CUMPLAMOS CON
NUESTRAS SERIAS OBLIGACIONES.
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Nuestro único derecho es saber plasmar, sea como sea,
con todos nuestros múltiples deberes.
Si en la vida, queremos acertar, tenemos que ser
largos en las responsabilidades concertadas y muy cortos en los deliberados
olvidos, porque, la necesidad, junto al derecho, andan de la mano y, en la
sensata cordura, está la escondida clave para procurar querer de que no se
pretenda prevalecer sobre ninguno de ellos.
El difícil secreto de la existencia, consiste en hacer
por amor, lo que habría de consumarse por mera obligación. De nada nos vale el
forjar muchas cosas buenas, si no organizamos las que en realidad, deberíamos
de concebir.
Siempre me causó bastante gracia, aquella vieja
patraña del ignorante campesino que, habiendo heredado una cuantiosa fortuna,
llevándose de algunos buenos consejos, la integrara todita en la reservada
entidad de una convincente sucursal bancaria.
A la mañana siguiente,...habiendo pasado toda la noche
en vela, se lo encontraron sentado sobre la acera de la cerrada dependencia y,
al preguntarle qué es lo que allí hacía, a esas tan tempranas horas de la fría
madrugada, replicó:
-.- ¡Aquí, vigilando mi dinero!
Y, lo peor, de todo, vino resultar ser cuando,
acercándose al cajero le dijo:
-.- ¿Qué me dice de mi dinero?
El empleado, tomó el conocido dietario antiguo de
clientes y, hojeando cada una de las hojas del mismo, en voz alta, iba
exclamando:
-.¡Debe-haber, debe-haber!
Y, nuestro pobre hombre, todo encolerizado, le espeta:
-.- ¿Cómo que debe haber? Tiene que estar todo
completo que, ayer mismo, ingresé aquí mis buenas perras.
Lo ya expuesto hasta aquí ahora, más que nunca y de
verdad en serio, viene a pelo con lo que en realidad deseo endosarles.
Cada año, se
nos erizan los pelos, nos tiemblan los saqueados bolsillos y, nos ponemos a
nadar en un revuelto mar de tremendas dudas, pensando únicamente en poder
cumplir como Dios manda, con lo establecido por las españolas leyes, al
señalarnos los tan temidos caminos del Ministerio de Economía y Hacienda, en su
anual declaración de fiscales Impuestos.
Resulta laboriosa la ardua tarea de apelotonar
papeles, comprobantes, múltiples facturas de gastos e ingresos; la enmarañada
telaraña de saber rellenar unos intrincados formularios, los cuales, muchos
cuerdos ciudadanos, sufragando la marcada faena, ponen en manos de expertos
gestores o, directamente y, gratuitamente, se personan en las Oficinas
Principales de la propia Entidad Delegada, para que, decididamente, le
solucionen el tan complejo asunto.
Y, con esto de haberles sentenciados medidas frases
sobre derechos y obligaciones, lo más triste y lamentable, es que tenemos el
innegable convencimiento de que son muchos, pero ¡muchísimos!, los malos
pobladores que se escabullen de estos imprescindibles gravámenes, llamándonos
reciamente la atención, la aplaudida realidad de que, la mayoría de los que
andan percibiendo bajos sueldos, son los que cívicamente, más suelen
“retratarse”, completamente de cuerpo entero y sin errantes demoras de ninguna
especie.
¡Por lo general, tarde o temprano, todo el peso de la
severa Justicia, sin compasión, pero con enmienda, a modo de ardiente rayo
correctivo, caerá sobre el escondido patrimonio de estos tantos ingenuos
“listillos” que, de ninguna forma y manera, por debajo de tensa cuerda,
conseguirán pirárselas saltándose la contrastada vaya, así, como así!
Si, estos insensatos inconscientes, ambicionan vivir
como las hormigas y morir como las cigarras...!allá, ellos!
Hemos sido francos, diciendo lo que pensamos y,
huyendo completamente de la omisión: “El único modo de disimular toda
indolencia”
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