SIGAMOS FASTIDIANDO
GABRIELA WIENER
Como
una felicitación siniestra para estas pascuas, leo en la página de Economía de
El País: “Los trabajadores no tienen derecho a fastidiarte las Navidades”. El
titular habla de la sentencia del juzgado número 10 de lo social de Madrid, que
suspende de forma cautelar la huelga convocada por los trabajadores que ofrecen
servicio de seguridad en el aeropuerto de Barajas. Una afirmación que cogida al
vuelo y leída sin ironía pone en duda, como quien no quiere la cosa, un derecho
inalienable y revela exactamente lo que tiene en mente gran parte de la
patronal de este país: que no hay mejor manera de evitarse un fastidio que
negando a los trabajadores su derecho a la protesta.
Pero
aquí se protesta. Y mucho. En las fotos que ayer compartieron en Twitter Las
Kellys, el sindicato de limpiadoras de hoteles, hay una habitación hasta arriba
de mierda donde parece que hubieran estado de juerga juntos Weinstein y
Strauss-Kahn en versión española. “¡Felix explotación en Noche Buena!”,
escriben recordándonos que el problema no es lo desaseada que esté la
habitación sino la sobrecarga y el poco tiempo que los empleadores les dejan
para limpiarla, diez minutillos de nada para completar cada una de las 20 que
tienen que limpiar al día. En su mensaje prometen liarla con huelgas en Semana
Santa.
Las
Kellys han completado un año intenso de visibilización y reivindicaciones
laborales –criticando los excesos de los empresarios, exigiendo salarios dignos
y no discriminatorios, ampliación de plantillas, límites en el trabajo temporal
y parcial, más conciliación familiar y laboral, mejores turnos y derecho a
descanso entre jornadas, así como jubilación anticipada– y sus voces se han
hecho escuchar muy fuerte como parte del crecidísimo movimiento feminista.
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