POR FAVOR, NO
REPITAN LA INVASIÓN DE IRAK
POR VICENÇ
NAVARRO
La
gran mayoría de países donde hay un conflicto bélico estaban regidos por
sistemas casi feudales, como lo es hoy Arabia Saudí. En todos estos países
surgieron movimientos laicos progresistas de distintas sensibilidades (que
variaban desde socialistas hasta comunistas) que deseaban cambios profundos en
estas sociedades.
Cualquier
persona que estuviera en Nueva York o tuviera familiares en Nueva York (como
era mi caso) el 11 de septiembre de 2001, nunca olvidará lo que ocurrió en esa
fecha cuando las Torres Gemelas colapsaron como resultado de un ataque
terrorista de las fuerzas militares de Al Qaeda. En torno a 2.600 personas,
todas ellas civiles, murieron aquel día en la ciudad. Pero, por horrible que
fuera lo que ocurrió en Nueva York aquel día, lo peor para EEUU y para gran
número de países estaba por venir. El gobierno federal de EEUU, liderado por el
gobierno Bush junior, respondió con una invasión militar de Irak, con la
intención de eliminar el régimen de Saddam Hussein, presentado (erróneamente)
como el incitador y facilitador de aquel ataque y portador de armas de
destrucción masiva (que no existían). Casi un millón de personas –la gran
mayoría civiles- han muerto desde entonces como resultado de tal invasión y de
la ocupación y conflicto bélico que aquella intervención originó, no solo en
Irak, sino también en todo Oriente Medio. Es cierto que el régimen de Saddam
Hussein fue eliminado. Pero el resultado que la invasión creó empeoró
enormemente la situación en aquel país y en la región. Movimientos
fundamentalistas islamistas surgieron con gran fuerza, el ISIS entre ellos,
que, junto con Al Qaeda, fueron extendiéndose en Irak y en los países vecinos.
El
gobierno Aznar ayudó a tal invasión, y los ataques de Atocha fueron una
consecuencia de ello. El Reino Unido, gobernado por el Sr. Toni Blair, también
apoyó dicha invasión. Hace unas semanas, Blair, a la luz de los horrores que
creó aquella invasión, aceptó que había sido un error. No así el Sr. Aznar, que
previsiblemente, y con la rigidez y falta de comprensión de la realidad
internacional que caracteriza a la derecha española, continuó aferrado a su
visión del mundo. Hoy gobierna en España el mismo partido que la gobernaba en
aquel momento histórico. Y hay el peligro de que el gobierno Rajoy actúe de la
misma manera que actuó el gobernó Aznar.
¿Cómo
está ahora respondiendo el gobierno francés a la masacre de París? Lo mismo que
el gobierno Bush hizo en respuesta a la masacre del 11 de septiembre de 2001
Cuando
la invasión de Irak tuvo lugar, el gobierno francés no la apoyó. Creía, con
razón, que era un gran error. El gobierno federal y el Congreso de EEUU
respondieron a la falta de cooperación francesa con un gran enfado. Según el
Congreso de EEUU, Francia -el aliado más antiguo de EEUU- los abandonaba, e
incluso traicionaba. El plato de patatas fritas que servía el restaurante del
Congreso, conocido como “french fries” (“patatas fritas francesas”) fue
bautizado de nuevo como “liberty fries” (“patatas fritas por la libertad”). El
resto es bien conocido. Un millón de muertos más tarde, los movimientos
fundamentalistas islamistas se han ido expandiendo en toda el área. Y la
situación ha empeorado claramente. Fue la invasión patrocinada por el trío
Bush-Blair-Aznar la que creó las condiciones para que surgiera el Estado
islámico. El Estado iraquí, liderado por el dictador Saddam Hussein, colapsó,
iniciándose las luchas entre las distintas partes y componentes de Irak,
percibiéndose el nuevo Ejército de Irak como un ejército –creado por las
fuerzas ocupantes- carente de legitimidad, visto por amplios sectores de la
población como un nuevo instrumento de represión interna. Fue en este contexto
que aparecieron las fuerzas radicales fundamentalistas islámicas que establecieron
el Califato o Estado Islámico.
Después
de Irak surgió Libia, donde se destruyó el régimen dictatorial laico del
General Gadafi. La novedad fue que esta vez Francia jugó un papel clave en el
cambio del régimen de Libia, bombardeando aquel país, con miles y miles de
muertos civiles. Los portavoces intelectuales del establishment
político-mediático francés, tales como la voz más servil de tal establishment,
el Sr. Bernard-Henri Lévy, presentó tal campaña militar como la “gran defensa
de los derechos humanos que caracterizaba al Estado francés”, frases que fueron
una copia mimética de lo que habían dicho las voces serviles de establishment
político-mediático estadounidense para justificar la invasión de Irak. La única
diferencia era que Bernard-Henri Lévy hablaba del Estado francés (heredero del
imperio francés conocido por su brutalidad en África) y en el caso de Irak se
referían al Estado federal estadounidense (cuyas intervenciones militares
–excepto durante la II Guerra Mundial- se han caracterizado por la ayuda a
dictaduras enormemente represivas). Por lo visto, ni Bernard-Henri Lévy ni las
voces que apoyaron al Presidente Bush junior no se dieron cuenta de la enorme
contradicción de presentarse como defensores de los derechos humanos cuando su
mejor aliado en el Oriente Medio era Arabia Saudí, que es uno de los regímenes
más opresivos y crueles existentes en aquella zona. Y es uno de los mayores
financiadores de los extremistas fundamentalistas islamistas.
