miércoles, 16 de mayo de 2018

CONSTITUCIONALISTAS


CONSTITUCIONALISTAS
JM AIZPURUA
Desde que allá por el S.XII la nobleza castellana descubrió que el pueblo era ignorante y con cuatro perras o cuatro porras se acallaba a los disidentes, hasta nuestros días han seguido con la misma matraca de hacer ver lo contrario de la realidad.
Hoy se llaman “constitucionalistas”.
Los herederos del faccioso alzamiento contra una Constitución que destrozaron y la substituyeron por unos Principios Fundamentales fascistas, hoy se pretenden “constitucionalistas” ante los que históricamente defendieron la constitución, la república y la democracia. Los recién llegados se pretenden catedráticos de algo que desconocen, que interpretan mal y de lo que nunca estuvieron convencidos.
Lo que une a PPPSOE y Cs, no es el constitucionalismo; es el inmovilismo.
Pero un inmovilismo que no arranca en la Constitución 78, sino en una interpretación de la misma, sesgada, sectaria, intransigente, torticera y contraria al espíritu de la Transición que buscaba la superación de las eternas Dos Españas.

¿Debemos admitir el embutido monárquico constitucional? ¿Debemos admitir que Canarias sea igual que Murcia o Rioja a efectos constitucionales? ¿Debemos sacralizar una constitución que no se adapta a la realidad territorial? ¿Debemos aceptar sumisos unas normas constitucionales que permiten la miseria de zonas territoriales, familias de pobreza endémica y trabajadores precarios de mísero salario que no alcanzan ni a sostener a sus ancianos aplastados por sus pensiones indignas?
Los que se oponen a esta componenda, son los auténticos constitucionalistas. Los que intentan plasmar unas nuevas normas constitucionales inspiradas en el espíritu republicano y no en el fascismo franquista camuflado de transición, fórmulas para superar las eternas taras hispanas y no para mantener la actual situación injusta a todas luces y alejada del horizonte de progreso europeo.
El cambio, la superación, les aterra a los falsos “constitucionalistas”, no por el peligro para su patria sino por el peligro para sus cargos y prebendas. Como las oscuras golondrinas, volvieron los mismos apellidos del franquismo a las poltronas del poder.
Una constitución democrática, con la comprensión y voto de la población, es una aspiración de los que nos consideramos “oposición” sea cual sea nuestro pensamiento y lo es por que deseamos dejarles a los siguientes, una auténtica constitución con bases para desarrollar su futuro y desenmascarados a los farsantes “constitucionalistas”.
Los constitucionalistas somos nosotros y no debemos dejarnos arrebatar el título.


 



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