JM AIZPURUA
No estoy bailongo,
no: estoy indignado. Y es que leí la magnífica entrevista de Jennifer Jiménez a
Macarena y me quedé perplejo del análisis tan simple y facilón que esta hacía
de la vagabundería municipal chicharrera y las atribuciones que se pretendía en
orden a un tema de delitos de lesa humanidad, que dulcificaba de forma
sorprendente.
El primer error de
concepto de su postura está en la pretensión de buscar acuerdos,
reconciliaciones, buenismos, en algo imposible como un golpe de estado, guerra con
alzamiento, y dictadura genocida. Nada que conciliar si no algo que superar,
cada unos desde sus sentimientos y con solo la obligación de cumplir la Ley y
esta es clara en orden a impedir las alegorías triunfadoras al fascismo, de
Franco, de Mussolini o de Hitler, al margen de sus valores estéticos, o
funcionales.
¿Acaso el pajarraco
de Las Ramblas no es una alegoría al fascismo, al golpe de Estado y a la
dictadura? Pues no hay nada más que hablar: cúmplase la Ley.
Pretender acuerdos
entre bandos de guerra es faltar al rigor histórico y pensar que hubo una
tercera vía, que no existió pues fueron a la guerra. Y no es fácil acordar
nada, ni hay necesidad, pues los fascistas que entonces vencieron, en 1978
perdieron ante la democracia, y la historia desactivó su relato victorioso y
glorioso.
“Resignificar”, es
la más absurda y cobarde postura ante el caciquismo fascista chicharrero, al
que debe resituarse en 2018 y quitarle ese hueso que mantiene gruñendo ante los
débiles ignorantes de lo que significa ese aspecto de la batalla por el relato,
en el que la dulcificación de las posturas fascistas de 1936, permiten a la
derecha española no adoptar las condiciones y los ideales democráticos de la
derecha surgida de la II Guerra Mundial contra el fascismo. Siempre intentó,
cuando se vio perdida, camuflarse de “anticomunista”, pero nunca hubo peligro
comunista en la República, hasta su golpe, y en las elecciones republicanas el
PC obtuvo un exiguo 3,5%.
Ni había comunismo,
ni había masonería, ni había judaísmo, como peligros sociales, lo que si hubo
es un dictador por 40 años que entró pobre y aún hoy día sus nietos son ricos.
Por último, ni
usted ni nadie, puede atribuirse representación de nada referente a la Guerra
Civil.
1978 representa la
terminación del fascismo de Franco y la entrada en una nueva vía democrática
con equiparación a la formulación europeísta en 1986. En esos 8 años de limpieza democrática, el
pajarraco debió ser desarbolado, pero los miedos isleños lo impidieron. En
adelante es la óptica legal de la democracia la que interpreta la corrección de
los espacios públicos, y la Historia la que interpretará, cada uno desde su
óptica, los sucesos que acaecieron.
Ustedes que ahora
están en el gobierno con 180 votos gracias a la sensibilidad de muchas otras
maneras de interpretar la Historia y el Estado, ahora pueden dotar de recursos
para hacer simplemente cumplir la Ley, les guste o no les guste a los
chicharreros recalcitrantes. Las nuevas generaciones así lo merecen.
En Santa Cruz de
Tenerife se está cometiendo un delito de atentado al orden constitucional
democrático y la vulneración del derecho de sus ciudadanos al uso del espacio
público con valores democráticos y ante la dejación de sus funciones de las
autoridades de CC, es el Presidente Sánchez quien debe tomar medidas para
evitar una situación que agrede la sensibilidad democrática ciudadana y de
miles de turistas que pasan diariamente frente a un monumento erigido a un
militar que coge un avión para traicionar y realizar un golpe de Estado contra
el Gobierno legal y democrático surgido de las urnas, que provocará un millón
de muertos y exiliados y mantendrá 40 años de cruel dictadura. Eso es lo que
representa el monumento alegórico de Las Ramblas, Franco cogiendo un avión, edulcorado
como un ángel transportando un héroe, para homenajear la llegada del fascismo
que provocó el exterminio nazi, los fusilamientos y paseos, y la II Guerra
Mundial. No deben jugar con esto.
En el territorio de
la Unión Europea, ese monumento no es aceptable.
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