BLUES CIRCUNSTANCIAL
POR: EDUARDO
SANGUINETTI,
FILÓSOFO
“En el territorio más rico de la tierra vive
un Pueblo pobre, mal nutrido y con salarios de hambre. Hasta que los argentinos
no recuperemos para la Nación y el Pueblo el dominio de nuestras riquezas, no
seremos una Nación soberana ni un Pueblo feliz” Arturo Jauretche… A modo de
testimonio escrito, replico estas palabras de un prohombre de la Argentina,
nutridas de estremecimiento: un ‘acto de vida’, en desfavor ‘del montaje de la
historia’ que configura un pasado perentorio, oportunista, innecesario, falaz y
sobre todo simulado hasta el hartazgo, por los intentos de dar legitimidad a la
ficcionalización de la historia, de ‘nuestra historia’, muy incómoda quizás,
fraguada en el fogón de los discursos reduccionistas, de las ideologías de
ocasión, presentes en los autodenominados historiadores rentados por el poder
omnímodo, conformado por un grupo de funcionarios que intentan, sin pudor ni
resistencia de un pueblo anestesiado, inmortalizar acontecimientos que jamás
ocurrieron.
Escribo
este editorial, cual “Blues Circunstancial”, impregnado de aires libertarios y
en pleno conocimiento del atroz tiempo por el que atraviesa esta tierra… pues
desde el momento de despertarse por la mañana, hasta el momento de acostarnos,
no se ignora que todo es una farsa, una estafa, una vergüenza. Lo intuimos, lo
sabemos, lo experimentamos, sin embargo, la gran mayoría de habitantes de este
suelo, colabora con la perpetuación del fraude, asimilados a los modos de
esclavitud y explotación de un sistema criminal.
Estos
modos de producir espectros, provocan una crisis ecológica multiforme, que no
deja de afectar a ninguno de los sectores vitales, que resisten a pesar de las
amenazas concretas y repugnantes de los gobiernos psicopáticos, que sojuzgan,
reprimen y roban a diestra y siniestra… confrontan día a día, con una comunidad
temerosa, esperando una réplica que no llega.
Intento
escapar a los lugares comunes y a la política marcada por las corporaciones de
todo tipo, que rigen y dictan, tan afectas a desvirtuar el destino de todas las
naciones de Latinoamérica, con su patrimonio cultural degradado. Solo el
mercantilismo impuso criterios siniestros para la vida en relación de los
pueblos, sometidos a las tendencias anquilosadas, vetustas y consumistas de
importación de lo peor.
Es
evidente que los pueblos se niegan a modificar las reglas de juego de este
sistema de castas donde los ricachones manipulan a gobernantes del planeta.
¿Qué ocurre? ¿Tienen temor a la represalia de estas lacras?, ¿les agrada la
esclavitud a la que están sometidos?, ¿aceptan al dios dinero como deidad
suprema?
Nada
por encima de nuestra libertad, nada por encima de la verdad que debe imponerse
a cualquier costo. Basta de farsa, basta de elecciones fraguadas en los hornos
de las redacciones de los medios, basta de exclusión promocionando a cobardes,
mezquinos, parásitos, incapaces, bocones…
La
libertad se eleva por encima de todos los pactos celebrados en secreto, a
espaldas del pueblo por presidentes traidores, estafadores, mentirosos, en
desmedro de nuestra autonomía. Aun a riesgo de nuestras vidas, debemos
elevarnos más allá del común denominador del yo y ser libres; el resto para
cobardes, no hay espacio para tibios, ¡ya no!
No
olvidemos que aún queda tiempo para asistir al entierro de los muertos
recientes, mañana no habrá tiempo, puesto que los muertos serán dejados allí
mismo donde caen y peor para aquel que derrame alguna lágrima… pareciera que
toda nuestra vida se extiende en una ininterrumpida mañana, que arranca de la
nada cada día… hasta en las redes sociales se siente cansancio, tristeza y
entrega, no lo neguemos.
En
mi poético y patético exilio interior, denuncio la pudibunda plutocracia
neoliberal “new age” camuflada tras la hipocresía de un humanitarismo
‘prudente’, propio a desviar las miradas de la ignominia cotidiana, llevada a
cabo por gobiernos obedientes al denominado “Nuevo Orden Mundial”, donde todo
es conformismo y conveniencia, finanzas y especulación con la vida de miles de
millones de seres, condenados a una esclavitud de por vida.
Es
cierto, puedo molestar y mucho a la derecha fascista, camuflada de progresista
en su levedad y cobardía, en su petrificación y marcado grado de ignorancia
hacia todo lo que tiene de fantástica la aventura de vivir en libertad y
verdad… sin temor a ser irrecuperable para las derechas o izquierdas
mercenarias conservadoras, cuando ya no hay demasiado que conservar, salvo la
dignidad, me declaro insolvente de bienes materiales y de ser funcional a nada
que no lleve a ser autodeterminantes y valientes, en el tránsito por esta
existencia.
No
es casual que me silencie el poder y sus acólitos mediáticos, mercenarios
rentados por unos pesos o una sonrisa a tiempo… responde a un accionar propio
de cobardes y alcahuetes, que han existido a lo largo de la historia, los que
la hicieron y eliminaron, dando espacio a lo que quizás jamás ha acontecido.
Los
caracteres de un hombre libre y los de sus escritos tienen una implacable
simetría, cuando de un hombre libre hablamos… y me pregunto, no está agotado el
lenguaje ante los actos de vida que ya no pueden ser relatados, ni leídos por
lectores espectrales o distraídos. Y ¿qué decir de los libros escritos por
encargo, de la obligación de crear frases y palabras que combinen con las
imágenes en 4D para que conformen un mundo apócrifo?… deviene preguntarse de
inmediato ¿Hay algo más inútil y con mayor pérdida de tiempo y de energía que
escribir una tesis universitaria hoy?
Las
transformaciones de toda índole que son ahora precisas y urgentes no serán
cosecha de los grandes poderes sino de las semillas sembradas una a una, día a
día, por los ciudadanos que se dan cuenta, por fin, de que ahora sí, el destino
está en sus manos. Cada amanecer es ocasión personal para un nuevo comienzo…
En el preámbulo de la
Carta de la Tierra se lee: “Estamos en un momento crítico de la Tierra, en el
cual la humanidad debe elegir su futuro…”. Así empieza. Y así termina: “Como
nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamamiento a buscar
un nuevo comienzo”. La Carta de la Tierra se basa en el respeto y cuidado de la
comunidad de la vida; en la integridad; en la justicia social y económica; en
la no violencia y la paz… y, al final, señala los pasos más importantes del
camino hacia adelante: un nuevo sistema de “Síntesis Minimalista”, donde el consumo
devenga en lo básico e indispensable para todos… el tan ansiado giro de 180º
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