SEXO, CONQUISTA Y
COLONIZACIÓN.
FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ.
En la conquista de Canarias –como en América- los dos medios más importantes de financiación eran las indulgencias de las Bulas de Conquista y la venta de esclavos apresados en cada isla. Por exigencia de las bulas era necesaria la “cristianización”. El Papa de turno las concedía para reducir a los infieles y evangelizar a los idólatras. Se demostraba que era un deber “humanitario” que tenía que imponerse a la fuerza ante la “idolatría” y el “salvajismo” de los indígenas que justificaban así la guerra de conquista y posterior colonización de todos ellos. El sexo y la sexualidad –auténtico tabú cristiano- y sus estereotipos asociados van a ser usados por la “intelligentsia” hispana de la época para elaborar una representación identitaria del indígena que legitimen así las nuevas relaciones de dominio a establecer en las colonias. En esa clave hay que leer las crónicas contemporáneas a la conquista y también las posteriores que continúan en la misma tarea de afianzar y perpetuar esa relación de dominio del colonizador frente al colonizado. La exaltación del conquistador y la ninguneación del conquistado
Un ejemplo claro
para Canarias nos lo ofrecen los capítulos que dedica a la conquista de las
islas el cura de Los Palacios –localidad andaluza a unos 25 Km de Sevilla- el
Bachiller AndrésBernaldez en su “Historia de los Reyes Católicos D.
Fernando y Dª Isabel”. Es un documento importante si tenemos en cuenta que
está escrita entre 1488 y 1513, esto es, coetáneo con la conquista y que vivió
en primera fila todas las expediciones que tuvieron su centro en Sevilla.
Bernáldez incluso tuvo alojado en su casa a Cristóbal Colón y fue capellán del
arzobispo de Sevilla D. Diego Deza. De este documento habrá que, en otra
lingada, que aclarar y discutir muchas cosas. Para el propósito de este
escrito, en el Capítulo LXIV (Tomo I) “DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIAS”, cuando
aborda la correspondiente a la Gran Canaria, encontramos una descripción
del vestido de estos “salvajes”-solo en Gran Canaria, porque el resto de los
indígenas viven en pelota picada- y de sus costumbres disolutas, además del
relato de su idolatría, todo lo cual da razón a la conquista. Viene adornada
con una mítica mirada del pobre canario hacia España de donde sabían que les
vendría la ssalvación, pararematar con el retrato de la conversión del
“salvaje” en “buen christiano”, fiel, noble y obediente tras la
colonización;
Antes de ser ganadas de christianos, en todas andaban desnudos como nacieron, ellos é ellas, salvo en la Gran Canaria traian unas bragas de palmas como por gala, ellos y ellas; empero no cubrian bien los lugares inhonestos, porque no eran cerrados por abajo, salvo una cuerda ceñida por las caderas, y de allí colgaban unas flocaduras de palmas ripiadas.
En todas estas
siete islas tenian mucho ganado costumbres de que parecia que Dios les proveyó,
en especial cabras de que comían carne, y leche, é manteca, é queso, é hacian
mantas de los pellejos con su pelo muy sobados é adobados, en que se echaban, é
tamarcos, que se cobijaban algunas veces por el sol, y por el aire, que traian
en los hombros, é en las espaldas. Criaban los niños desque nacian, envueltos
en pellejos de cabritos chiquitos; é de los matrimonios de las mujeres, cada
uno tenia su mujer ó mujeres, empero por muy livianas cosas se partia el
matrimonio, é ellas, é ellos, se comunicaban con quien querían; eran idólatras
sin ley.
En la.Gran
Canaria, tenian una casa de oracion llamaban allí Toriña, é tenian allí una
imájen de palo tan luenga como media lanza, entallada, con todos sus niervos,
de mujer desnuda, con sus miembros de fuera, y delante de ella una cabra de un
madero entallada, con sus figuras de hembra que quería concebir, y tras de ella
un cabron entallado de otro madero, puesto como que queria sobir á enjendrar
sobre la cabra. Allí derramaban leche y manteca, parece que en ofrenda, ó
diezmo ó primicia, é olía aquello allí mal á la leche ó manteca. No tenian
hierro de que se servir, salvo de algunos desbaratos que hacian en los
christianos que les facian guerra, algunas armas é cuchillos se servian.
