VIRGINIDADES

VIRGINIDADES

JM AIZPURUA

Proclamar a la Virgen de la Candelaria condecorada civil, es una españolada acientífica indigna de un futuro del s. XXI y ejemplo erróneo para la educación juvenil. Las personas pensantes y los movimientos progresistas deben oponerse a que la religión siga discriminando en el orden civil, social, que debe ser para todos independientemente del tamaño de sus opciones religiosas. En el Estado laico no deben ser privilegiados los católicos ni ninguna otra religión que deben quedar para el ámbito personal y religioso: nunca civil. Las tradiciones, están par ser superadas, como la esclavitud y el derecho de pernada que en su superación trajeron un proyecto vital más digno y habitable. En el presente superar condecoraciones civiles a supuestas vírgenes es caminar al futuro.

Si cada uno hace su tarea correctamente, quizás se logre un Estado razonable.

El moderno Estado es mas poderoso cuanto más incluible se conforme entre estas composiciones sociales multiculturales, multirraciales y en sus íntimas convicciones diferentes en sus cultos religiosos. Esta es la realidad y son los ignorantes los que no la admiten.

Tenerife, manipulado por unas autoridades erradas y quizás herradas, se aleja del futuro que ya trae el turismo multicultural que se encuentra más cómodo entre lugareños modernos y no talibanes de tradiciones obsoletas con absurdas, aunque respetables a nuestro pesar, pretensiones de vírgenes protectoras contra los demás que en sí mismo es una contradicción para una religión con pretensiones universales.

Yo que nací bajo la protección de la Virgen de Begoña ¿seré hoy rechazado por la Virgen Candelaria? ¿Y que será de los turistas chinos o musulmanes?

Produce sonrojo que estas reminiscencias franquistas tinerfeñas alumbren de nuevo la actualidad cuando ya las jerarquías romanas advierten que estas virginidades nunca existieron.

Dejemos las imágenes en las iglesias, para gozo de sus creyentes, pero no las sometamos al ámbito social donde la respuesta que da la libertad de expresión pueden ser ofensiva para la sensibilidad excluyente de quienes se creen en poder de la verdad absoluta y a sus diferentes los consideran herejes equivocados.

Es demagógico utilizar la religión por los políticos cuando es a ellos y no a las vírgenes a los que corresponde la protección de sus conciudadanos, con sus políticas adecuadas y su honradez de gestión. Es sospechosa su encomienda a vírgenes.