GENEROSOS
JOSU AIZPURUA
Le imagino
cómodamente asentado en su vivienda, su casa, su hogar, del que sale en la
mañana para hacer su gimnasia, de paseante o trotón, y lanzando miradas al mar
que los contenedores le impiden ver por qué los caciques decidieron que esa
maravilla de mar fuera para la industria y no para el disfrute de los
ciudadanos.
Pues fíjese bien en
esos contenedores, y mire su casa, pues si un maldito Tsunami nos arrasase, la
generosidad del Gobierno Colonial lo metería en uno de esos contenedores, a los
que, con una ventana y una puerta, ya estarían en condiciones de alojar
canarios.
“Que no se quejen
pues los encontramos viviendo en cuevas”.
Ver lo que dijeron y lo que han hecho; es causa de lágrimas canarias.
Y vuelvo a repetir,
un año después, que la sola fajana para un buen hostelero, supondrían recursos
suficientes para que todos los afectados pudieran tener viviendas dignas. Esa
franja robada al mar es de un incalculable valor estético y en manos de hábiles
urbanistas pudiera colocarla en un santuario del volcán y sus relatos. El
“Resort Volcán” es de La Palma, no del Estado, es un regalo del fondo de la
Tierra a su Isla Bonita. ¡No se dejen robar!
¿Por qué no lo
hacen? Pues porque no pueden sacar nada oculto para el Partido.
La rapidez con la
que mandan cosas a Ukrania contrasta con la lentitud en mandar cosas a
Canarias.
La larga mano del
Colonialismo nos acogota como siempre.
Es algo muy simple
dotar de viviendas y recursos a los damnificados palmeros, fácil y obligado.
Mucho más que dotar de aviones a Margarita. Pero la bota que nos oprime no
acierta a ver cómo puede dar lo menos posible y que no contribuya al despegue
económico de La Palma.
¿Imaginan a estos
“gestores” dirigiendo la reconstrucción alemana de la II Guerra Mundial? Da
risa.
Pero es trágico,
pues denota que el REF, RUP, BLUF, la Autonosuya, los dirigentes; no sirven
para nada.
Y causa
desesperanza al comprobar que si nos llega el Tsunami nos meterán en
contenedores de colores.
Nada podemos
esperar de los dirigentes godos, que con nuestro subdesarrollo se ahorraron
para aeropuertos peninsulares sin aviones. Y nosotros sin trenes, pasta gansa
que estará en algún bolsillo colonial.
El Alma Canaria ya
no tiene lágrimas para llorar; las gastó todas. Cuídense de la cólera del
manso, pues todo tiene límites y ustedes traspasaron los más elementales DDHH
sobre un Pueblo Canario que sufre el menosprecio y la opresión de una colonización
disimulada con cruces, romerías y Carnavales pueblerinos, eventos en los
que atontar a las masas y contentar a los caciques y sus curas godos.
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