UN
CAMINO CON MUCHOS
ATAJOS
SI HUBIERAS
ESTADO AQUÍ ES UN LIBRO EN EL
QUE UNO SE DESCUBRE SUBRAYANDO MUCHAS VECES
SUS PROPIAS FRASES
POR SANTIAGO GIL
La vida solo se puede contar desde muchos puntos de vista. Pase lo que pase siempre habrá alguien que
vea con otros ojos lo que miramos, y que esos ojos, o esa conciencia, no
concluyan lo mismo que nosotros. Una novela también es una vida que requiere
muchos puntos de vista. Cecilia Domínguez Luis sabía de antemano que no podía
escribir una historia como la que ha escrito sin esa panoplia de miradas y de
palabras. Si hubieras estado aquí es un camino que se recorre por muchos
atajos. Incluso regresamos muchas veces al lugar de partida tratando de
entender qué fue lo que pasó una noche para que cambiara la vida de todos los que
se van contando.
Aparecen Marta, María, Tono, Carlos o Manuel, cada uno con una
forma distinta de ver las mismas cosas, perfectamente caracterizados a través
de sus pensamientos, sus miedos o sus obsesiones. Y además se van contando en
blogs, en diarios, en notas de un cuaderno o en esos soliloquios que realmente
saben de nosotros mucho más de lo que luego terminamos contando.
No hay nada que no sea grandioso para quien sabe narrarlo. Por
la novela discurre una noche que no termina nunca, ni siquiera cuando cerramos
el libro, porque las noches, como los finales, no terminan en ninguna parte.
Escribir es saber contar. Parece fácil; pero no todo el mundo logra que nos
detengamos en una historia. Hace falta emoción, o ese pálpito que los italianos
llaman maniera, los gitanos duende y los sesudos críticos voz propia. Hay que
saber emboscarse detrás de cada personaje sin llegar nunca a atosigarle porque
no somos siempre los mismos en ninguna parte. Realmente no somos nunca nadie, y
quizá por eso nos escribimos una y otra vez como si fuéramos un personaje, para
entendernos, para salvarnos, y también para quedarnos donde sabemos que solo
somos sombras que pasamos más o menos fugaces según la intensidad con la que
amemos.
A veces también huimos
sin necesidad de marcharnos. Los personajes de la novela de Cecilia Domínguez
también huyen todo el rato hacia ninguna parte, cada uno a su manera, buscando
coartadas o cambiando de ciudad o de casa. Y nosotros nos vamos yendo con cada
uno de ellos, porque en el fondo también leemos para escaparnos persiguiendo la
quimera de cualquier personaje que nos deje ser eternos durante un rato.
Si hubieras estado aquí es un libro en el que uno se descubre
subrayando muchas veces sus propias frases. Se parece a cualquiera de nosotros
aunque no tengamos nada que ver con esa noche ni con los sentimientos que va
deshaciendo poco a poco la biografía de todos sus personajes. Todos estuvimos
alguna vez en todas partes. Cuando lees no haces más que recordar lo que otros
también cuentan para no desorientarse. Y te salvas, como sucede en esta
prodigiosa novela, cuando descubres que los argumentos son siempre
interminable
No hay comentarios:
Publicar un comentario