HABLEMOS DE TURISMO .- Tips.
El efecto propina.
L.
Soriano
En
Turismo, servicio es anticipación. En muchos países los empleados del sector,
redondean su normalmente escaso salario
con la esperada propina, que es lo que significa Tip. Una forma de la común “gratuity”. En casi todos ellos
también, en los que viven mayormente de
los ingresos del turismo, no solo se
carga el impuesto, sino el servicio, además de la propiamente dicha factura.
Con lo que salir por ahí cuesta un pico. Si a esto le
sumamos la propina o “pourboire”, asignada en varios países como “obligatoria”
e incluso cargada en la factura de manera inadecuada, el cliente de los
servicios de hostelería y restauración tiene que afrontar a veces hasta un 50%
de incremento, dependiendo del impuesto
que las autoridades fiscales del país hayan decidido aplicar. Así pues la
hostelería está muy mal pagada y somete al que de ella vive a unos horarios
tremebundos, al menos si hay estacionalidad, en la temporada alta. El esfuerzo adicional que se
solicita a este personal del ramo se compensa normalmente con la famosa
propina, tip o gratuity. Lamentablemente en una irresponsable actuación, de
nuevo los gobiernos detraen capacidad de gasto y de vida a los ciudadanos, sin
importarles nada en absoluto sus efectos devastadores. Solo están pensando cómo
es su único empeño final, en asegurarse sus poltronas, sus mega sueldos y
compensaciones, sinceramente despiadadas por falta de sentimiento y
sensibilidad.
Hasta hace poco tiempo, el turismo, los viajes de negocios y los de
placer de alto nivel, lo efectuaban mayormente un tipo concreto de ciudadanos.
Estos, normalmente eran europeos, Americanos del Norte, algunos australianos y
poco más. Africanos escasos, y del resto de las Américas casi nadie. Los
asiáticos eran rarísimos salvo a destinos como Paris y Roma además de algunas
ciudades americanas. Con esto de la crisis, no solo la tendencia y los emisores
de viajeros, sino la diminución de la capacidad de gasto, el aumento de los
impuestos, y de las tasas al consumo a
los propietarios de establecimientos hosteleros, han supuesto un duro varapalo
para ese aliciente que era recibir una buena propina por un buen servicio. En
muchos países es vital, en todo el sentido del término, ya que en la mayoría de
los destinos “económicos” aun no hay salario ni seguro, sino algún tipo de
comisión y la esperada, ansiada y hoy añorada propina. ¿Quien esperaba hace 10
años que el turismo ruso, con las exageraciones que quieran, fuese el gran
nicho de ingresos turísticos que todos se abrogan? O que Brasil fuese el mayor
emisor hacia USA creciendo en un mil por
cien. Hoy en día, en Asia, el turismo ha cambiado de emisor, de olor y de
color, así como de costumbres. La mayoría de los movimientos turísticos en Asia
y extendiéndose al mundo, son Chinos,
Indios, Coreanos, y cada vez mas árabes, sobre todo en temas de Medico turismo.
El antaño europeo, educado, silencioso y
con enorme capacidad de gasto,
está prácticamente desaparecido y solo algún nórdico despistado, o americano aislado, recuerdan la época dorada.
El oceánico australiano llega en masa, pero consume poco y lo de dar
propinas ni se lo plantea.
El
Turista o visitante asiático, ha dejado a los ansiosos y necesitados del famoso
Tip, sin ella, ya que no es en absoluto su costumbre. Incluso en algunas
culturas es una ofensa recibirlas y como no, darlas. En el caso
europeo, los turistas de antaño, encontraban “barato” ciertos destinos y
dejaban también grandes propinas. Esto no es un tema menor, no crean. Ahora,
con los precios actuales y los impuestos actuales, no solo no dejan nada, sino
que exigen mucha calidad y atención, aunque paguen muy poco por el viaje. No
olvidemos que en estos momentos hay más de Mil destinos turísticos consolidados
en el mundo, todos compitiendo entre si de alguna manera. Así pues, estamos una
vez más ante un revolución, en este caso “salarial”, que va a provocar cambios
en el mundo turístico sin duda, y que los gobernantes depredadores de fondos,
se niegan siquiera a sopesar. Sin
embargo si el costo turístico sube, el destino deja de ser atractivo y se
cambiara por otro donde las autoridades fiscales más sensatas protejan a la
industria, dejando margen para que la propina siga fluyendo a los bolsillos de
los trabajadores que puedan fomentar el consumo. No como hacen ahora
reteniéndola para un destino incierto de uso la mayor parte de las veces
incorrecto, poco escrupulosos y sin rigor. A reflexionar.
Reflexiones
L. Soriano
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