Sembraban el trigo y cebada con cuernos de cabra metidos en varas, especialmente
en Gran Canaria en lugar de arados, é así volvian la tierra y cubrían el grano,
é cojian en gran multiplicacion de una medida cincuenta é mas; no hacian pan,
salvo gofio envuelto el grano majado con la leche é con la manteca. Fué
preguntado á los mas ancianos de Gran Canaria, que si tenian alguna memoria de
su nacimiento, ó de quien los dejó allí, é respondian: nuestros antepasados nos
dijeron que Dios nos puso y dejó aquí, é olvidonos, é dijéronnos, que por la
via de tal parte se nos abriria é mostraria un ojo ó luz por donde viésemos, y
señalaban hacia España, que por allí habian de ver, é se les habia de abrir el
ojo por donde habian de ver. Son en todas estas islas hombres de buen esfuerzo,
y de grandes fuerzas, y grandes braceros, y hombres livianos y lijeros, y mas
los de la Gran Canaria. Son en todas las islas hombres razonables de buenos
entendimientos, y de agudo injenio, por ser silvestres é pastores ellos y
ellas, y son gente fiel, y caritativa, y de verdad, y buenos christianos.
Le parecía poco
al buen cura sevillano las licenciosas costumbres de ellas y ellos y traslado a
las islas lo que en realidad era una costumbre hecha ley consuetudinaria en el
Medievo europeo del “Derecho de Pernada”. Salvo la poliandria
en Lanzarote no conozco costumbres sexuales indígenas canarias que puedan
apuntar a la existencia de esa costumbre anterior a la conquista. Existió
cuando los “christianos” invasores trajeron las suyas y las utilizaron como
arma de dominio. Todos conocemos bien que los caciques canarios, herederos de
aquellos semifeudales que formaron la clase dominante tras la colonización,
prolongaron ese atropello hasta tiempos muy recientes. Repasemos la literatura
canaria como p.ej. “El Cacique” de Luis Rodríguez Figueroa o nuestra cinematografía
actual como “Guarapo”, de rastro aún vivo en Gomera, y veremos los últimos
coletazos de esta deleznable arma de dominio, por no hablar de los tremendos
relatos y entrevistas de Pako González de las acciones en Tamarán de los
vencedores fascistas de la Guerra de España.
Para ver lo que
nos cuenta el señor cura Bernáldez, del Capítulo LXVI “DE LA ISLA DE
LA GRAN CANARIA, É QUIEN É COMO LAS GANÓ, Y DE SUS COSAS” copio textualmente lo
referente a las Leyes y costumbres de los isleños:
Habia entre
estos canarios hombres fidalgos y caballeros, á quien los otros tenian
acatamiento: habia entre ellos y ellas, diversas leyes y costumbres. Cuando
habian de casar alguna doncella, poniánla despues de concertado el matrimonio
ciertos dias en vicio á engordar, y salia de allí y desposábanlos, y venian los
caballeros é fidalgos del pueblo ante ella, é habia de dormir con ella uno de
ellos primero que el desposado, cual ella quisiese, y si quedaba preñada de
aquel caballero, el hijo que nacia era caballero, y si no los fijos de su
marido eran comunes, y para ver si quedaba preñada, el esposo no llegaba á ella
fasta saberlo por cierto, por via de la purgacion. Esta y otras costumbres
gentílicas y como de alimañas, tenian, y ansí como bestias no habían empacho de
sus vergüenzas, ellas y ellos. Eran grandes criadores de cabras y ovejas, é las
mujeres ejercitaban tanto el trabajo como los hombres, é aun mas, para los
mantenimientos de sus casas. No tenian viñas, ni cañas de azúcar, ni habia en
la isla la riqueza y fertilidad que hoy, salvo figueras muchas; y desque fueron
los christianos, pusieron parras é viñas, é cañaverales de azúcar, é llevaron
ganados, que ellos no tenian sino muchas cabras, é trigo, é cevada; no tenian
caza de conejos; é de un conejo, é una coneja que los christianos llevaron, se
hicieron tantos en tan poco tiempo, que toda la isla era llena de ellos, é les
comian las cañas de azúcar, é plantas, é cuanto tenian que no sabian que
remedio poner; é llevaron muchos perros, é dieron por mucha manera á los destruir
y apocar, y cercaron las heredades que pudieron, y así se remediaron, y tienen
de ellos cuanta caza quisieren é los tornan con poco trabajo
Para caminar
hacia delante con pie firme tenemos que conocer de donde y como
venimos. Sin raíces no hay copa de árbol que pueda dar fruto.
Francisco Javier
González.
Gomera a 23 de
agosto de 2020.
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