Como
era de prever, la caída del dictador, el General Gadafi, creó un vacío de poder
que lo ha llenado el extremismo fundamentalista islamista. Hoy Libia es una
enorme fuente de yihadistas (véase mi artículo “¿Dónde está Bernard-Henri
Lévy?”, Público, 27.11.2013). Y ahora Francia y EEUU están intentando hacer lo
mismo con el régimen dictatorial laico en Siria dirigido por Asad. Y no hay
duda de que ahora los bombardeos del gobierno francés sobre poblaciones
musulmanas que se ha intensificado este fin de semana como respuesta a la
masacre de París, además de aumentar el número de refugiados (ver mi artículo
“Las causas del problema de los refugiados”, Público 09.11.15), aumentarán y
expandirán el ISIS, creando mayor y mayor simpatía por tal organización entre
las poblaciones musulmanas. En realidad, el ataque de los yihadistas tenía como
objetivo crear una respuesta que haría escalar todavía más el conflicto, pues
esta es precisamente la causa de su crecimiento. Y como era predecible, al Sr.
Bernard-Henri Lévy le faltó tiempo para llamar a la guerra en nombre de los
derechos humanos (Bernard-Henri Lévy, “La guerra, manual de instrucciones”, El
País, 17.11.15). Ahora bien, sería un enorme error que España volviera a apoyar
otra invasión, como antes apoyó la invasión de Irak y de Libia. Pero mucho me
temo que el gobierno español lo hará. Y serán años de enormes tensiones, pues
España está en un área muy próxima a varios de los centros del conflicto.
¿Cuáles
son las causas reales del crecimiento del movimiento terrorista fundamentalista
islamista?
La
gran mayoría de países donde hay un conflicto bélico estaban regidos por
sistemas casi feudales, como lo es hoy Arabia Saudí. En todos estos países
surgieron movimientos laicos progresistas de distintas sensibilidades (que
variaban desde socialistas hasta comunistas) que deseaban cambios profundos en
estas sociedades. Cuando los regímenes feudales estaban cayendo, resultado de
su presión, los gobiernos occidentales apoyaron, dentro de las fuerzas laicas,
a las que frenaron el auge de los movimientos de izquierda, a los cuales
reprimieron. El caso más claro fue el nacimiento del régimen de Saddam Hussein,
que se estableció con el apoyo del gobierno del Reino Unido y de EEUU. En
aquellos países en los que no pudieron parar a estos últimos movimientos
progresistas reformistas, entonces apoyaron a los fundamentalistas religiosos,
profundamente antireformistas, como fue el caso de Afganistán. Recordemos que
Bin Laden había estado en la nómina de la CIA del gobierno federal de EEUU. Y
en Siria, el gobierno federal de EEUU junto con el Reino Unido y Francia, ayudó
en su día a los fundamentalistas religiosos en su lucha contra el dictador
laico Asad, con el probable resultado que el colapso de tal régimen
significaría la ruptura de Siria, con una enorme expansión del ISIS en aquel
territorio.
Pero
los yihadistas tienen su propia dinámica, con su fundamentalismo religioso que
está hoy revolviéndose contra sus creadores. Lo que los gobiernos que se
autodefinen como democráticos tenían que haber hecho era no intervenir a favor
de las fuerzas más reaccionarias, que al impedir los cambios estructurales en
aquellos países han perpetuado estructuras enormemente opresivas que están
sojuzgando a sus pueblos y que generan la radicalidad bélica religiosa que los
gobiernos occidentales apoyaron y que ahora se les vuelve en contra. Una guerra
de clases se transformó deliberadamente (en un intento por parte de los
fundamentalistas religiosos de los dos lados del conflicto) en una guerra de
religiones que está recogiendo una enorme simpatía entre los grupos musulmanes
discriminados en los países democráticos (de donde surgen terroristas), siendo
Francia el caso más manifiesto. El sueño de la ultraderecha francesa, que puede
en un día próximo gobernar Francia, y el sueño del ISIS, es que haya una guerra
de religiones, culturas y civilizaciones, favoreciendo así el surgimiento del
nazismo de nuevo en Europa. Y ahí están las raíces del problema, y que los
bombardeos ayudarán a exacerbar y faciitar. Creerse que el problema del
terrorismo se resolverá a base de bombardeos e intervenciones militares en
Siria es tan absurdo como creerse que la invasión de Irak y los bombardeos de
Libia resolverían los problemas del terrorismo fundamentalista islamista. En
realidad, han ayudado a su extensión. Así de claro.
Muy lúcido y certero el análisis de Vicenç Navarro. Gracias Ánghel por compartir estos artículos.
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