EL OCIO COMO AMOR PROPIO Y RESISTENCIA POLÍTICA
ILKA OLIVA CORADO
Vivimos
diariamente en el trajín de un sistema que nos exprime cada vez más, que nos
roba el oxigeno, extorsiona, manipula, violenta y nos controla; es el sistema
del capital que tiene como objetivo hacer del ser humano un objeto incapaz de
crear, pensar y sentir.
Porque
quien siente, ama; quien crea, florece; quien ama tiene esperanza, y una
humanidad con esperanza es una humanidad que puede cambiar el mundo. Por eso
nos quitan lo más preciado que es el tiempo, por eso nos agotan física y
emocionalmente para destruirnos, para que con culpa nos autodestruyamos y para
que nos marchitemos lentamente hasta extinguir de nuestro ser toda ilusión. Una
sociedad en blanco y negro que es incapaz de disfrutar los colores del
arcoíris. Y que se ha mecanizado en la explotación económica.
Hablar
del tiempo de ocio se ha vuelto un atentado contra la moral, hablar de tiempo
de relajación nos han hecho memorizar que es costumbre de los haraganes y los vagos.
Con el estereotipo vago y haragán en un mundo de autómatas, estos soñadores
tienen la libertad que nos quitado a la mayoría. Solo los locos se atreven a
desafiar un sistema de opresión como en el que vivimos.
Dedicar
tiempo a nosotros mismos es un revolución, es la resistencia permanente como
acto político, es querernos un poco, es conocer el amor propio,
interiorizarnos, consentirnos, cuidarnos: cuidarnos, curarnos y amarnos para
poder entregarnos a los demás, solidariamente.
El
amor propio tiene relación directa con la sensibilidad y con la conciencia
política, quien no se ama así mismo es incapaz de amar a otro ser, el amor es
medular en la resistencia de la humanidad ante este cataclismo que nos quiere
devorar.
El
tiempo de ocio es sinónimo de cuidar nuestro interior, unos minutos al día
dedicados a nosotros mismos, para renovar la energía, para fortalecer el
espíritu, para curar heridas emocionales, para ser. No nos dejan ser. Y
nosotros estamos permitiendo que nos roben lo que solo le pertenece a la
intimidad del alma.
Entonces
el tiempo de ocio se convierte en una herramienta para resistencia, en el
escudo, en un aposento en donde podemos descansar y recobrar ánimo. El tiempo
de ocio es tan nuestro, tan personal que es necesario cuidarlo con rigor, con
celo, con potestad y no desperdiciarlo en el auto engaño ni en el auto flagelo.
La culpa no tiene cabida en nuestro tiempo de ocio.
Hacer
lo que más nos gusta: ejercicio, meditación, cualquier rama de las artes donde
sintamos ese tiempo de ocio como la conexión de nuestro ser externo con nuestro
espíritu. Donde sintamos paz.
Tenemos
derecho absoluto al tiempo de ocio, tenemos la obligación de buscarlo y
disfrutarlo, porque lo único que no nos puede quitar este sistema destructor es
el amor propio, la creatividad y la esperanza. Y es ésa la resistencia política
de la humanidad. Seres que se aman así mismos, que se entregan, que son
consientes de lo que hay a su alrededor y son capaces de crear de las cadenas
de la esclavitud, un abanico de colores que nos unen en la diversidad, la
sensibilidad y la resistencia permanente.
La
belleza de la quebrada es su forma rocosa y el sonido del agua cuando se
desliza sobre ésta, melodía que enamora a las libélulas en invierno; armonía de
la naturaleza y los ecosistemas. Un ser humano sin amor propio no puede
armonizar con la sociedad, nos necesitamos fortalecidos, para ser esa agua de
la quebrada que haga florecer las primaveras.
Audio:
https://cronicasdeunainquilina.files.wordpress.com/2017/12/el-tiempo-de-ocio-como-amor-propio-y-como-resistencia-polc3adtica.m4a
Blog
de la autora:
https://cronicasdeunainquilina.com/2017/12/26/el-ocio-como-amor-propio-y-resistencia-politica/
Ilka
Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
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