BIENVENIDA, LEY
DE MEDIOS
Eduardo Sanguinetti, Filósofo Rioplatense
La Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina falló a
favor de la constitucionalidad de la Ley de Medios, tras una batalla legal de
cuatro años con el principal multimedia de Argentina, el grupo Clarín.
Ley de Medios a la cual adhiero desde su promulgación, en
principio por parecerme equitativa, democrática y sobre todo y ante todo porque
considera al receptor de la noticia como un ser libre, en todo lo que ello
implica, y a la comunicación como un derecho humano inalienable. Escuchemos y
respetemos al que piensa diferente.
Adhiero a la Ley de Medios, ante todo y sobre todo por favorecer
al pluralismo, al disenso, a borrar de la triste historia de la comunicación en
Argentina “la información monolítica”, que tantas víctimas ha cobrado en su
accionar cobarde y artero y censor (me cuento entre sus víctimas), al servicio
de los intereses de los sicarios de la comunicación de masas manipuladas por el
interés económico y político, de los asesinos de la libertad de expresión.
No puedo y no deseo dejar de hacer memoria al arbitrario
accionar del multimedio “Clarín” en Argentina y por qué no hacer una similitud
con “El País” del Uruguay, ambos medios cómplices de las dictaduras militares y
democracias neoliberales fingidas. ¡Por favor, que persista la memoria!
Medios que, prestándose a los intereses de las estúpidas
burguesías locales, sin olvidar a los empresarios de nuevo cuño, personeros de
las corporaciones financieras de las multinacionales, conforman la fauna
degradada y corrupta del “Nirvana de la Simulación”, proyectada en los rostros
de los denominados ricos y famosos, donde conviven desde una modelo devenida en
periodista, hasta un escritor espontáneo de fast-food à la carte, posando con
algún político de cualquier extracción, da lo mismo, pues todo se igualó por
decreto.
Un mundo donde pareciera ser lo que debiera; pero, a no
engañarse: la vida por suerte camina por otros senderos, donde la libertad y la
verdad tienen una contracara, tal vez con menos sonrisas, pero con una cuota de
placer legítima y muy gozosa, solo para seres con el coraje de existir en
armonía, dignidad y desobedeciendo al poder de las bestias, que todo lo abarcan
en su afán indisimulado de atomizar a una comunidad temerosa y demasiado
crédula de quienes la manipulan.
Bienvenida la Ley de Medios para todos. Bienvenida en su afán de
reconocer derechos y deberes en la difusión de la información, en libertad de
opinión, pugnando por que no se obstaculice la relación esencial del medio
emisor y del sujeto receptor de la noticia, una imagen ética en espacio de
convivencia de lo que siempre debe haber sido un encuentro de una esperanza
forjada sobre los valores imperecederos de todo lo que implica comunicar.
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