lunes, 21 de mayo de 2018

LA MUJER DE ARENA (NARRATIVA, CONTINUACIÓN) 12


LA MUJER DE ARENA (NARRATIVA,
 CONTINUACIÓN) 12
DUNIA SÁNCHEZ
El niño y su fardo. El fardo y el niño. Paulatinamente la mujer de arena fue sombra de su diminuto cuerpo, tendría 6 años, 7 años, 5 años…no lo sabía. Se arrodilló y con su mano acarició su frente. No, aún no despiertes. Los horrores del ayer, del hoy serán destruidos en la danza de mis manos sobre tu cuerpo. Solo era huesos y carne. Huesos débiles para el continuar de las auroras, carne herida, llagada por la bestialidad negra de la razón de otros. Lo cogió en sus brazos y se levantó, mientras él seguía aletargado.  Y le dio de amamantar, su sangre de inmediato circulaba por su persona. Y le cantó  la canción de la vida, de un nuevo empezar en la distancia de este enrarecido y telúrico lugar. Y le dio de amamantar  largamente hasta que sus ojos se abrieran con lucidez del nuevo camino.  Y le cantó ,
 “Hoy las estrellas te besan,
Te siguen en tu insonoridad.
 Las mareas del ayer
Se retuercen, se eclipsan
En sus terroríficos oleaje.
Y ahora eres tú.
Tú y los otros iguales
Que con sus danzas y alegrías
Calmarán la sed
Calmarán tu hambre
Calmarán tus heridas.
Hoy las estrellas te besan”
Dejo al niño como estaba, en la lentitud de la madrugada sus ojos la miraron y cierta gracia le hizo. No quiso hablar solo se desperezó y se yerto sobre sus piernas.  De la mano se marcharon. De la mano se evadieron de las bofetadas de esa ciudad. De la mano se encontraron con el océano. De la mano ella le habló y le habló. De la mano él seguía callado. De la mano se desprendieron. Un gorrión malherido que reinicia su sendero. El sendero de la inocencia. El sendero de la alegría. El sendero retornada a un vientre para la luz del nuevo amanecer.
“Hoy las estrellas te besan,
Te siguen en tu insonoridad.
 Las mareas del ayer
Se retuercen, se eclipsan
En sus terroríficos oleaje.
Y ahora eres tú.
Tú y los otros iguales
Que con sus danzas y alegrías
Calmarán la sed
Calmarán tu hambre
Calmarán tus heridas.
Hoy las estrellas te besan”
CAPITULO 13
El universo vino en su búsqueda como luz tiznada por el oleaje tranquilo.  El niño, como estrella fugaz desapareció más allá de ese horizonte cerrado a los demás, a los que hacen daño.  La mujer de arena ensimismada se acarició su vientre yermo y tomo aliento, un aliento que la llevaba por las callejuelas de esa ciudad que censura su visión, su conciencia censurada a la realidad que se mostraba en la mayoría de sus hijos.  Continúo en su soledad y silencio al encuentro de pasos perdidos por el casco antiguo. Con su entereza y la ayuda del viento, del viento iba  en su muerte alentando viveza a quien pudiera ofrecer su ayuda.  No lejos, después de girar en una esquina, una mujer, una mujer embebida en la venta de su cuerpo  por unas horas.  Una mujer destronada de la isla por salvar sus paredes, su techo en el ritmo cotidiano de madre. Una madre escondida, una mujer valiente, una mujer que a pesar de su trabajo sus sentidos se orientaban el amor a sus hijos, a su familia, a sus amigos.  De noche se transformaba, era metamorfosis del  entre la veracidad de su yo y  prostituta cuando el túnel oscuro era cuerda floja donde el equilibrio la mantenía. La mujer de arena andaba a pasos suaves, calmos. Desfigurada aquella mujer ella se puso ante ella.
-          ¿Qué haces?
-          Aquí esperando. No me quites el tiempo. Dime si quieres algo o no.
-          No. Solo que dejes de vender tu vida, tu cuerpo.
-          Pero qué carajo dices. Anda con está. Lárgate, tengo que mantener una familia. Bueno y yo porque he de dar explicaciones. Venga…venga. Dime si quieres o no, me entiendes.
-          Vamos.
-          Vamos ,¿a dónde?
-          Se hace tarde y me he de ir. Tal vez , un nuevo comienzo.
-          ¡Estás chalada¡ ¡Lárgate que me encharcas el trabajo¡
La mujer de arena la envolvió en una nube de calima. El viento soplaba más fuerte aún, mucho más de lo habitual. La prostituta de rimen esparcido en sus mejillas, de ojeras que funden un alma fatigada, una mirada ofuscada en la belleza , con unos tacones incrustándose en los adoquines se desmayó.  Entonces, la mujer de arena la recogió, en ella la pesadez de aquel cuerpo derruido en los años, en el castigo y en el rechazo de una ciudad donde  todos duermen ajenos a la verdad ¡Ay la verdad¡ La verdad está en las cloacas del insensatez, de las luchas perdidas para ser vertical en el día a día. Ella, condición vendida por unos billetes para elevar la vivencia de sus hijos alejados de toda  aberración, de tanto y tanto dolor. La llevó allí, donde todos habían partido tal vez para volver o no. Dejo que el siroco se la llevará lejos, muy lejos. Donde el amor abultara en su condición de existir.  Donde  la levedad de la angustia se focalizará en  lo propio. Una mujer  entera, pesada en el devenir de los años, las estaciones en convivencia a ras de la armonía. ..continuará
Publicado por DUNIA para DUNIA SÁNCHEZ PADRÓN ©2007-2018


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