y Ordóñez, capaz de elevar el trueno de su voz y el peso de su
corpulencia para amparar en el exilio uruguayo a los anarquistas perseguidos y
expulsados de Buenos Aires.
Y estamos
hablando de los comienzos del siglo XX.
Ha hecho muy
bien el presidente Mujica en aceptar la propuesta del presidente Obama. Seremos
uno de los países que contribuirán a vaciar esa mancha del continente que son
los secuestrados de Guantánamo, cuya culpabilidad no me corresponde analizar,
mucho menos juzgar, para ello están los dilectos señores de las cortes
internacionales de Justicia.
Blancos y colorados
tratan vergonzosamente de pegarle al Frente Amplio por una decisión que encarna
humanidad, a la vez diálogo con estados interesados en resolver el problema de
Guantánamo. ¿Qué pretenden? ¿Que digamos no? ¿Para después acusarnos de duros e
intransigentes en nuestra relación con Estados Unidos? No perdemos nada de
nuestros aperos: los yanquis seguirán siendo yanquis, y nosotros seguiremos
siendo uruguayos, frenteamplistas y antiimperialistas, conscientes de que lo
del imperialismo exige, en esta época de unipolaridad, más precisiones teóricas
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