A L O D I O
Sucinta nota biográfica
de
José Díaz Hernández
Novela
Obra NC.
14 (a. 87)
(Revisión: junio de 2009)
José Rivero Vivas
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José Rivero Vivas
ALODIO, S.N.B. de J.D.H. – NC. 14 (a. 87) –Novela-
Ilustración de la cubierta: Autorretrato, 1915.
Óleo
sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.
(ISBN:
978-84-16759-89-7) D.L. TF 1225
– 2017
Ediciones IDEA. Islas Canarias. Año 2017.
Tenerife
Islas Canarias
Agosto de 2024
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José
Rivero Vivas
ALODIO
(Fragmento:
Cap. XII – Págs. 77-79)
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En su casa, con piso de tierra, más bajo que el nivel de la calle, Juana la hacendosa, bisabuela de Marcela, limpiaba constante y componía diligente el buen aspecto de su humilde hogar; ahora, entrado el otoño, pone sacos de esparto detrás de la puerta, siempre abierta, por si es intensa la lluvia, que el agua no entre de noche al cerrar.
José Díaz
Hernández se acuerda de verla sentada, en el chaplón, cosiendo incansable ropa
vieja, muy limpia, que enjabonaba y la tendía al sol, sobre las piedras del
barranco; por la tarde las enjuagaba en el propio arroyo y las colgaba de un
tendedero improvisado, con una cuerda atada a dos palos clavados en tierra.
Dócil y
callada, sin paga ni retribución alguna, recibe la asistencia diaria que su
doble nieta le aporta cada día, desde bien temprano.
-¿No caes
en estado, Marcela?
-No,
abuela; no estoy encinta todavía.
-Voy a
consultar al anciano Jobito
Marcela
sonríe irónica, y entristecida musita:
-Esos rezos
están de más en esta época.
-Quién
sabe.
Días
después, Juana dijo a su nieta:
-El anciano
Jobito quiere que vayas sola.
-Caramba,
abuela; ¿por qué lo hizo?
-Vete, que
él te aconseja.
Marcela,
aunque reticente, se dejó caer por el taller, un día, después de almuerzo, una
vez cumplido su deber para con su abuela.
El anciano
Jobito, expresamente amable, la hizo pasar al cuarto que tenía al fondo del
taller, preparado como oficina y consultorio. Corrió la cortina sobre el
ventanal, se sentó a la mesa e invitó a Marcela a hacer lo propio. Luego,
encendió una lámpara de luz mortecina, sacó un fajo de unas ochenta cartas y
comenzó su recitación; mientras, iba sacando algunas que dejaba en la mesa boca
arriba.
Marcela
miraba extrañada aquellos dibujos raros, que representaban símbolos conocidos,
según murmuraba el anciano Jobito en su esotérico rezo.
Cuando
estaban todas expuestas, en cuanto oficiante del ritual, el anciano Jobito pidió
a Marcela que eligiera una, que ella se apresuró a señalar con el dedo índice
de su mano izquierda.
El anciano
Jobito las recogió todas y las barajó despaciosamente; después fue sacando una
a una por debajo hasta contar trece. Como estaban boca abajo, pidió a Marcela
dar la vuelta a la última que había sacado, lo que ella hizo intrigada,
temiendo fuera cierta su duda. Justo: ¡era la carta señalada!
El anciano
Jobito cogió el naipe y ceremoniosamente
lo puso a un lado. Entonces pidió a Marcela que acercara a él su rostro, lo que
ella hizo alongando su cuerpo a través de la mesa. Él le susurró algo al oído,
y ella abrió desorbitados los ojos, llena de sorpresa y regalo.
A la mañana
siguiente echó valle arriba hasta el pie del monte, entró en el paso angosto,
que abre vía en el desfiladero y salió a la minúscula meseta donde apacienta su
ganado Juan el cabrero.
-¿Qué
buscas, hermosa?
-Vengo de
parte del anciano Jobito
-Entonces,
vamos a la choza.
Abrió Juan
y entraron, con la misma cerró la puerta.
Dentro,
trató de establecer la solemnidad apropiada para la conclusión de la ceremonia
iniciada en el marco un tanto misterioso de aquel ambiente de embrujo, con el fuego
extinto de la fogata humeando tenuemente en la atmósfera apacible de
herramientas aceradas y útiles de artesanía desestimados.
Con la tardecita, bajó ella sola cantando.
José Rivero Vivas
ALODIO
Sucinta nota biográfica
de José Díaz Hernández
Novela
Obra: NC.14
(a.87)
Apunte
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Amante de
reseñar sus pequeños embustes -línea autobiográfica supuesta-, envueltos en su
particular grandeza, José Díaz Hernández, verdadero autor del personaje
novelado, avanza y retrocede a lo largo y ancho de su indefinida trayectoria.
Su
enunciado se convierte en informe descabellado, aunque establece su línea
creativa y su capacidad de invención, subrayadas ambas por los diversos
eventos, incorporados en forma de anécdotas curiosas, que jalonan el sendero de
su circunstancial epopeya
Tanta
contrariedad en torno, además de la ansiedad generada por cuanto infausto
evento sacude al mundo, hace que este hombre decida abandonar su acción, con objeto
de aislarse en su aposento y en su ficcional esencia.
José Rivero Vivas
Revisión: 31 de agosto de 2017
Agosto de 2024
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ALODIO
Alodio:
Patrimonio alodial
Alodial:
Dícese de los bienes libres de toda carga señorial
Señorial:
Perteneciente al señorío
Señorío:
Derecho de propiedad sujeto a cortapisas determinadas
Diccionario Ideológico de la Lengua Española.
2ª Edición 1975
Julio Casares, de la Real Academia Española
Editorial Gustavo Gili S.A. Barcelona 1975
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Por tanto,
Alodio:
Patrimonio libre.
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José Rivero Vivas
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Novela
Obra NC.
14 (a. 87)
Revisión: junio de 2009
José Rivero Vivas
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