SOMOS LIBRES, ¿NO?
EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO Y POETA.
No es un problema de escasez sino operar y administrar la abundancia de los 12.000 archimillonarios argentos, que conformaron sus fortunas, especulando, estafando, evadiendo impuestos y sobre todo logrando la rentabilidad que ha quedado en manos de estos mafiosos y sus crías: dramáticamente se naturalizó esta aberración en los pueblos, que mansamente, sin resistir llegaron a "soportar lo insoportable", su modo de permanecer en este planeta, convencidos de que viven en democracia, y gritar con sufrimiento: "Somos libres". Argentina, país con 170 mil millones de dólares debajo del colchón de neo burguesías infectas, sumemos lo depositado en el exterior 600 mil millones de dólares. Nada debajo de la porquería universal; pueden jactarse de comprar el mundo, un demérito... la familia argentina está endeudada, pero puede financiar el consumo, de trabajar ni hablar.
Argentina, una
sociedad que tiende a despolitizarse, deviene entonces en la instalación de
regímenes totalitarios que sobrevuelan la realidad espantosa en la que
permanecemos... no bastan los congresos de la diferencia y homologación de
antagonismos simulados... las movilizaciones que tienen espacio, tienden a
instalar este antagonismo, "no reconocer al otro", la libertad se
encuentra en juego, 'slogans' inoculados por medios mercenarios, en búsqueda de
anular a la otredad, con un sentimiento anti estatista irracional... la salida
es mayor politización en el sentido más amplio del sentido de democracia...
pero no ignoremos que permanecemos en tiempo de pandemia en una Edad Media,
estilo vintage.
¿Cómo construir la
historia argentina del presente en este milenio Covid-19, donde los dioses
subalternos borran unas fronteras, para trazar otras más rígidas y excluyentes?
El mapa actual del
poder, que ha sido diseñado por los administradores del nuevo modelo
capitalista offshore, instalados en los países que conforman el G-20, en
vigencia y aplicado de un modo u otro por los distintos gobiernos que han
sucedido, por demás arrastrados tras los ricachones evasores de impuestos, que
debe pagar el pueblo pobre y sin visión de vida en dignidad y equidad. Un
estado aberrante de cosas, que deja al descubierto a sus «nuevas» víctimas:
cuerpos desplazados como signos de la nueva visibilidad de la pobreza y un
orden disciplinario «legal» que, tras el intento de clausurar etapas de la
historia, pretende ahora ya no regular, sino penalizar a quienes no se ajusten
a sus reglas antiquísimas del funcionamiento social y sus vertientes, determinadas
por supuesto por intereses particulares de índole económica, bajo vigilancia
extrema policial, obediente al poder de las corporaciones.
Penalización y
castigo que amenaza extenderse al uso del lenguaje como intérprete de variados
conflictos y como instrumento revelador de la degradada gramática del poder.
Las mentiras de la política y los políticos, mascotas de multinacionales
corporativas del lucro y la explotación, ya no dejan de tener contenidos
inocultables, que provocan una instancia paradójica en secretos develados, que
todo ciudadano avezado no deja de conocer y deplorar, deviniendo en estos, una
sensación de impotencia e indignación, producida por la violencia diferida del
vector al que apunta la mentira utilizada como símbolo de avanzar sobre los
derechos de los ciudadanos: la necesidad de un sentido que no existe.
Pueblos huérfanos
de un «tiempo sin tiempo», donde el poder simulado en democracias «fingidas»,
abandonan a su suerte y a las consecuencias atroces de vivir sin justicia y
bajo la mirada falaz e irresponsable de los medios de comunicación y el imperio
de las redes sociales tejidas por seres perdidos en el imperio de Twitter y
Facebook.
Internet ha abierto
las puertas del infierno metafórico, a la injuria, las difamaciones, la mentira
instalada por los mercenarios opinadores criminales rentados de medios
mafiosos, la afrenta directa entre las personas, unas contra otras, lo han
logrado, pues todo queda en la virtualidad, lo concreto y el cara a cara, se
diluyó en las nupcias de la web.
En Argentina, como
en el resto de Latinoamérica, la gran mentira de elecciones «libres», donde la
oferta son candidatos clonados: caras de la misma moneda, con discursos
patéticos tendencia outlet, que pactan y pautan, antes del rito eleccionario,
donde los pueblos acuden masivamente con ánimos libertarios, incluso con
alegría dominguera, a hacer valer su derecho obligatorio, votando más de lo
mismo, como dice el bolero «pasarán más de mil años, muchos más» y nada
cambiará.
Como prueba
irrefutable, basta ver en las corporaciones mediáticas, blindan al funcional de
turno, sin nada que lo eleve sobre sus «súbditos»… cómo, de manera grosera,
insultante y atrozmente vulgar, el clasismo se instala cual práctica criminal,
apuntalando logros inexistentes de figuras degradadas de las denominadas
«celebrities escort», plenas de «glamour chatarra siglo XXI», poniendo de
relieve las astronómicas sumas de dinero ganado en negociar su carne, a los que
llegan por sus contactos con el poder empresarial, político, deportivo,
cultural, sin nadie que lo denuncie o al menos lo considere como una apología
del delito flagrante de escupir en la cara de los millones de carenciados, que
lo visualizan ante las pantallas, tomándose como referentes de vida... si se
perpetúan estas prácticas, no esperemos ninguna chance de vida digna de ser
experimentada.
