viernes, 30 de septiembre de 2022

FEIJÓO Y ABASCAL, CUMBRE DE ESTADO

 

FEIJÓO Y ABASCAL, CUMBRE DE ESTADO

Es lógico que si el líder del PP se reúne con Vox lo quiera hacer en secreto. El problema es que los gobiernos se forman en público y son visibles. Muy visibles

GERARDO TECÉ

                Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo.      

Reunión secreta entre Feijóo y Abascal. Como toda reunión secreta que acaba conociéndose, quien lo va largando es quien menos se avergüenza. Dicho de otro modo, el más vergonzante. En este caso, Vox. Fue el partido ultraderechista el que desde el verano llevaba pidiendo una foto pública entre ambos y es el líder del PP quien desde el verano lleva respondiendo ¿que si tengo o que si quiero? Filtrarlo es la venganza. Foto no, pero sí charla, cedió Feijóo, porque si uno puede juntarse con traficantes de droga, por qué no con traficantes de odio. El sitio elegido para el encuentro furtivo, las Cuatro Torres. Es el centro financiero de la capital de España construido sobre el terreno de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, mítico pelotazo urbanístico de Florentino, lo cual le concedía al encuentro cierto aroma a cumbre de Estado. Real Madrid, especulación financiera, Florentino y pelotazos. Si se acaba sabiendo que a la reunión se llevaron a un cura y un guardia civil, podríamos empezar a pensar que más que un escenario se trataba de un programa electoral. El despacho de qué gran empresario albergó la reunión se desconoce, pero en caso de futura coalición PP-Vox en el Gobierno, será fácil saberlo. Bastará con seguir el rastro del dinero en los primeros contratos millonarios adjudicados por el bien de España. Después de los adjudicados a Florentino, se entiende.

 

Según explican desde el PP con la actitud absurdamente tartamudeante del que ha sido descubierto en la cama con quien todo el mundo sabe que se acuesta, este encuentro secreto entre el líder centrista moderadísimo y el líder del fascismo español encaja dentro de la absoluta normalidad democrática. Como dijo Churchill, quien no está dispuesto a gobernar de la mano de fascistas quizá no debería llamarse demócrata. La reunión duró cerca de una hora y tanto Feijóo como Abascal coincidieron, según explican desde el PP, en el veredicto de lo que necesita España. A pesar del secretismo, no es arriesgado aventurar que la coincidencia tuvo que ver con que España necesita ser gobernada por ellos dos. Aunque no han trascendido más detalles, podemos imaginar que una hora dio para mucho y ambos líderes pudieron abordar los grandes retos de nuestro tiempo. Por ejemplo, cómo va una tienda de ultramarinos a poner el aire acondicionado a 27 grados si el pescado congelado necesita estar bajo cero para no descongelarse. Viva España, suponemos que respondió Abascal asintiendo al asunto climático. Lo mismo que al económico, al poblacional, al fiscal… Porque si España no vive usted me dirá, especulamos que argumentó el líder ultra convenciendo a Feijóo. No coincidieron, sin embargo, en cómo conseguir ciertos objetivos comunes, señalan las mismas fuentes populares tartamudeantes sin querer entrar en demasiados detalles. Con razón. En una reunión con Vox, entrar en detalles de cómo conseguir algo quizá suponga hablar de contenidos no aptos para el público infantil. Y “Feijóo el centrista” está clasificada para todas las edades.

 

Conocemos este primer encuentro entre el líder del PP y el del fascismo español al tiempo que Castilla y León, primer experimento de gobierno conjunto entre derecha y fascismo bendecido por Feijóo, se abre hueco en los informativos. El vicepresidente ultraderechista García-Gallardo –escrito con guion medio porque así se apellida la España que madruga– niega que el último asesinato de una mujer en Palencia a manos de su marido se trate de un caso de violencia machista porque tal cosa, explica con el cuerpo de la víctima aún caliente, no existe. Es lógico que si Feijóo se reúne con Vox lo quiera hacer en secreto. El problema es que los gobiernos se forman en público y son visibles. Muy visibles. Que le pregunte a sus compañeros de Castilla y León.

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