¿DEMOCRACIA? ¡JA!
J.M. AIZPURUA
Eran los tiempos en que los fascistas
franquistas, trataban de engañarnos con su “democracia orgánica” oponiéndola contra
la “europea democracia”, corrupta y judeomasónica.
¿Seguimos igual?
Tras su breve estancia redentora en el campo de
la reconciliación transicionista, los herederos del fascismo vuelven a las
andadas cuando la DEMOCRACIA les molesta, y como fulleros esenciales, nos
arrebatan el “marco democrático” y lo substituyen por el “marco constitucional”
sin considerar que este debe ser subordinado y producto de aquel.
Cuando una población, sea nación, región o
colonia, es decir; personas, emiten su voto con la claridad con la que lo ha
hecho Cataluña, la DEMOCRACIA obliga.
El candidato que sacó 4 votos (que era Mariano,
no el grandullón) mientras su oponente sacaba 34, en democracia sana: debiera
dimitir. Si además sus rivales estaban exilados o encarcelados, la elección no
era muy democrática, máxime con Piolín al acecho, y la orquesta sinfónica
editorial tronando con marchas militares y empresarios desfilando.
Hablar de “marcos constitucionales”, “leyes”,
etc. es trampear pues la voluntad
ciudadana es el soporte de la democracia, y sus designios obligan al cambio
de marcos, constituciones y leyes, por lo menos en la DEMOCRACIA que yo aprendí
en los zulos antifranquistas, que demócratas europeos nos enseñaban
clandestinamente.
El camino que la derecha política emprende hoy es
el tradicional que a sus mayores les condujo a la perdida de Cuba y Filipinas;
represión y venganza.
Desde una perspectiva sociológica, la situación
catalana debe resolverse por la interacción del Estado ante sus ciudadanos
catalanes, para evidenciar que en el marco estatal su situación sería mejor que
en el Estado propio independiente. Convenciendo y no venciendo. Pero su
aversión mesetaria a esta Cataluña siempre puntera, faro europeísta, burguesía
brillante y pactista, cuna del progresismo intelectual y político, les
obnubila, y golpean a sus ciudadanos, irrespetan a sus representantes,
boicotean a sus productos (¿no son españoles?), y pretenden caminos de
aniquilación y rechazo de todo su patrimonio cultural y político diferenciado.
Todos sabemos que, sin lucha armada, sin
conflicto bélico, las catalanadas son juegos florales, y es una manipulación de
los torpes políticos pretender peligros en las expresiones democráticas expresadas
en urnas.
Ahora es cuando los líderes de opinión deben
opinar certeramente y la opinión pública catalana meditar sus futuros votos, en
aras de obtener su desarrollo ciudadano. Reprimir, castigar, es la muestra
estéril de la falta de razón.
Perdonar, convencer, sería la muestra de la
grandeza del Estado.
Pero pedir grandeza al Estado que se pretende
Nación precisa de un cambio de timonel y una rectificación histórica.
La “nación española” ha sido quebrada en
Cataluña, pero, el “estado español” tiene una nueva puerta abierta, que
solamente estadistas de altura intelectual, con inglés académico y fluido, serán capaces de atravesar. Caperucita se
comió al Lobo, y los que quieren seguir viviendo del cuento; lo van a tener
difícil.
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