O soy un imbécil o
algo ocurrió que no alcanzo a visualizar, ni experimentar, en mi dinámica de no
adaptarse y organizarse para asimilarse a este tiempo y espacio.
El pensamiento
crítico y apuntalado por el pensamiento y conocimiento adquirido, es
arrinconado, despreciado y perseguido.
Bajo nuevas formas
inquisitoriales, el capitalismo offshore, proyecta su poder, dejando tras de sí
una estela donde la muerte se alza como su valor más elevado.
Pero a no
preocuparse, los medios monopólicos de desinformación, que blindan las
canalladas de ricachones mafiosos, gobernantes inútiles, con fábulas de todo
tipo, son un fenómeno mundial: la prensa diaria, se ha convertido en literatura
bizarra con tendencia comic, «Trust in Trush».
No tener proyecto
de comunidad deviene en no poder dejar de ignorar que lo acontecido en nuestro
pasado constituye un legado a nuestro presente mórbido. Resulta en
inestabilidad política, económica, cultural y social que dejan en un estado de
desequilibrio emocional a la ciudadanía. Triste, pero real y concreto.
Estos ignorantes,
dueños de la vida de los pueblos, hacen y deshacen planes y estrategias, a
«piaccere»: los buenos por aquí, los malos por allá; prohibido mezclarse
colores y razas, para evitar disturbios; se ruega devolver a los insumisos y
poseedores de ideas a su lugar de origen; el origen cierra también las puertas
y la tierra de nadie recoge el desperdicio, restos humanos, respirando la
atmósfera podrida de un nuevo-viejo ciclo que parece eternizarse.
No existen
referencias, todo se igualó por decreto, en nombre del absurdo y de la
vacuidad, más caprichosa. La salud mental bajó la cabeza… pues ¿quién puede
detener todo este alud de incongruencias y patrocinios en nombre de la santa
contradicción? santo y seña, sin mostrar el revés de sus sueños porno.
Los dictadores
profusos, que deciden en qué water del mundo harás tus necesidades, traidores
de ideologías inexistentes, prominentes cuando la luz se apaga… y no dialogan,
no debaten, balbucean a ritmo circadiano, lo que ni ellos entienden, la
justificación es sólo un modo sin modo de hacer que nada modifique su rumbo de
muerte y ausencia de sentido, ¿qué más da? si el enemigo no retrocederá, si los
que resistimos al orden genocida vigente no mostramos ánimos de confrontación,
con ideas, ideales puestos en práctica, ante estas bestias.
Se sepulta así, el
sentido de República y se elimina su destino. Hemos aprendido que la estupidez
es insondable, no tiene límites, es infinita. Me pregunto: ¿a qué hay que
volver o ir, a la desesperación, al escepticismo ya existente o al exilio
involuntario?
Mezcla de huida, de
equívoca esperanza en un ¿regreso sin gloria? Todo ya lo hemos vivido con la
dictadura, el radicalismo-alfonsinista, el peronismo-menemista, la alianza De
La Rúa, los K, Macri cacofónico, hoy Fernández: todo conduce al nihilismo, al
desarraigo, al exilio, a la anarquía, al estoicismo como forma y acto de
vida-sobrevida. No me interesan las opiniones de fanáticos, con Edipos y
Electras asimilados a personalidades obtusas, me hartan.
No ignoremos que el
colapso es una catástrofe que implica el quiebre de instituciones, una ruptura
devenida en la conformación de un nuevo sistema, en nueva normalidad ante la
permanencia del Covid-19 y de los agoreros que anuncian golpes de estado y
demás actos que replican instancias que en Argentina ya hemos experimentado.
Luego, las disculpas fuera de tiempo en programa de TV, con audiencia
expectante y bastante estúpida.
En la historia hubo
muchas crisis pero pocos colapsos; el colapso es el fin de algo, pero no el fin
de la existencia. La víctima más trascendente en las confrontaciones, de todo
tipo, entre los seres humanos, es la verdad, el resto, pura retórica
desgastada, congelada-
«La historia vuelve
a repetirse» dice la canción, que pareciera fuese haber sido escrita no para la
«muñequita dulce y rubia», sino para Argentina y Latinoamérica colonizada por
virus y tendencias imperiales, la mismas historias, los mismos intérpretes de
«número vivo» que se elevan cuando los músculos se inflan en gimnasios y los
tattoos pintan pieles reptilianas, las cabezas rapadas, bottox por doquier, en
fin, la gran secta mononeuronal, como hace años denomino a los neo
intelectuales new age, light, que remasterizan los gloriosos /60, pero en
formato streaming, jamás comprometidos con épicas, a quienes les basta una
neurona para existir. Y el resto, bien como seres heroicos, al margen de toda
esta porquería, deberemos lograr tener un espacio, pues no duden que nada nos
será admitido, no se olviden que pensamos y nos rebelamos cuando el crepúsculo
se prolonga en las cuatro estaciones.
(*) Filósofo y
poeta
No hay comentarios:
Publicar un comentario