LA DERROTA DE EEUU EN LA OEA
NIKO SCHVARZ
- PERIODISTA
Estados
Unidos sufrió una derrota estrepitosa en la extensa reunión del Consejo
Permanente de la OEA de los días jueves 6 y viernes 7 de marzo pasados en
Washington para tratar la situación imperante en Venezuela.
Inicialmente
se consideró una moción de Panamá, inspirada por EEUU, que abría la puerta a
una intervención extranjera en la república bolivariana. Esta moción fue
rechazada de plano por la gran mayoría de los países y terminó en la papelera.
Luego se trató una moción de Bolivia que plantea la solidaridad con Venezuela y
el apoyo al diálogo promovido por su gobierno en busca de la paz, al tiempo que
reafirma el respeto al principio de no intervención. Esta moción, con algunas
leves modificaciones surgidas del debate, fue aprobada por 29 votos a favor y 3
en contra: EEUU, Panamá y Canadá. Bahamas y Granada estuvieron ausentes.
Al
pie de la resolución aprobada, las delegaciones de EEUU y Panamá exponen las
razones de su voto en contra. Por añadidura, y resollando por la herida, la
embajadora estadounidense Carmen Lomellin calificó de “inaceptable” la
resolución adoptada y solicitó que se convoque una reunión de cancilleres de la
OEA para tratar el tema.
Esto
recuerda lo que se hizo en la conferencia de cancilleres de la OEA de enero de
1962 en San Rafael, en la cual después de presiones inauditas por parte de EEUU
se votó la exclusión de Cuba del sistema interamericano. No sabemos si esta
propuesta se hará efectiva. En cambio, los presidentes de los países
sudamericanos reunidos en Santiago de Chile en ocasión de la asunción a la
presidencia de Michelle Bachelet, acordaron una reunión de los cancilleres de
Unasur, fijada en principio para la tarde de ayer.
Por
su parte, el gobierno de Nicolás Maduro celebró como una “victoria de la
dignidad” la declaración de solidaridad emanada del Consejo Permanente de la
OEA y lo interpretó como una validación de las propuestas de diálogo por la paz
llevadas adelante en forma consecuente por dicho gobierno. Su representante en
la OEA, Roy Chaderton, destacó la palabra “solidaridad” como esencial en el
documento y agregó que éste constituye “una victoria para la América Latina” y
no sólo para Venezuela.
El
delegado uruguayo, Milton Romani, señaló la intensa participación de su país en
el tema, basado en el comunicado emitido por la cancillería, y puntualizó que
“la declaración consensuada y votada por la inmensa mayoría respeta al gobierno
democráticamente electo, tiene un claro enfoque de derechos humanos y apoya el
camino del diálogo; colabora con el clima de paz que todos buscamos”.
Estas
tomas de posición se corresponden plenamente con el texto de la resolución
votada. Ésta expresa sus condolencias y solidaridad con las víctimas (que a
esta altura son 22) y sus familiares, reitera la adhesión al principio de no
intervención, rechaza toda forma de violencia e intolerancia y formula un
llamado a la paz, a la tranquilidad y al respeto de los DDHH y libertades
fundamentales.
Culmina
con un concepto esencial, proclamando “el reconocimiento, pleno respaldo y
aliento a las iniciativas y los esfuerzos del gobierno democráticamente electo
de Venezuela y de todos los sectores políticos, económicos y sociales para que
continúen avanzando en el proceso de diálogo nacional, hacia la reconciliación
política y social”. Esos son justamente los objetivos hacia los cuales orienta
sus esfuerzos el gobierno venezolano.
La
asunción de Michelle Bachelet a la presidencia revistió un profundo simbolismo,
y ese acto quedará inscrito de manera indeleble en la historia de Chile. La
banda presidencial le fue impuesta por Isabel Allende, que horas antes había
asumido la presidencia del Senado, en Valparaíso. Ambas evocaron en esa
instancia a sus padres, ultimados por la dictadura de Pinochet: el presidente
mártir Salvador Allende, asesinado en La Moneda el 11 de setiembre de 1973, y
el general de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet, masacrado en la tortura por los
esbirros del dictador.
Ellas
dijeron que en ese momento sentían que sus padres estaban presentes. La
presidenta estuvo acompañada por su madre, Ángela Jeria, mientras pronunciaba
su discurso inaugural desde el balcón del Palacio de La Moneda, ovacionado por
la multitud. Allí reafirmó su compromiso de gobierno, centrado en la reforma de
la Constitución (para eliminar todos sus remanentes pinochetistas), la reforma
tributaria con justicia distributiva y una profunda reforma por una educación
universal, gratuita y de calidad. Ahora hay tres mujeres en la presidencia de
los países del sur de América. Cristina y Dilma estuvieron presentes en
Santiago, obviamente.
Y
ya que hablamos del papel ascendente de las mujeres: el recital de Joan Baez en
el Sodre el mismo día martes fue una maravilla. Por su calidad artística y su
contenido. Cautivó a un público que desbordó su máximo escenario y culminó
cantando con ella el “No nos moverán”. El espléndido final no podía ser otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario