¡FELIZ SOBREVIDA!
EDUARDO
SANGUINETTI
FILÓSOFO Y
POETA.
Nuestra libertad nos obliga a cada instante a comprometerse con ‘valentía’ y dignidad en ser y saber, de la irremediable lucha contra las fuerzas del odio, de la mentira, de la cobardía y de la avidez: de un pasado abolido, que se presenta una y otra vez ante nosotros en juego especular y trágico.
Me ha permitido el permanecer en sobrevivencia, conocer a seres que se acuestan sin comer y se levantan sin saber si comerán en el día que deben enfrentar.
No lo ignoro, pues
veo, siento y experimento las necesidades de la mayoría de hombres y mujeres
que luchan o mueren en el intento de permanecer en esta mundo, donde deberíamos
todos y todas tener nuestro espacio para vivir, nuestro pan para comer y nuestro
rol a cumplir, para hacer de esta existencia algo digno de ser experimentado.
Los sensibles
humanistas iconoclastas, tenemos la mediana certeza, que esta vida es «algo»
inasible, digna de ser experimentada en disfrute y placer, jamás una condena
con fecha de vencimiento… sólo me interesa saber que la vida debe ser ‘vivida’
como un milagro, no como un castigo.
Ante la lógica de
los ‘justos’, la ‘benevolencia’ impasible de los generosos y los ‘virtuosos’,
junto con la seriedad de los ‘teóricos’, se promueve la indigencia de millones
de seres humanos y se perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la
vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y norma, las horas
muertas, la vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a mano,
paisaje siniestro y verídico, al que asistimos.
El sentido popular,
asimilado en sensibilidad y ética, no ignora que la aldea global está
envilecida tras el lucro, en cuyas manos se concentra la riqueza y el poder de
decidir sobre la vida de comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el
bienestar de hombres y mujeres, solo ha provocado y despertado los bajos
instintos en un mundo que expulsa a los valientes poseedores de ideales e ideas
y premia a los mercenarios, los cobardes, traidores y simuladores.
El hombre que se
interroga sobre su destino está siempre solo, a cada instante él pierde o gana
sin que haya ninguna referencia a alguna ley común. Todo destino tiene su
ritmo, una ley de compensación equilibra los desastres.
Absolutamente
Las cosas se
posaron dulcemente delante de aquellos que no pueden verlas. El sol es un
juguete para ciegos. No es necesario prever, no es necesario ver. Es necesario
enterrarse en el corazón de la tierra: el diálogo nunca terminará… poder
contentarse con una verdad más humilde, saber que para obtener antes hay que
olvidar.
«Es necesario
renunciar absolutamente para ser absolutamente». Es necesario también
perseverar sin esperanza de victoria. El destino otorga su chance después de un
largo periplo cercano a la muerte.
Eso que pedimos con
la mayor insistencia al destino, al final nos lo acuerda (el precepto queda
verificado) pero nos lo acuerda más que cuando no lo esperamos más. Hay que
desconfiar de las ventajas fáciles que nos ofrece un mundo que simuladamente
abre sus puertas a todos los que obedecen… pero alcancemos un estado de extrema
felicidad que suprime por un tiempo la memoria de lo que jamás ocurrió.
Nada se compara con
el encanto de un hombre que no esconde ninguna de sus ideas y puede expresarlas
sin la menor necesidad de ofensa, sino con naturalidad y gracia ‘suma’, este
rol intento asimilarlo siempre, con la espontaneidad de la emergencia, en este
año, donde el Covid-19 tiene espacio y lugar... nada debajo del éxtasis de no
conocer de qué se trata todo esto.
¡Feliz sobrevida!
¡Feliz vida!… ¿un final de 2020 posible?… quizás, sin ser gran visionario,
intentaré hacer un pronóstico de lo que acontecerá en el tiempo por venir.
Lógicamente,
tomando como referencia los meses transcurridos de este año 2020, muy
definitivo, en los fines impuestos por un virus instalado adrede o no, en una
degradada humanidad anestesiada y paralizada ante el potente devenir de una
realidad, ya anunciada a modo de ficción, desde la literatura, la filosofía,
incluso el cine, que se ha cristalizado e instalado en este planeta... fin de
ciclo de vida de una civilización.
En este final de
año 2020, no dudo, habrá muchas protestas en todo el mundo… protestas y
protestas, con razón y sentimiento de indignación y hartazgo por la injusticia
cósmica imperante ante la presencia del castigador virus, sumado a las torpezas
inocultables de todos los gobiernos, que parecen no mantener los principios de
solidaridad, igualdad y fraternidad, ante el Covid-19 reinando, provocando la
caída del sistema neoliberal, ocultada por los poderes, aún hegemónicos.
Los gobiernos se
han olvidado que han sido elegidos por sus pueblos, al menos es lo que parece y
no por los banqueros o las corporaciones élite de los negociados y las estafas.
¿O no es así?… entonces bienvenidas las protestas y las marchas en contra de la
injusticia del consumo impuesto, por el bombardeo mediático permanente, de
cualquier cosa que aliente a anestesiar, a lobotomizar, a perder la calidad de
«ser».
Año 2020, sumados
todos los números da 4. No está mal, el 4 es el número de la perseverancia e
incluso de la templanza y el carácter inagotable… pues el pasado no lo podemos
cambiar… sobre el futuro no sabemos. Ergo… hay que vivir el día a día, como
diría Buddha desde Sarnath, India, hace 2.500 años… así que lo que resta del
2020 vivámoslo día a día, disfrutando como podamos de esta existencia, tratando
en paz y silencio las urgencias más inmediatas de nuestra comunidad... y las
propias.
Nos enfrentamos a una
crisis mundial multidimensional sería. Se precisa acción a escala nacional y
planetaria con articulación adecuada de todos/as... El drama del Covid-19 es un
marco atroz e ideal para promover la acción. De eso se trata mi iniciativa de
modificar rumbos, indispensable ante esta nueva realidad... Nos sobran motivos,
creo no lo ignoran... la resocialización es indispensable para incentivar la
relación, como se impone de manera urgente sea aplicada la Ley de Medios, pues
la libertad de expresión no significa decir cualquier cosa, tiene sus límites
que deviene cuando se propaga el odio y la dignidad de las personas se ven
degradadas...
Los hombres y
mujeres puros, valientes, dignos y éticos, no se asimilan a ser parte de una
historiola de fantoches, escrita por singulares escribas del poder
corporacionista, en la que está en juego el futuro de la humanidad y su
permanencia en este planeta, no nos separa, la política, la economía y menos
aún la mentira. Las fronteras son mentales y aplicadas por los mercaderes de la
muerte.
Como heredero de la
modernidad, fraguada en encuentros y desencuentros, pero siempre fiel a la
tradición de manifestarme en verdad y libertad, indispensables para llevar a
cabo una concienzuda investigación del pasado reciente, tan arbitrario y
mezquino en quienes debieron en tiempo y forma, escribir sobre él.
Soy un
contemporáneo de esta actualidad crítica y de riesgo extremo, y pareciera que
todo se ha fundido en un pantano, eliminando los principios éticos, que hacen
al ser y la comunidad… denunciando a quienes han estafado, robado, asesinado,
violado, mentido, desde sus funciones ejecutivas, legislativas, utilizando
impunemente el término «Justicia», en torpes y oportunistas discursos de mesa
de dinero, simulando un simulacro de gobernabilidad, que no fue tal.
El fascismo ha
retornado disfrazado de partisano, cantando sus vetustos himnos de
discriminación, homologación del crimen y brutalidad en acto. Una tragedia
sobrevuela el mundo, nada debajo del éxtasis y del delirio.
(*) filósofo y
poeta.
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